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sábado, 16 de febrero de 2013

De amigos, medios y vidas nuestroamericanas

Mientras tengamos intelectuales que salgan de sus burbujas y comunicadores que se animen a comunicar tendremos una historia que se transforme en presente: irremediablemente erguida frente a los ocultamientos sistemáticos con pretensiones de verdades universales, que muchas veces han querido imponernos, porque con las diferencias y similitudes de nuestros pueblos se construyen lazos de palabras y latidos.      

Martín Omar Aveiro
Desde Mendoza, Argentina

Por sus cuatro años de publicaciones.
A 50 años del Nuevo Cancionero[1]

Ilustración del poeta Armando Tejada Gómez.
El gran poeta mendocino Armando Tejada Gómez había titulado una de sus magistrales poesías: “La vida dos veces”[2]. La misma estaba dedicada a su amigo Toddy (Alfredo) Deussán, al que podríamos denominar un “chico bien” de un barrio argentino. En cambio Armando era, para los padres de Toddy, “la forma del pánico y el hambre y la más descarada miseria por el mundo”. Sin embargo, “Toddy, esa gracia hecha de mimbre y aire”, “vivía hipnotizado” por la gran aventura de Armando y descubría en sus ojos “cierto país del sueño donde se desnudaba un ángel con harapos [...]”. Tal vez eso sea, al menos para mí, una revista como Con Nuestra América. Pues ahí, en ese lugar de amigos, se encuentra uno de los acontecimientos donde se manifiestan quienes nos habitan.

A su vez, una de las actividades más generosas de este lado del mundo es reunir a los amigos en la propia casa. Invitarlos para el encuentro, la escucha, un diálogo profundo, cordial y cotidiano. El espacio donde el hombre natural - y la mujer - se despojan y vencen al letrado artificial, como nos decía el maestro José Martí. Por eso el poeta cuyano, Tejada Gómez, nos da la clave para homenajear los cuatro años de publicaciones de este medio digital, donde se permite que los amigos se digan, más allá de las distancias, lo que piensan, lo que viven. “La vida dos veces”, la que se vive y la que se comparte, desparramada por nuestro inmenso territorio, sembrado de injusticias pero también de esperanzas.

De manera que, en el resurgir de discusiones que parecían olvidadas, un reverdecer primaveral, de amores y de luchas, agita Latinoamérica y los medios, multitud de medios amigos, se hacen necesarios. Para que las voces, “todas las voces” de Nuestra América, sean “canción en el viento”. Por eso es de inestimable valor que nos abran semanalmente las puertas de su casa para decirnos, para decirles, que la historia sigue, porque su fin no lo decreta el capitalismo con sus multinacionales, ni las oligarquías de nuestros países, ni los explotadores de toda laya, ni los individualistas de medio pelo. Mientras tengamos intelectuales que salgan de sus burbujas y comunicadores que se animen a comunicar tendremos una historia que se transforme en presente: irremediablemente erguida frente a los ocultamientos sistemáticos con pretensiones de verdades universales, que muchas veces han querido imponernos, porque con las diferencias y similitudes de nuestros pueblos se construyen lazos de palabras y latidos.      

Pues, si en el siglo XIX el principal instrumento de dominación, disciplinamiento y homogeneización fue la escuela, actualmente son los monopólicos mass media los encargados de manipular la opinión pública en función de intereses corporativos. A propósito, en Argentina, se libra una batalla crucial frente al poderoso grupo Clarín que incluso ha logrado, momentáneamente, torcer el brazo del aparato judicial. Un debate que durante años sostuvieron las organizaciones de comunicadores acerca del modo de modificar la vetusta Ley de Radiodifusión - implementada durante la última dictadura cívico militar y profundizada en el gobierno de Carlos S. Menem en los noventa - con el objeto de democratizar y desconcentrar el dominio multimedial. Cuestión que llegó al Congreso Nacional para convertirse en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual N° 26.522, que establece en su Artículo 61: 

Adecuación. Los titulares de licencias de los servicios y registros regulados por esta ley, que a la fecha de su sanción no reúnan o no cumplan los requisitos previstos por la misma, o las personas jurídicas que al momento de entrada en vigencia de esta ley fueran titulares de una cantidad mayor de licencias, o con una composición societaria diferente a la permitida, deberán ajustarse a las disposiciones de la presente en un plazo no mayor a un (1) año desde que la autoridad de aplicación establezca los mecanismos de transición. Vencido dicho plazo serán aplicables las medidas que al incumplimiento —en cada caso— correspondiesen. Al solo efecto de la adecuación prevista en este artículo, se permitirá la transferencia de licencias.  

Motivo por el cual se sostiene una medida cautelar en un tribunal de justicia que paraliza la aplicación y puesta en vigencia de la norma que pretende, entre otras cosas, fomentar una sociedad de la información en la que se respete la dignidad humana en su diversidad e identidad, un constante diálogo entre culturas, en cooperación regional e internacional. Es decir, una política de la amistad, de la hospitalidad, de la cordialidad, similares a los objetivos propuestos por AUNA. Así pues, vuelvo a un fragmento de otra poesía de Tejada Gómez:

Importan dos maneras de concebir el mundo.
Una, salvarse solo,
arrojar ciegamente los demás de la balsa
y la otra,
un destino de salvarse con todos,
comprometer la vida hasta el último náufrago,
no dormir esta noche si hay un niño en la calle.[3]

En fin, para nosotros, coterráneos, la última es la única e imprescriptible opción. Nuestro destino es una salvación conjunta, mancomunada, amistosa. Y para lograr esta integración se precisa, según expone Arturo A. Roig en Caminos de la Filosofía Latinoamericana, “que el discurso de los intelectuales adquiera una real polifonía, vale decir, dé cabida a la multiplicidad de sonidos rescatados desde categorías establecidas según un modo superador de rupturas”. Asimismo, que los medios, multitud de medios, se hagan eco de aquellos sonidos, en la igualdad y en la diferencia, de un encuentro de amigos. Porque, como nos exhorta Martí: “Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos” [...], “Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes”.  



[1] Movimiento musical nacido en Mendoza el 11 de febrero de 1963 con un Manifiesto en el que se declaraba la búsqueda de una música nacional de contenido popular, sus firmantes fueron: Tito Francia, Oscar Matus, Armando Tejada Gómez, Mercedes Sosa, Víctor Gabriel Nieto, Martín Ochoa, David Caballero, Horacio Tusoli, Perla Barta, Chango Leal, Gabriela Lucero, Clide Villegas, Emilio Crosetti y Eduardo Aragón. Puede consultarse en: http://www.tejadagomez.com.ar/adhesiones/manifiesto.html
[2] La poesía completa, en la voz de su autor, puede encontrarse en: http://www.youtube.com/watch?v=_FNLuC4uK8o
[3] La poesía completa denominada “Hay un niño en la calle”, recitada por el autor, puede encontrarse en: http://www.youtube.com/watch?v=3Su3S9YFfOc

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