Carlos Figueroa Ibarra / Para Con Nuestra América
Conviene recordar la estrategia fijada por Aguilar Camín en mayo de 2020, cuando la primera ola de la pandemia parecía ser una ventana de oportunidades para destrozar la popularidad de López Obrador y la fortaleza de su gobierno: 1. Consolidar “el círculo rojo” (la prensa neoliberal y sus articulistas más prominentes) y lograr que sus opiniones influyan decisivamente al “círculo verde” (la amplia opinión pública). 2. Influir en la Suprema Corte de Justicia para hacerla un ariete contra el gobierno de la 4T declarando inconstitucionales las leyes aprobadas por el poder legislativo en este sexenio. 3. Lograr en 2021 la mayoría en la Cámara de Diputados para acotar drásticamente el poder que hoy tiene López Obrador. 4. Aprovechar la crisis económica provocada por la pandemia. 5. Y una vez desgastado el presidente, hacer del referendo revocatorio de 2022 el escenario en donde se le defenestraría.
En aquel momento, la derecha neoliberal representada por Aguilar Camín, difería de la otra derecha, la encabezada por Gilberto Lozano y el periodista Pedro Ferriz de Con uno de sus voceros eminentes. La divergencia radicaba en que no había que comer ansias y propiciar el derrocamiento inmediato de López Obrador. Lo que procedía hacer era una paciente labor de zapa que estaría rindiendo sus frutos el próximo domingo 10 de abril cuando se haga la consulta revocatoria del mandato del presidente de México.
Hay que reconocer que alguno de los puntos que planteó Aguilar Camín han funcionado. Lo que él llamó “el círculo rojo” está consolidado y más beligerante que nunca. Pero “el círculo verde” está lejos de ser ganado. La lucha en la Suprema Corte de Justicia sigue, existe un paulatino cambio en la correlación de fuerzas, pero la reforma esencial del poder judicial es incierta y la Suprema Corte a menudo actúa en contra de la 4T. También se aprovechó propagandísticamente la crisis económica provocada por la pandemia. En las elecciones de 2021 las derechas lograron un avance en la Cámara de Diputados y el Senado, pero éste fue totalmente insuficiente para generar condiciones para un golpe blando. Y hay que aceptar que en dichas elecciones, Morena sufrió una derrota en la Ciudad de México.
La estrategia de las derechas de desgastar a López Obrador no ha funcionado. Hoy Andrés Manuel tiene aproximadamente 70% de popularidad, mayoría holgada en la Cámara y el Senado después de las elecciones de 2021. Y el domingo 10 de abril veremos si resulta cierto que la consulta revocatoria logra su propósito de lograr que AMLO se vaya antes de tiempo.
Esta situación nuevamente ha provocado una diferenciación de estrategias de las derechas. La derecha neoliberal está propiciando el abstencionismo como puede verse en la consigna blandida en las manifestaciones realizadas el domingo 3 de abril en diversas ciudades: “Terminas y te vas”. Consigna de derrota: no hay que participar en la consulta revocatoria, porque AMLO la ganará. Mejor hacerle el vacío y esperar al 2024 para que se vaya. La derecha neofascista en cambio sigue urgida: está llamando a votar NO en la consulta para que AMLO se vaya desde ahora. Interesante el cartel propagandístico de FRENA: “Sales a votar por la revocación #10 de abril o entregas a México al comunismo. #Lópezalrancho”. Anticomunismo, racismo y clasismo en pocas palabras.
Difícilmente la consulta hará votar a los 37.5 millones de electores (40% del padrón electoral) necesarios para que la misma tenga un efecto vinculante. El Instituto Nacional Elector, de árbitro electoral ha devenido en ser parte del arsenal opositor: instalará 57,000 casillas en lugar de las 160,000 necesarias (36%) alegando que el gobierno no le quiso dar el presupuesto necesario para hacer el ejercicio de revocación de mandato. No ha hecho mucha publicidad y ha puesto el inicio del feriado de semana santa para la realización de la consulta. En lugar de luchar porque gane el NO en el mismo, la derecha neoliberal le apuesta a una baja votación para deslegitimar la jornada democrática.
Todo parece indicar que el grito de “Terminas y te vas”, es síntoma de que las derechas siguen en su laberinto. Veremos.
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