Páginas

sábado, 12 de febrero de 2022

México: Morena en la encrucijada

 Morena tiene una enorme responsabilidad en que la Cuarta Transformación no sea un fenómeno pasajero dependiente de un líder moral, que se retirará de la política cuando termine su período presidencial en septiembre de 2024.

Carlos Figueroa Ibarra / Para Con Nuestra América

Desde Puebla, México


El sábado 5 de febrero se realizó en el Monumento a la Revolución de la Ciudad de México, la Primera Convención Nacional Morenista  con una participación  de más de 3 mil militantes y simpatizantes de Morena. El evento  fue un éxito si se toma en cuenta que no solamente asistieron  habitantes de la capital de la república sino también delegaciones de otras entidades que sufragaron su traslado y estancia. El evento es el resultado  de una gran preocupación que invade a un sector muy importante de militantes y simpatizantes  del partido.

 

Se trata de los efectos que ha tenido el enorme éxito de Morena en términos electorales, lo cual es derivado de la aceptación popular hacia Andrés Manuel López Obrador y su gobierno. No cabe duda  de que el éxito tiene sus costos cuando un partido quiere  mantener ideales y principios que lo llevaron a ganar una parte importante del poder del Estado. Los costos del éxito de Morena se revelan  en las dos  preocupaciones fundamentales de militantes y simpatizantes que son críticos del rumbo que está tomando el partido en el gobierno.

 

En primer lugar,  la integración al partido de personajes provenientes del PRI y del PAN que no necesariamente comparten los principios éticos y políticos de Morena y que en la mayoría llegan animados de ambiciones de candidaturas y poder político. En segundo lugar, el que  en el contexto de la llegada de estas personas con la cultura política tradicional de sus partidos de origen  y las propias deformaciones que producen en un partido  el poder y el dinero, Morena termine convirtiéndose en un partido que reproduzca los vicios e inclinaciones de los partidos neoliberales.

 

Los asistentes a la Convención Nacional Morenista expresaron la voluntad de cambiar los órganos de conducción y dirección del partido  e iniciar un proceso para retomar el rumbo de Morena en el sentido de que no se aparte de sus principios,  cumpla cabalmente su papel de pedagogo de la Cuarta Transformación,  conserve su autoridad moral, cuente con órganos colegiados y deliberantes, una sólida formación política, se aleje del electorerismo, se vincule a las luchas sociales, transparente la designación de sus candidaturas y que su órgano interno de impartición de justicia sea parcial.

 

Morena tiene una enorme responsabilidad en que la Cuarta Transformación no sea un fenómeno pasajero dependiente de un líder moral, que se retirará de la política cuando termine su período presidencial en septiembre de 2024. El líder carismático que surge de cuando en cuando,  que ha desencadenado la Cuarta Transformación tiene que ser sustituido por una institución partidaria que garantice la continuidad de la voluntad posneoliberal, la separación del poder político  y el poder económico y la vinculación indisoluble entre la ética y la política. La Convención Nacional  Morenista del 5 de febrero no tuvo un espíritu divisionista ni ánimo golpista.  Lo que existe es una profunda preocupación porque Morena  no deje de ser Morena. O como dijo Andrés Manuel López Obrador en una conferencia mañanera  en 2019: que no se eche a perder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario