Celebran los conquistadores, se
regocijan de haber tenido la posibilidad de imponerse, de haberse acomodado en
las tierras de otros, de haber llevado, en algunos casos, casi al borde de la
extinción a los pueblos avasallados, de haber usufructuado el producto de su
fuerza de trabajo, de haber saqueado las riquezas de sus territorios.
Rafael
Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
Al encuentro pacífico entre colonos europeos y los wampanoag, le seguiría una guerra de exterminio contra las poblaciones originarias de norteamérica. |
El jueves pasado, 21 de noviembre, se
celebró como todos los años en los Estados Unidos, el Día de Acción de Gracias.
Es una de las más importantes fiestas nacionales de ese país y, tal vez, la
fiesta familiar más significativa del año. Se celebra el agradecimiento de los
colonos europeos que llegaron en el barco Mayflower a la actual Plymouth, en el
estado de Massachusets, donde se encontraron una tierra arrasada por las
enfermedades que habían sido propagadas por los anteriores europeos que habían
pisado el lugar. Pero tuvieron la fortuna de encontrarse con
"supervivientes" que les enseñaron a vivir en las hostiles
condiciones con las que se encontraron.
Los europeos, ya desde ese momento
“colonos”, es decir, gente que llegaba a poblar la tierra en la que les estaban
enseñando a sobrevivir, agradecieron al dios de los cristianos, su dios, el
dios cuyo culto habría de imponerse no solamente en el actual Plymouth, sino en
todo el continente recién “descubierto”.