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sábado, 25 de enero de 2014

El canto de las caracolas

El único derecho que no pueden quitarnos es la creación estética del lenguaje poético que se expresa en: el verso,  discurso, teatro,  canto  danza, novela ,cuento y en la lucha politica por la liberación de los pueblos.

Juan Almendares* / Especial para Con Nuestra América
Desde Tegucigalpa, Honduras

Al caminar por  las playas hondureñas del mar Caribe, se despertó la imaginación sobre la malacología (la ciencia que estudia los moluscos; los  seres mas abundantes de la naturaleza después de los artrópodos. El caracol en su lento andar  con un solo pie conquista   el  horizonte donde se abrazan   la infinitud del océano y del tiempo.

La protección del caracol son los movimientos miméticos de su lenguaje corporal y la defensa del ser humano es la palabra. No fue el caos o el orden de las palabras la alegría  del espíritu. Fue la unidad de ambos:  símbolo armónico del alma poética.

De pronto mi imaginación tropezó con ellas, algunas reptantes, resbaladizas  ante la verdad. Otras eran la verdad misma. Quise asirlas con la razón utilitaria para descubrir la verdad y no pude guardarlas en mi corazón porque eran fluidas , fuertes y libres como la pasión de los huracanes  caribeños . Las perseguí sin alcanzarlas y se ocultaron en la profundidad del mar.

Al flotar  mi cuerpo pude percibir que vibraba  con el dulce canto de las caracolas: “Las   palabras  son libres al viajar en las olas  del canto a la vida que vuela en el alma del colibrí. El amor no se compra ni se vende. Es la expresión del gozo  agitador  del movimiento espiritual y material  de la vida”.

La violencia imperial es el arma que frena el pensamiento libertario y amordaza el ímpetu del amor. 

La ternura  libera la  emoción reprimida y desata la inteligencia del  corazón; la “poesis” imaginativa del pequeño colibrí o  la encantadora mariposa.

La palabra cuando tiene el poder de la imaginación es tierna, espontánea y prístina Se  torna viva, y mágica.

En la soledad bulliciosa de las “megalópolis  imperiales” no se escucha el canto de las caracolas y  los buitres  se alimentan de la miseria de los pueblos.  

Las palabras se tornan asesinas, sirven para comprar y manipular  la conciencia de gobernantes y clases poderosas. Primero conmueven, con promesas y regalías; segundo: imponen  por la fuerza de las armas: la ideología  hegemónica, mediática , teológica y educativa. Tercero: persuaden al legitimar socialmente  la guerra total de las  “democracias militarizadas”.

Son las formas de la violencia extrema insensibles al dolor humano y de la Madre Tierra: hambre, tortura, masacres, desgarro de la cultura, invasión de los territorios, extractivismo minero y agroexportador, limpieza social, femicidio y crímenes del odio contra la diversidad sexual. 

Cuando los pueblos y sus dirigentes  se colocan, sitúan y posicionan en función de los intereses colectivos y no de la arrogancia autocrática, vertical e individualista;  los seres organizados son insobornables; se   apropian: de la conciencia practica de la libertad de la palabra al construir la autentica esperanza mediante: la organización, resistencia,  y la movilización social transformadora  de  la realidad.

Aplaudamos  la magia de las palabras. Sobre todo aquellas que son peligrosas para el sistema patriarcal, racista,  explotador  de la naturaleza y de la humanidad.

Profundicemos  en  la historia que retroalimenta el pasado, presente y futuro inseparable de la técnica , la ciencia  la imaginación creadora y poética.

Celebremos  la memoria histórica  de la conciencia de mártires, héroes y heroínas . El derecho a la verdad , el derecho a ser libres , el derecho a soñar  la  ternura de la revolución.

En la infinita unidad  del espacio y el tiempo caribeño   “el tierno aleteo de los colibríes lucha contra las garras  de los halcones imperiales”.

Tegucigalpa, 19 de Enero 2014


*Ex Rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras(UNAH). Defensor de los derechos humanos   

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