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sábado, 29 de septiembre de 2012

Chile y Camila Vallejo: “Nuestra apuesta es sacar a la derecha”

Segunda parte de la entrevista que Marcha realizó con Camila Vallejo, dirigente estudiantil, vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y militante de las Juventudes Comunistas.

Dolores Liaudat / Marcha (Argentina)

Camila Vallejo, dirigente estudiantil y militante del PC chileno
-En octubre se realizarán las elecciones municipales en Chile, ¿cómo atraviesa la coyuntura electoral al movimiento estudiantil?

-Es un tema, porque, por ejemplo, en el mundo secundario donde hay dos organizaciones relevantes, la ACES (Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios) y la CONES (Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios), y ya se han presentado diferencias. La ACES llama a boicotear las elecciones y la CONES no está de acuerdo con esa postura. A nivel universitario nosotros no hemos debatido esto. Y en otras organizaciones del mundo del trabajo tampoco se han construido acuerdos. Tenemos importantes diferencias sobre como plantearlos a nivel electoral. Yo soy militante del PC y nosotros tenemos una disputa electoral y vamos a ir a disputar las municipales para instalar ejes programáticos que nosotros creemos que son representativos del movimiento del cual hemos sido parte pero hay otros que no están de acuerdo. Hay otros partidos que son extraparlamentarios, como el Partido Igualdad u otros colectivos, que también están en la disputa.
Hay diferencias por esto en el plano electoral porque nosotros creemos que esa determinación de la ACES de funar (escrachar, NdR) las elecciones va a hacer pagar costos por pecadores, va a limitar la táctica o proyección política de otros sectores de izquierda en el plano electoral y puede quizás hasta beneficiar a la derecha. Este es un tema que está en boga ahora porque ha hecho la ACES un llamado a nivel mediático. Se ha tomado mucho por los medios que aprovechan ese discurso para centrar todo el debate en si se impugnan o no las municipales y como eso divide al movimiento social.

-Pero dentro de la CONFECH, ¿pueden afectar el nivel de unidad alcanzado las diferentes tácticas frente a las elecciones?

-Nosotros no queremos que eso pase. Es legítimo que tengamos distintas visiones. Hay algunos compañeros del movimiento que están en contra de la institucionalidad en general y que quieren funar todo el proceso por el descontento que tienen en ese plano. Pero no queremos que eso termine limitando o encubriendo el debate importante en torno a la educación u otras reformas sustantivas que se tienen que hacer en materia de derechos básicos que en Chile no tenemos garantizados. Es un desafío nuestro que tenemos que resolver prontamente porque si no vamos a terminar avanzando por carriles totalmente distintos y eso va a generar una división.

-Vos hablabas de que el cambio en la educación merece un cambio sistémico, ¿se ha avanzado desde el movimiento estudiantil en plantear demandas en articulación con otros sectores en lucha para poder encarar una transformación más profunda de la sociedad?

-Se ha avanzado lento, pero se ha avanzado. Yo creo que nos falta más esfuerzo, más trabajo en esa dirección. En algunas regiones se han constituido mesas sociales, asambleas territoriales, ciudadanas donde participan estudiantes, trabajadores, diferentes organizaciones y está teniendo su fruto. Pero falta ponerse más las pilas en eso. Hay mucho sectarismo en el movimiento social y hay que superarlo, hay que superar el debate geométrico sobre quién es más vertical o más horizontal y plantearse los objetivos de fondo en los que creo que estamos todos de acuerdo. Son cuestiones tan básicas como que en Chile el carácter del Estado debe ser distinto. Necesitamos un Estado que garantice derechos fundamentales de carácter universal. Un Estado que garantice el derecho a la salud, a la educación, a un trabajo digno en buenas condiciones, el derecho que tenemos los chilenos y chilenas de ejercer soberanía sobre nuestros recursos naturales. Hoy todos nuestros recursos naturales están en manos de privados, estamos regalando nuestros recursos a las multinacionales extranjeras. Hay poblaciones enteras que de aquí a mañana pueden tener cáncer por la contaminación de las aguas de su deterioro. Y a su vez el cobre es el caso más emblemático de saqueo: somos uno de los principales exportadores del cobre pero somos dueños de sólo un 30% y toda la riqueza que genera el 70% restante se la llevan los extranjeros casi gratis. Entonces ¿qué soberanía tenemos sobre nuestros recursos naturales? Y no es por una cuestión meramente económica sino que con esos recursos podríamos garantizar nuestros derechos y cuidar el medio ambiente controlando el deterioro que las transnacionales ejercen. Otra cosa fundamental es la soberanía política. Sentimos que las decisiones fundamentales las está tomando una elite política que además está estrechamente ligada con poderes económicos muy grandes. Entonces siendo esos los objetivos fundamentales tenemos que ver como superamos las diferencias de forma para empezar a avanzar en el horizonte común que es compartido con varias organizaciones.

