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sábado, 25 de marzo de 2023

Incertidumbre y turbulencia, signos de época

 ¿Cómo será caracterizada nuestra época en el futuro, cuando nosotros ya no estemos y los historiadores tengan claras las señales que hoy no vemos, pero que ellos podrán ver nítidamente, incluso aquellas tendencias subterráneas a las que ahora no prestamos atención, pero que ya se están manifestando?

Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica

Las dificultades que tiene, para poder acceder a un conocimiento coherente u objetivo de la época en la que vive, quien intenta situarla en el torrente de la historia, han sido objeto de la preocupación de filósofos y científicos sociales. Hegel, por ejemplo, era partidario de alejarse de lo que hoy llamaríamos el objeto de estudio, y para ello consideraba que quien lo intente tiene dos herramientas para hacerlo: alejándose físicamente o con los instrumentos de la ciencia.
 
Sabemos que la distancia física o temporal “limpia” nuestra visión de hechos o acontecimientos de los que, en el momento en el que suceden y estando nosotros implicados, no podemos tener una visión libre de las subjetividades que nos dominan; pero pasado el tiempo, serenamente, logramos un cuadro más completo y desapasionado que, seguramente, se aproxima más a lo que realmente sucedió.
 
Por otro lado, una de las aspiraciones centrales de las ciencias sociales y humanas modernas ha sido, precisamente, desarrollar instrumentos teóricos y metodológicos que permitan acceder a lo que se conoce como el conocimiento objetivo, es decir, uno que no esté cargado con esas subjetividades.
 
¿Qué posibilidad tenemos, entonces, de que la caracterización que hagamos de estos años iniciales del siglo XXI identifique con propiedad las tendencias que predominarán y perfilarán la sociedad que prevalecerá en el futuro? Seguramente en mucho fallaremos, pero eso no inhibe que podamos intentar identificar problemas que parece que son cruciales y que, tendencialmente, afectarán el futuro de la humanidad.
 
Uno de ellos pensamos que es el que tiene que ver con la incidencia que está teniendo la actividad humana sobre los ecosistemas terrestres, que está modificando el clima y pone en entredicho la propia sobrevivencia de la especie. Ha sido en nuestra época cuando, por primera vez, aparece con evidencia esta problemática; cuando lo que hace el ser humano es crucial para la vida de les generaciones posteriores. Nunca como ahora el posible panorama apocalíptico del futuro había sido sustentado con la pertinencia con la que ahora lo hace la ciencia.
 
Por otra parte, pareciera que estamos viviendo una época de tránsito, quién sabe de qué amplitud temporal, de un tipo de organización social a otro. Tal vez se trate de una crisis del modo de producción capitalista o, tal vez, de un tipo de crisis más amplio, que incluya al sistema capitalista, pero vaya más allá y se trate de una crisis civilizatoria. 
 
Esa crisis está teniendo expresión en hechos particulares que tal vez ponen en evidencia los procesos que están agotándose, los límites que está encontrando la forma en la que la sociedad humana se ha organizado durante los últimos ¿setenta años, doscientos años, cuatrocientos años? Es decir, ¿cuál es la profundidad de este reacomodo que estamos viviendo, se trata del tránsito de un mundo unipolar a otro multipolar, en el que el ordenamiento social seguirá siendo capitalista, o asistiremos al perfilamiento de otro tipo de sociedad? ¿Cuán violentos serán los terremotos sociales, políticos, económicos y culturales que acompañarán a esta época de posible tránsito hacia “otra cosa”, que ya no será la sociedad capitalista como la hemos conocido hasta nuestros días?
 
Inmersos como estamos en las turbulencias de la época de tránsito, nos es difícil responder con certezas, y damos palos de ciego tratando de identificar en dónde aparecen los destellos que anuncia el nuevo tiempo que parece que pugna por nacer, pero no lo logra.
 
De ahí la incertidumbre que prevalece, ese no saber hacia dónde vamos, cuáles son los referentes que podrían orientar. Esos parecen ser signos de nuestra época tal como nosotros la vivimos: la incertidumbre y la turbulencia.

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