Páginas

sábado, 8 de febrero de 2014

Centroamérica se mueve

Los partidos que se encuentran con posibilidades de ganar las elecciones en Costa Rica y El Salvador pueden ser caracterizados como progresistas, no de izquierda. Es la tónica de la actual América Latina, es el signo de los tiempos.

Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica

Luis G. Solís, del PAC, y Salvador Sánchez Cerén,
del FMLN, representan dos visiones del progresismo
en Costa Rica y El Salvador, respectivamente. 
Varias veces en los últimos treinta años, Centroamérica se ha movido hacia la izquierda. Recordemos, primero, los años ochenta, cuando en el contexto del álgido enfrentamiento de la guerra fría, triunfó en Nicaragua la Revolución Sandinista y avanzaban en El Salvador y Guatemala movimientos insurgentes de izquierda.

Vinieron después los años grises, cuando todo parecía tan oscuro que desde los Estados Unidos llegó la certidumbre que habíamos llegado al fin de la historia. Para Centroamérica fueron años de guerra cruenta, de miles de muertos, desaparecidos y desplazados. En Guatemala se dio uno de los peores genocidios que haya podido darse en América Latina en toda su historia desde el pogromo de la conquista, mientras en Nicaragua la contra revolución apoyada por Ronald Reagan atacaba desde Honduras y Costa Rica.

Tuvieron que pasar muchos años para que la izquierda levantara nuevamente cabeza y, cuando lo hizo, la mandaron a sentarse castigada a la esquina con el golpe de estado en Honduras. Son, sin embargo, otras circunstancias las que ahora prevalecen, ya no son los años del derrumbe del campo socialista sino otro, en el que en América Latina hay una tendencia que ha colocado fuerzas progresistas en varios países, y eso influye.

Lo podemos ver en las recién pasadas elecciones  en El Salvador y Costa Rica. En ambos países ha quedado claro algo: los pueblos están optando por dar un viraje que le marque un alto a lo que ha venido ocurriendo en los últimos treinta años.

En El Salvador, se trata de un modelo que se sustenta en la expulsión de la gente, misma que desde los Estados Unidos envía remesas a tal punto que ellas equivalen al 17% del PIB. En Costa Rica, hay un hartazgo no solo de la corrupción sino de la sociedad cada vez más desigual.

Aunque en los dos países hay claras señales de que se quiere un cambio, las circunstancias de cada uno también tienen sus diferencias. Costa Rica va poco a poco: no se ha decantado por la propuesta más profunda del Frente Amplio (FA), sino por la más contemporizadora del Partido Acción Ciudadana (PAC). Antes de las elecciones, ambos anduvieron en conversaciones para ver si podían establecer una alianza junto a otras fuerzas progresistas, pero los esfuerzos al final no cuajaron. Habría sido lo ideal, y posiblemente no deban perderse esperanzas en este sentido porque entre el FA y el PAC tienen casi a la mitad del electorado a su favor. Una amplia coalición que derrote de una vez por todas al bipartidismo que, corrupto y  sin proyecto propio, no hace sino continuar aplicando el manual de las reformas neoliberales que hacen aguas en todo el mundo.

En El Salvador, hay visos de una profundización del proceso ya iniciado. Si el FMLN logra ganar la segunda ronda, lo cual parece ser muy plausible, llegará a la presidencia Salvador Sánchez Cerén, ex comandante de la guerrilla de los años ochenta, miembro pleno, por lo tanto, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.

Los partidos que se encuentran con posibilidades de ganar las elecciones en Costa Rica y El Salvador pueden ser caracterizados como progresistas, no de izquierda. Es la tónica de la actual América Latina, es el signo de los tiempos. El Salvador, seguramente, se acercará a la ALBA, y Costa Rica seguramente más a la Alianza del Pacífico. Son matices nada desdeñables que nos permiten avizorar el arcoiris de opciones que existen. Lo importante, sin embargo, es que se avance en el desmontaje del modelo que tanta inequidad ha traído a nuestras tierras, paso a paso, con prudencia o audacia. Al final, tenemos que encontrarnos todos.

2 comentarios:

  1. Rafael, a la espera de información sobre la Alianza del Pacífico.

    Ma. Elena Rodríguez Molina

    ResponderEliminar
  2. Alianza del Pacífico?

    ResponderEliminar