El INE es una entidad que a consideración de los principales actores del gobierno nacional y de los partidos políticos en el poder: Partido del Trabajo (PT), Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y Partido Verde Ecologista de México (PVEM) ha hecho lo mejor posible para obstaculizar el mejor desarrollo de ese ejercicio de revocación de mandato. Incluso el mismo presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, ha criticado que “los reiterados intentos de algunos actores políticos por entorpecer y obstaculizar el buen desarrollo de este ejercicio, al negarle al INE los recursos necesarios”.
En otras palabras las autoridades del INE han sido las que han tomado las determinaciones para que no se instalen el número necesario de casillas en todo el territorio mexicano para que los ciudadanos se expresen en torno a esa consulta. Lo que seguramente va a inhibir el número de los ciudadanos que concurran a manifestar su opinión. Especialmente en los lugares rurales donde se han instalado casillas a más de cinco horas del lugar de residencia.
La justificación de no instalar más casillas, se argumentó por parte de los directivos del INE, es que no se autorizaron los recursos suficientes. A la par de que esos mismos directivos del INE, en su calidad de ente autónomo del Estado mexicano, no han querido reducir sus salarios y prerrogativas como lo ordena la Constitución, y como lo ha hecho el primer mandatario. Incluso se ha reconocido que las elecciones mexicanas son las más caras del mundo por el gran dispendio que hace el INE. Esta situación ha agravado la crisis de credibilidad en ese Instituto, a la vez de que ha asumido un papel protagónico de oposición frente al gobierno federal. A la vez de que los partidos opositores como el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN) y Partido de la Revolución Democrática (PRD), también se han sumado a la campaña en contra de la participación ciudadana en la referida consulta de revocación de mandato.
Es claro que los partidos de oposición han lanzado una serie de campañas mediáticas, políticas y sociales contra el presidente AMLO y los partidos que lo apoyan, para deslegitimar su gobierno. Pero resulta que todos esos partidos se han unido con el afán de restarle poder y legitimidad al gobierno lópezobredorista. Sin embargo, en este momento en que pueden “conseguir” una amplia participación sobre todo en las clases y capaz medias conservadoras para que concurran a la consulta y ganen la mayoría del sufragio en contra del gobierno de AMLO, se rehúsan a participar.
En otras palabras, lo que sucede en el real escenario político mexicano es que la oposición aglutina a una minoría de la población (un poco más de 20 millones de mexicanos) que sabe que no ganaría al grueso del electorado mexicano proveniente de los sectores populares y medios progresistas que se identifican y comulgan con el proyecto de la llamada Cuarta Transformación (4T).
En ese escenario la llamada oposición conservadora mexicana, es una minoría que seguramente perderá abrumadoramente. Pero para no legitimar la propuesta del revocatorio de mandato, lo mejor para los partidos de la oposición de derecha, ha sido llamar a la ciudadanía a no participar en la consulta y con ello inhibir la participación popular. Llamado muy difícil que se cumpla si la mayoría de los ciudadanos mexicanos se han visto beneficiados por los programas sociales y económicos del gobierno de AMLO. Programas que han sido un tremendo alivio en medio de la crisis heredera del régimen neoliberal, por la pandemia global y hoy recrudecida por los efectos económicos del conflicto en Ucrania que ha estimulado la elevación de los precios de los alimentos y los energéticos.
A la vez, en la coyuntura política mexicana en el contexto de la revocación de mandato, va a salir a la luz si se da una ampliación participación popular, la concurrencia de los ciudadanos a las casillas, y por tanto la alta aceptación que el gobierno de la llamada 4T tiene en el seno del pueblo mexicano. En otras palabras, una alta opinión favorable a la continuidad de AMLO, mostraría el desarrollo alcanzado por la democracia participativa que él ha alentado y propugnado. Haciendo de ella también un ejercicio reiterado del crecimiento de la conciencia política mexicana. Conciencia que ha generado un debate donde los sectores sociales y políticos favorables o contrarios a la 4T, han politizado la vida nacional, haciendo emergen diferentes posturas que hoy con toda libertad de criterios manifiestan sus respectivas posturas. Lo cual oxigena la democracia mexicana y la hace mucho más plural, generando así una deliberación más rica y productiva para fortalecer los distintos proyectos de nación que beneficiarán a mediano y a largo plazo el desarrollo de la nación y sus instituciones.
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