Luego de unas elecciones que cuestionó fuertemente, los Estados Unidos se levantan ahora con la noticia de que otro país de su patio trasero se le sale del redil en relación con su más acuciante oponente en el mundo: la República Popular China.
Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
En este contexto, el gobierno sandinista está buscando nuevos aliados poderosos que le permita impulsar su proyecto que implica un importante gasto social. China no es Venezuela, que supo incluirla en proyectos continentales solidarios que le permitieron tener un remanente económico que le dio estabilidad política durante varios años, pero seguramente estará interesada en comportarse magnánimamente con un posible aliado, tan estratégicamente situado, que ya dio muestras en el pasado de una aproximación al escoger el proyecto de un magnate chino para la posible construcción de un canal interoceánico.
El otro aspecto que ha de tenerse en cuenta es la reacción que los Estados Unidos ha tenido en relación con el restablecimiento de relaciones con la República Popular China que, en los últimos años, han hecho Costa Rica, Panamá, El Salvador y Belice.
Cuando El Salvador y Panamá lo hicieron, los Estados Unidos enviaron, ipso facto, emisarios del más alto a nivel a expresar su desacuerdo, mostrar su malestar y presionar para que las decisiones se revirtieran, lo cual a la postre no pasó. En Panamá, China ha propuesta una serie de megaproyectos que son urgente es un país con tanto potencial para el comercio mundial, y los Estados Unidos, a pesar de mostrar su disconformidad, no es capaz de ofrecer alternativas viables a los proyectos de la potencia rival.
En términos generales, pero con repercusión en el caso que tratamos, los Estados Unidos se comportan bastante torpemente con América Latina: la ningunean, no ofrecen suficiente apoyo a proyectos que apuestan por los desarrollos nacionales en los que ellos mismos podrían salir gananciosos, y asumen una actitud moralista hipócrita, que deriva en continuas y crecientes sanciones y distanciamientos, mientras que en otras partes del mundo se hacen de la vista gorda de lo que aquí condenan.
China parece ofrecer relaciones de un corte distinto, y sabe meter la cuña en los sitios que deja al descubierto el Tío Sam. No hay lugar para los vacíos de poder, en donde uno cede espacio, inmediatamente acude el oponente. Quién sabe si este cambio de socio del gobierno sandinista no lleve a retomar el proyecto del canal, mientras Estados Unidos continúa, como en Venezuela, apostando por una oposición de baja calidad, fragmentada, llena de personajillos ambiciosos y miopes políticamente.
En Centroamérica se hace presente, como ha sido siempre, antes entre España y el Reino Unido, entre el Reino Unido y los Estados Unidos, ahora entre este y China, el juego geoestratégico de las grandes potencias. Una Centroamérica unida, aunque fuera solo en la promoción de sus intereses comunes, signados por su envidiable posición geográfica de puente e istmo, podría lograr posicionamientos que le rindieran frutos que redundaran en crecimiento económico y mejoramiento social para las mayorías que, en las actuales circunstancias, salen espantadas buscando algún horizonte que les permita tener una vida digna.
NO hay ninguna rivalidad de China con EEUU. Son estos últimos los que escojen de rivales al mundo.
ResponderEliminarChina no ha invadido prácticamente a ningún país,mientras Washington ha intervenido 50 veces en A.L. y unas 12 veces en Nicaragua.
Bueno es una interpretación sui géneris, Costa Rica estableció relaciones con China Popular desde el 2007, y hasta donde recuerdo Oscar Arias, Presidente de entonces, no era un hombre de izquierdas. Daniel Ortega era una excepción en el mundo, pues solo 17 países, de más de 200 que tiene el plantea, tiene relaciones con Taiwán. ¿Significa eso que eso que más de 200 países están bajo el redil de USA o se salieron de él?
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