-¿Las movilizaciones estudiantiles han aportado a la deslegitimación y descrédito del gobierno de Piñera? ¿Ves posibilidades en el corto plazo de generar una alternativa real de gobierno desde el campo popular?

-Definitivamente nosotros contribuimos a poner en evidencia la ilegitimidad del sistema político pero porque es una realidad material, no porque nosotros lo hayamos inventado. Es porque hace mucho tiempo que esta institucionalidad no está dando abasto y ha llegado un punto en que es necesario plantear que el periodo de transición política a la democracia ya se acabó. Ahora hay que construir esa democracia y para eso se necesita un proyecto de mayorías, un proyecto unitario transformador que se ponga como objetivo radicalizar la democracia en Chile en distintos aspectos y eso tiene que venir del plano popular pero también tiene que ser capaz de generar alianzas. Hoy día, por ejemplo, en Chile está muy en disputa el centro político, cuando el centro político se va a la derecha a todos nos daña, a la izquierda y a los trabajadores. Cuando vemos por ejemplo que la Democracia Cristiana dialoga con la derecha, eso es un problema para nosotros porque genera una mayoría política que se contrapone a las necesidades y las demandas de las mayorías sociales. Entonces el movimiento social tiene que generar un proyecto alternativo que tenga base popular, que sea representativo del mundo popular pero que también permita generar correlaciones de fuerzas con el mundo político para ser implementado. Esa es por lo menos mi visión, tenemos que avanzar en ese sentido. Tuvimos experiencias en Chile, que también tuvieron sus errores, pero avanzaron en ese camino como el Frente popular con Pedro Aguirre Cerda o la Unidad Popular con Allende. No queremos repetir la historia pero creemos que por ahí está la estrategia, en generar la unidad de sectores democráticos, de izquierda y progresistas con una cohesión en lo programático y dispuestos a disputarles el poder a los sectores reaccionarios que quieren reproducir el statu quo, que quieren mantener un modelo basado en el lucro a costa de nuestros derechos y de nuestro trabajo. Yo creo que hay que avanzar en esa línea y hay posibilidades, estoy dispuesta a construir ese camino con todas las organizaciones que estén dispuestas a avanzar en ese sentido.

-Sabiendo que muchas veces ese tipo de alianzas políticas con sectores que como PC se ubican dentro del arco del centro político va en detrimento de alianzas con gran parte de la izquierda ¿su apuesta de cara a las próximas elecciones va a ser de alianza con la Concertación?

-Nosotros como PC hemos generado históricamente muchos espacios para intentar articular con la izquierda como el “Juntos Podemos” y el “Juntos Podemos Más”. Siempre hemos estado dispuestos a la unidad. Y entendemos que cuando hacemos pactos electorales con la Concertación o con sectores de la Concertación se generen roces con el resto de la izquierda porque la desconfianza es legítima. La Concertación tuvo 20 años para cambiar las cosas y la verdad es que poco o nada hizo, por omisión, por falta de compromiso o por no poder porque la derecha obstaculizaba siendo oposición en ese momento. No hizo grandes cambios y obviamente hay un cuestionamiento. Pero es legítimo que los partidos tengan sus tácticas, y nuestra táctica hoy en día es desplazar a la derecha por eso empezamos a ver si es posible con sectores de izquierda y con sectores de la Concertación avanzar en ejes programáticos que todavía realmente no visibilizamos. Porque tú puedes ver que la actuación en este momento de la Concertación es muy errática. No tienen un proyecto claro y menos van a saber cuál es el programa de gobierno para el próximo año, su único salvavidas es Bachelet. Y entonces yo creo que es algo que hay que ir viendo y en la medida en que haya disposición de sectores del centro y de la Concertación que puedan tensionarse hacia más a la izquierda, no en términos electorales simplemente sino en términos programáticos, vamos a querer que así pase porque queremos ser una mayoría que contrarreste un poco a la derecha, pero es algo que no tenemos asegurado. Nuestra apuesta en primera instancia es sacar a la derecha, pero en segunda instancia hay que construir la alternativa y eso se basa en ideas, en programas, en un proyecto que todavía está en discusión.

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