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sábado, 15 de junio de 2013

Centroamérica: tres escenarios para un solo futuro posible

¿Qué tienen en común los tres escenarios de futuros posibles elaborados por el grupo de expertos de la Fundación Friedrich Ebert? ¿El futuro de Centroamérica estará más cerca del cambio en la ruta progresista, o de la profundización del actual camino que lleva hacia el derrumbe y el colapso?

Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

Un análisis prospectivo
para Centroamérica.
La Fundación Friedrich Ebert divulgó recientemente el informe titulado Brújula Centroamérica 2021, que presenta los resultados de un análisis prospectivo realizado por un grupo de expertos centroamericanos, con el que intentan ofrecer “un acercamiento sistemático y razonado a posibles escenarios del futuro de la región” para contribuir al debate sobre los rumbos que sigue la región con miras una fecha significativa: el año 2021, precisamente, el del bicentenario de la independencia de los países que conformaron la Capitanía General de Guatemala del Reino de España.

Reconociendo el impacto del neoliberalismo en Centroamérica en los últimos 20 años, sus contradicciones y sus limitaciones para “cerrar las brechas históricas” en la mayoría de las formaciones sociales del Istmo, el documento señala que “con cierta excepción de Costa Rica y en menor medida Panamá”, los países centroamericanos “han sido incapaces de impulsar modelos de desarrollo social, económicos y políticos que pongan a la democracia y a la justicia social en el centro de su cometido”.

El informe también identifica varios factores que, con mayor o menor intensidad en cada caso, están condicionando ya –y lo harán en los próximos años- el desarrollo de la región centroamericana, a saber: la gestión de la sustentabilidad ambiental, la adaptación al cambio climático, el grado de compromiso con la integración regional, el crimen organizado, la competitividad de las economías, la redistribución de la riqueza y la desigualdad social, la precarización de los mercados de trabajo, la representación democrática de la diversidad y la pluralidad cultural centroamericana, y la debilidad del equilibrio de poderes del Estado y de sus instituciones.

A partir de este diagnóstico, los investigadores proyectaron tres escenarios para el año 2021: el primero que describen es el que podríamos llamar del futuro posible progresista, es decir, el de la consolidación de un nuevo pacto social a partir del ascenso al poder político de una amplia alianza de partidos, sindicatos, movimientos sociales, jóvenes, mujeres y grupos étnicos a escala ístmica. Esta alianza avanza, no sin dificultades, en procesos de democratización, participación ciudadana, reducción de la pobreza, políticas redistributivas y de acceso a bienes y servicios públicos para amplios sectores de la población, mejora de las condiciones laborales y de la competitividad, que permiten “un desarrollo socialmente más equilibrado”. Y todo esto gracias a que los nuevos liderazgos  emergentes, con apoyo de los actores sociales, han “blindado el Estado de los siempre amenazantes grupos fácticos”. Sería exagerado hablar del milagro centroamericano, dice el informe, pero se trataría de un escenario en el que la región, por fin, avanza por una senda propia.

El segundo escenario es el del futuro de parches y soluciones paliativas, es decir, uno en el que la correlación de fuerzas no permite emprender cambios profundos, estructurales, y Centroamérica llega al 2021 avanzando a tientas sobre el camino andando, sobreviviendo apenas al desmembramiento, la violencia, el cambio climático y resintiendo “la poca profundidad de las bases de su desarrollo humano”. Además, aumentaría la intervención externa de actores y bloques sobre los países del triángulo norte (Guatemala, Honduras y El Salvador), y en general, se observaría una mayor presión sobre la región para tomar “direcciones riesgosas e impertinentes para la cohesión social y democrática”. ¿Quiénes ganarían con este estado de cosas? De acuerdo con los investigadores del informe, los ganadores de siempre: las élites financieras ligadas al capital transnacional, que aceptarían una mínima apertura a las demandas sociales para garantizar una nivel aceptable de gobernabilidad y estabilidad, de manera tal que no se afecten sus negocios ni se cuestione el modelo de desarrollo.

Finalmente, el tercero de estos futuros posibles es el más dramático y nefasto, y corresponde al de la conversión de Centroamérica en una zona de derrumbe: crece la intervención extranjera y la balcanización del territorio ístmico; las élites defienden sus privilegios a toda costa, pero el malestar social, el bloqueo político y las crecientes masas de excluídos se convierten “en un arma de doble filo” para los grupos dominantes; la fachada de la institucionalidad democrática está por caer en varios países y se anuncia la llegada de una misión de paz; las migraciones intrarregionales hacia el norte de América resultan incontenibles; con Estados desfinanciados por su baja recaudación fiscal, no hay capacidad para emprender políticas sociales, ni para combatir la precarización galopante del empleo y la economía informal, y mucho menos, para atender los efectos del cambio climático. Como concluye el informe: “El neoliberalismo precariamente sobrevive en la región a costa de los propios Estados y, queda en evidencia, que los grandes proyectos privados se basan en el despojo y explotación irracional de recursos naturales y materias primas”.

¿Qué tienen en común los tres escenarios de futuros posibles elaborados por el grupo de expertos de la Fundación Friedrich Ebert? Por un lado, la magnitud de los desafíos que plantea cada uno, a partir del estudio de un conjunto factores que ya están moldeando el presente centroamericano; y por el otro lado, el urgente llamado a la acción social que cada uno de esos escenarios supone, ya sea para concretarlos como proyecto de transformación de las actuales condiciones de vida en Centroamérica, o para evitarlos como desenlaces fatales con terribles secuelas civilizatorias.

Como lo hemos dicho en otro momento, ¿seguiremos siendo solo un apéndice de la cartografía imperial y de la globalización neoliberal, o por el contrario, podremos revertir ese proceso y repensar los caminos deseables que debería transitar la sociedad centroamericana?

El tiempo apremia para los centroamericanos y centroamericanas.

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