¿Qué tienen en común
los tres escenarios de futuros posibles elaborados por el grupo de expertos de
la Fundación Friedrich Ebert? ¿El futuro de Centroamérica estará más cerca del
cambio en la ruta progresista, o de la profundización del actual camino que
lleva hacia el derrumbe y el colapso?
Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa
Rica
Un análisis prospectivo para Centroamérica. |
La Fundación Friedrich
Ebert divulgó recientemente el informe titulado Brújula
Centroamérica 2021, que presenta los resultados de un análisis
prospectivo realizado por un grupo de expertos centroamericanos, con el que
intentan ofrecer “un acercamiento sistemático y razonado a posibles escenarios
del futuro de la región” para contribuir al debate sobre los rumbos que sigue
la región con miras una fecha significativa: el año 2021, precisamente, el del
bicentenario de la independencia de los países que conformaron la Capitanía
General de Guatemala del Reino de España.
Reconociendo el impacto
del neoliberalismo en Centroamérica
en los últimos 20 años, sus
contradicciones y sus limitaciones para “cerrar las brechas históricas” en
la mayoría de las formaciones sociales del Istmo, el documento señala que “con
cierta excepción de Costa Rica y en menor medida Panamá”, los países
centroamericanos “han sido incapaces de impulsar modelos de desarrollo social,
económicos y políticos que pongan a la democracia y a la justicia social en el
centro de su cometido”.
El informe también
identifica varios factores que, con mayor o menor intensidad en cada caso,
están condicionando ya –y lo harán en los próximos años- el desarrollo de la
región centroamericana, a saber: la gestión de la sustentabilidad ambiental, la
adaptación al cambio climático, el grado de compromiso con la integración
regional, el crimen organizado, la competitividad de las economías, la
redistribución de la riqueza y la desigualdad social, la precarización de los
mercados de trabajo, la representación democrática de la diversidad y la
pluralidad cultural centroamericana, y la debilidad del equilibrio de poderes
del Estado y de sus instituciones.
A partir de este
diagnóstico, los investigadores proyectaron tres escenarios para el año 2021:
el primero que describen es el que podríamos llamar del futuro posible progresista,
es decir, el de la consolidación de un nuevo pacto social a partir del ascenso
al poder político de una amplia alianza de partidos, sindicatos, movimientos
sociales, jóvenes, mujeres y grupos étnicos a escala ístmica. Esta alianza
avanza, no sin dificultades, en procesos de democratización, participación
ciudadana, reducción de la pobreza, políticas redistributivas y de acceso a
bienes y servicios públicos para amplios sectores de la población, mejora de
las condiciones laborales y de la competitividad, que permiten “un desarrollo
socialmente más equilibrado”. Y todo esto gracias a que los nuevos
liderazgos emergentes, con apoyo de los
actores sociales, han “blindado el Estado de los siempre amenazantes grupos
fácticos”. Sería exagerado hablar del milagro
centroamericano, dice el informe, pero se trataría de un escenario en el
que la región, por fin, avanza por una senda propia.
El segundo escenario es
el del futuro de parches y soluciones paliativas, es decir, uno en el
que la correlación de fuerzas no permite emprender cambios profundos,
estructurales, y Centroamérica llega al 2021 avanzando a tientas sobre el
camino andando, sobreviviendo apenas al desmembramiento, la violencia, el
cambio climático y resintiendo “la poca profundidad de las bases de su
desarrollo humano”. Además, aumentaría la intervención externa de actores y
bloques sobre los países del triángulo norte (Guatemala, Honduras y El Salvador),
y en general, se observaría una mayor presión sobre la región para tomar
“direcciones riesgosas e impertinentes para la cohesión social y democrática”.
¿Quiénes ganarían con este estado de cosas? De acuerdo con los investigadores
del informe, los ganadores de siempre: las élites financieras ligadas al
capital transnacional, que aceptarían una mínima apertura a las demandas
sociales para garantizar una nivel aceptable de gobernabilidad y estabilidad,
de manera tal que no se afecten sus negocios ni se cuestione el modelo de
desarrollo.
Finalmente, el tercero
de estos futuros posibles es el más dramático y nefasto, y corresponde al de la
conversión de Centroamérica en una zona de derrumbe: crece la
intervención extranjera y la balcanización del territorio ístmico; las élites
defienden sus privilegios a toda costa, pero el malestar social, el bloqueo
político y las crecientes masas de excluídos se convierten “en un arma de doble
filo” para los grupos dominantes; la fachada de la institucionalidad democrática
está por caer en varios países y se anuncia la llegada de una misión de paz;
las migraciones intrarregionales hacia el norte de América resultan
incontenibles; con Estados desfinanciados por su baja recaudación fiscal, no
hay capacidad para emprender políticas sociales, ni para combatir la
precarización galopante del empleo y la economía informal, y mucho menos, para
atender los efectos del cambio climático. Como concluye el informe: “El
neoliberalismo precariamente sobrevive en la región a costa de los propios
Estados y, queda en evidencia, que los grandes proyectos privados se basan en
el despojo y explotación irracional de recursos naturales y materias primas”.
¿Qué tienen en común
los tres escenarios de futuros posibles elaborados por el grupo de expertos de
la Fundación Friedrich Ebert? Por un lado, la magnitud de los desafíos que
plantea cada uno, a partir del estudio de un conjunto factores que ya están
moldeando el presente centroamericano; y por el otro lado, el urgente llamado a
la acción social que cada uno de esos escenarios supone, ya sea para
concretarlos como proyecto de transformación de las actuales condiciones de
vida en Centroamérica, o para evitarlos como desenlaces fatales con terribles
secuelas civilizatorias.
Como lo hemos dicho en
otro momento, ¿seguiremos siendo solo un apéndice de la cartografía imperial y
de la globalización neoliberal, o por el contrario, podremos revertir ese
proceso y repensar los caminos deseables que debería transitar la sociedad
centroamericana?
El tiempo apremia para
los centroamericanos y centroamericanas.
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