Los partidos que se encuentran con posibilidades
de ganar las elecciones en Costa Rica y El Salvador pueden ser caracterizados
como progresistas, no de izquierda. Es la tónica de la actual América Latina,
es el signo de los tiempos.
Rafael
Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
Luis G. Solís, del PAC, y Salvador Sánchez Cerén, del FMLN, representan dos visiones del progresismo en Costa Rica y El Salvador, respectivamente. |
Varias veces en los últimos treinta
años, Centroamérica se ha movido hacia la izquierda. Recordemos, primero, los
años ochenta, cuando en el contexto del álgido enfrentamiento de la guerra
fría, triunfó en Nicaragua la Revolución Sandinista y avanzaban en El Salvador
y Guatemala movimientos insurgentes de izquierda.
Vinieron después los años grises, cuando
todo parecía tan oscuro que desde los Estados Unidos llegó la certidumbre que
habíamos llegado al fin de la historia. Para Centroamérica fueron años de
guerra cruenta, de miles de muertos, desaparecidos y desplazados. En Guatemala
se dio uno de los peores genocidios que haya podido darse en América Latina en
toda su historia desde el pogromo de la conquista, mientras en Nicaragua la
contra revolución apoyada por Ronald Reagan atacaba desde Honduras y Costa
Rica.
Tuvieron que pasar muchos años para que
la izquierda levantara nuevamente cabeza y, cuando lo hizo, la mandaron a
sentarse castigada a la esquina con el golpe de estado en Honduras. Son, sin
embargo, otras circunstancias las que ahora prevalecen, ya no son los años del
derrumbe del campo socialista sino otro, en el que en América Latina hay una
tendencia que ha colocado fuerzas progresistas en varios países, y eso influye.
Lo podemos ver en las recién pasadas
elecciones en El Salvador y Costa Rica.
En ambos países ha quedado claro algo: los pueblos están optando por dar un
viraje que le marque un alto a lo que ha venido ocurriendo en los últimos
treinta años.
En El Salvador, se trata de un modelo
que se sustenta en la expulsión de la gente, misma que desde los Estados Unidos
envía remesas a tal punto que ellas equivalen al 17% del PIB. En Costa Rica,
hay un hartazgo no solo de la corrupción sino de la sociedad cada vez más
desigual.
Aunque en los dos países hay claras
señales de que se quiere un cambio, las circunstancias de cada uno también
tienen sus diferencias. Costa Rica va poco a poco: no se ha decantado por la
propuesta más profunda del Frente Amplio (FA), sino por la más contemporizadora
del Partido Acción Ciudadana (PAC). Antes de las elecciones, ambos anduvieron
en conversaciones para ver si podían establecer una alianza junto a otras
fuerzas progresistas, pero los esfuerzos al final no cuajaron. Habría sido lo
ideal, y posiblemente no deban perderse esperanzas en este sentido porque entre
el FA y el PAC tienen casi a la mitad del electorado a su favor. Una amplia
coalición que derrote de una vez por todas al bipartidismo que, corrupto y sin proyecto propio, no hace sino continuar
aplicando el manual de las reformas neoliberales que hacen aguas en todo el
mundo.
En El Salvador, hay visos de una
profundización del proceso ya iniciado. Si el FMLN logra ganar la segunda
ronda, lo cual parece ser muy plausible, llegará a la presidencia Salvador
Sánchez Cerén, ex comandante de la guerrilla de los años ochenta, miembro
pleno, por lo tanto, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.
Los partidos que se encuentran con posibilidades de ganar las elecciones en Costa Rica y El Salvador pueden ser caracterizados como progresistas, no de izquierda. Es la tónica de la actual América Latina, es el signo de los tiempos. El Salvador, seguramente, se acercará a la ALBA, y Costa Rica seguramente más a la Alianza del Pacífico. Son matices nada desdeñables que nos permiten avizorar el arcoiris de opciones que existen. Lo importante, sin embargo, es que se avance en el desmontaje del modelo que tanta inequidad ha traído a nuestras tierras, paso a paso, con prudencia o audacia. Al final, tenemos que encontrarnos todos.
2 comentarios:
Rafael, a la espera de información sobre la Alianza del Pacífico.
Ma. Elena Rodríguez Molina
Alianza del Pacífico?
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