Segunda parte de la
entrevista que Marcha realizó con Camila Vallejo, dirigente estudiantil,
vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y
militante de las Juventudes Comunistas.
Dolores Liaudat / Marcha (Argentina)
Camila Vallejo, dirigente estudiantil y militante del PC chileno |
-En octubre
se realizarán las elecciones municipales en Chile, ¿cómo atraviesa la coyuntura
electoral al movimiento estudiantil?
-Es un
tema, porque, por ejemplo, en el mundo secundario donde hay dos organizaciones
relevantes, la ACES (Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios) y la
CONES (Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios), y ya se han
presentado diferencias. La ACES llama a boicotear las elecciones y la CONES no
está de acuerdo con esa postura. A nivel universitario nosotros no hemos
debatido esto. Y en otras organizaciones del mundo del trabajo tampoco se han
construido acuerdos. Tenemos importantes diferencias sobre como plantearlos a
nivel electoral. Yo soy militante del PC y nosotros tenemos una disputa
electoral y vamos a ir a disputar las municipales para instalar ejes
programáticos que nosotros creemos que son representativos del movimiento del
cual hemos sido parte pero hay otros que no están de acuerdo. Hay otros
partidos que son extraparlamentarios, como el Partido Igualdad u otros
colectivos, que también están en la disputa.
Hay diferencias por esto en el
plano electoral porque nosotros creemos que esa determinación de la ACES de
funar (escrachar, NdR) las elecciones va a hacer pagar costos por pecadores, va
a limitar la táctica o proyección política de otros sectores de izquierda en el
plano electoral y puede quizás hasta beneficiar a la derecha. Este es un tema
que está en boga ahora porque ha hecho la ACES un llamado a nivel mediático. Se
ha tomado mucho por los medios que aprovechan ese discurso para centrar todo el
debate en si se impugnan o no las municipales y como eso divide al movimiento
social.
-Pero
dentro de la CONFECH, ¿pueden afectar el nivel de unidad alcanzado las
diferentes tácticas frente a las elecciones?
-Nosotros
no queremos que eso pase. Es legítimo que tengamos distintas visiones. Hay
algunos compañeros del movimiento que están en contra de la institucionalidad
en general y que quieren funar todo el proceso por el descontento que tienen en
ese plano. Pero no queremos que eso termine limitando o encubriendo el debate
importante en torno a la educación u otras reformas sustantivas que se tienen
que hacer en materia de derechos básicos que en Chile no tenemos garantizados.
Es un desafío nuestro que tenemos que resolver prontamente porque si no vamos a
terminar avanzando por carriles totalmente distintos y eso va a generar una
división.
-Vos
hablabas de que el cambio en la educación merece un cambio sistémico, ¿se ha
avanzado desde el movimiento estudiantil en plantear demandas en articulación
con otros sectores en lucha para poder encarar una transformación más profunda
de la sociedad?
-Se ha
avanzado lento, pero se ha avanzado. Yo creo que nos falta más esfuerzo, más
trabajo en esa dirección. En algunas regiones se han constituido mesas
sociales, asambleas territoriales, ciudadanas donde participan estudiantes,
trabajadores, diferentes organizaciones y está teniendo su fruto. Pero falta
ponerse más las pilas en eso. Hay mucho sectarismo en el movimiento social y
hay que superarlo, hay que superar el debate geométrico sobre quién es más
vertical o más horizontal y plantearse los objetivos de fondo en los que creo
que estamos todos de acuerdo. Son cuestiones tan básicas como que en Chile el
carácter del Estado debe ser distinto. Necesitamos un Estado que garantice
derechos fundamentales de carácter universal. Un Estado que garantice el
derecho a la salud, a la educación, a un trabajo digno en buenas condiciones,
el derecho que tenemos los chilenos y chilenas de ejercer soberanía sobre
nuestros recursos naturales. Hoy todos nuestros recursos naturales están en
manos de privados, estamos regalando nuestros recursos a las multinacionales
extranjeras. Hay poblaciones enteras que de aquí a mañana pueden tener cáncer
por la contaminación de las aguas de su deterioro. Y a su vez el cobre es el
caso más emblemático de saqueo: somos uno de los principales exportadores del
cobre pero somos dueños de sólo un 30% y toda la riqueza que genera el 70%
restante se la llevan los extranjeros casi gratis. Entonces ¿qué soberanía
tenemos sobre nuestros recursos naturales? Y no es por una cuestión meramente
económica sino que con esos recursos podríamos garantizar nuestros derechos y
cuidar el medio ambiente controlando el deterioro que las transnacionales
ejercen. Otra cosa fundamental es la soberanía política. Sentimos que las
decisiones fundamentales las está tomando una elite política que además está
estrechamente ligada con poderes económicos muy grandes. Entonces siendo esos
los objetivos fundamentales tenemos que ver como superamos las diferencias de
forma para empezar a avanzar en el horizonte común que es compartido con varias
organizaciones.
