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sábado, 24 de junio de 2023

Estados Unidos y el (des) orden mundial

 Los 100 años del natalicio del ex secretario de Estado, Henry Kissinger, sirven para recordar que ha señalado que los ciclos del orden internacional, basado en el equilibrio de poder, se ha ido reduciendo.

Fernando Ayala / www.othernews.info

Estados Unidos ha cosechado importantes logros en política exterior, como no se veían desde la caída del muro de Berlín. Ha redefinido sus intereses en términos de seguridad nacional y busca imponer un nuevo orden mundial donde los países de la Unión Europea y de la Alianza Atlántica pasan a ser actores activos. 1. Todos ellos han asumido que las amenazas a la hegemonía occidental provienen desde China y Rusia. 2. Sus socios y aliados aceptaron aumentar el gasto militar al 2% o más, del PIB, donde llama la atención el rearme alemán, de triste memoria para franceses y otros países europeos. 3. Alinear contra la agresión rusa, a la casi totalidad de los países que conforman la OTAN, extendiéndola a Suecia y Finlandia. 4. Acrecentar la influencia del comando militar de Asia Pacífico involucrando a Australia, Reino Unidos y Washington en el AUKUS, que sumará submarinos nucleares a Camberra. 5. El rearme de Japón, único país que ha sufrido los horrores de dos bombas atómicas y que inquieta seriamente a China y coreanos por su pasado colonial, junto con el aumento de la cooperación militar de Estados Unidos con Filipinas, más los 30 mil soldados desplegados desde 1953 en Corea del Sur.
 
Este gran giro de los países occidentales responde a la lógica del poder y del realismo en política internacional, ya descrita por los teóricos en el siglo XX. El más fuerte impone condiciones y garantiza la seguridad de los más débiles que aceptan su hegemonía. Estados Unidos convenció a la UE que pueden constituir un tercer polo de influencia debido a su riqueza económica, científica y cultural, pero que, sin cañones, no sirve. Otra gran victoria es que los partidos republicano y demócrata comparten plenamente esta agenda y percepciones respecto a frenar la influencia global que busca China. Parte del mérito en esta nueva política exterior, es del expresidente Donald Trump, quien no se cansó de repetirles a sus socios que gastaban muy poco en defensa y no ocultó su política de hacer de China el blanco de sus críticas.
 
Los 100 años del natalicio del ex secretario de Estado, Henry Kissinger, sirven para recordar que ha señalado que los ciclos del orden internacional, basado en el equilibrio de poder, se ha ido reduciendo. La paz que entregó la derrota napoleónica y el congreso de Viena duró 100 años. Con el término de la Gran Guerra, en 1918, Europa vivió las consecuencias de Versalles y un desorden internacional que llevaron a la Segunda Guerra Mundial y el establecimiento de un orden basado en la visión de los vencedores y bajo dos bloques militares, hasta la Caída del Muro de Berlín. Ahí entramos en un mundo unipolar que parecía tendría larga vida, hasta que de pronto aparece China, crecida bajo el alero de Estados Unidos que le ha formado miles de Phd, que entraron a sus centros tecnológicos y transfirieron conocimientos, diputándole en un tiempo más breve que el proyectado por los analistas, grandes espacios geopolíticos usando una hábil combinación de poder blando, la Ruta de la Seda, y duro, con el fortalecimiento de su capacidad militar, como lo demuestra recordando que Taiwán es parte de una sola China. A ello suma su alianza sin límites con Rusia. ¿Y qué pretende la estrategia occidental con este último país que tiene 17,1 millones de kilómetros cuadrado, 145 millones de habitantes y poder nuclear? ¿yugoslavizarlo?
 
Este eventual nuevo orden tiene su contraparte no solo en China y Rusia, sino también en países como India, Brasil, Sudáfrica, o Turquía, que hace casi 25 años espera ser admitido en la UE. Las nuevas amenazas como el cambio climático, la deforestación, la pobreza, el hambre, desnutrición, el aumento de población, emigración y otros, ocurren en vastas zonas del planeta donde China ha sembrado influencia desde hace décadas, sin dar golpes de Estado y sin instalar bases militares. Vemos hoy una reacción y cambio de Estados Unidos y sus socios europeos por acercarse y frenar la influencia de China que pasó a ser el primer socio comercial para un sinnúmero de países. Finalmente se cruzan algunos hechos: las próximas elecciones en los Estados Unidos, la guerra en Ucrania, las tensiones en los Balcanes, el despliegue de bombas nucleares tácticas en Bielorrusia, el debilitamiento de algunas alianzas de gobierno en Europa y el crecimiento global de la de las derechas. En algún momento se cruzará en el debate presidencial estadounidense, el tema de si vale la pena seguir financiando la guerra en Ucrania. El realismo en política internacional, donde los estadounidenses tienen a grandes maestros, y también a muchos aislacionistas, podría llevar a algunos de los candidatos a proponer decisiones pragmáticas para sentar en la mesa de negociaciones a rusos y ucranianos, con el aval de la OTAN y de China.
 
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*Embajador, economista de la Universidad de Zagreb y Máster en Ciencia Política de la Universidad Católica de Chile. Ex Subdirector de asuntos estratégicos de la U de Chile y ex Subsecretario de Defensa. Fue embajador en Vietnam, Portugal, Trinidad-Tobago, Italia y ante las agencias de la ONU con sede en Roma.

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