-¿Las
movilizaciones estudiantiles han aportado a la deslegitimación y descrédito del
gobierno de Piñera? ¿Ves posibilidades en el corto plazo de generar una
alternativa real de gobierno desde el campo popular?
-Definitivamente
nosotros contribuimos a poner en evidencia la ilegitimidad del sistema político
pero porque es una realidad material, no porque nosotros lo hayamos inventado.
Es porque hace mucho tiempo que esta institucionalidad no está dando abasto y
ha llegado un punto en que es necesario plantear que el periodo de transición
política a la democracia ya se acabó. Ahora hay que construir esa democracia y
para eso se necesita un proyecto de mayorías, un proyecto unitario
transformador que se ponga como objetivo radicalizar la democracia en Chile en
distintos aspectos y eso tiene que venir del plano popular pero también tiene
que ser capaz de generar alianzas. Hoy día, por ejemplo, en Chile está muy en
disputa el centro político, cuando el centro político se va a la derecha a
todos nos daña, a la izquierda y a los trabajadores. Cuando vemos por ejemplo
que la Democracia Cristiana dialoga con la derecha, eso es un problema para
nosotros porque genera una mayoría política que se contrapone a las necesidades
y las demandas de las mayorías sociales. Entonces el movimiento social tiene
que generar un proyecto alternativo que tenga base popular, que sea
representativo del mundo popular pero que también permita generar correlaciones
de fuerzas con el mundo político para ser implementado. Esa es por lo menos mi
visión, tenemos que avanzar en ese sentido. Tuvimos experiencias en Chile, que
también tuvieron sus errores, pero avanzaron en ese camino como el Frente
popular con Pedro Aguirre Cerda o la Unidad Popular con Allende. No queremos
repetir la historia pero creemos que por ahí está la estrategia, en generar la
unidad de sectores democráticos, de izquierda y progresistas con una cohesión
en lo programático y dispuestos a disputarles el poder a los sectores
reaccionarios que quieren reproducir el statu quo, que quieren mantener
un modelo basado en el lucro a costa de nuestros derechos y de nuestro trabajo.
Yo creo que hay que avanzar en esa línea y hay posibilidades, estoy dispuesta a
construir ese camino con todas las organizaciones que estén dispuestas a
avanzar en ese sentido.
-Sabiendo
que muchas veces ese tipo de alianzas políticas con sectores que como PC se
ubican dentro del arco del centro político va en detrimento de alianzas con
gran parte de la izquierda ¿su apuesta de cara a las próximas elecciones va a
ser de alianza con la Concertación?
-Nosotros
como PC hemos generado históricamente muchos espacios para intentar articular
con la izquierda como el “Juntos Podemos” y el “Juntos Podemos Más”. Siempre
hemos estado dispuestos a la unidad. Y entendemos que cuando hacemos pactos
electorales con la Concertación o con sectores de la Concertación se generen
roces con el resto de la izquierda porque la desconfianza es legítima. La
Concertación tuvo 20 años para cambiar las cosas y la verdad es que poco o nada
hizo, por omisión, por falta de compromiso o por no poder porque la derecha
obstaculizaba siendo oposición en ese momento. No hizo grandes cambios y
obviamente hay un cuestionamiento. Pero es legítimo que los partidos tengan sus
tácticas, y nuestra táctica hoy en día es desplazar a la derecha por eso
empezamos a ver si es posible con sectores de izquierda y con sectores de la
Concertación avanzar en ejes programáticos que todavía realmente no
visibilizamos. Porque tú puedes ver que la actuación en este momento de la
Concertación es muy errática. No tienen un proyecto claro y menos van a saber
cuál es el programa de gobierno para el próximo año, su único salvavidas es
Bachelet. Y entonces yo creo que es algo que hay que ir viendo y en la medida
en que haya disposición de sectores del centro y de la Concertación que puedan
tensionarse hacia más a la izquierda, no en términos electorales simplemente
sino en términos programáticos, vamos a querer que así pase porque queremos ser
una mayoría que contrarreste un poco a la derecha, pero es algo que no tenemos
asegurado. Nuestra apuesta en primera instancia es sacar a la derecha, pero en
segunda instancia hay que construir la alternativa y eso se basa en ideas, en
programas, en un proyecto que todavía está en discusión.
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