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sábado, 20 de diciembre de 2014

Intercambio de prisioneros entre Cuba y EE.UU: el trasfondo político

Lo que se está imponiendo es un cambio de estrategia por parte de EE.UU por lograr los objetivos que no pudieron  lograr mediante el bloqueo. Esta fórmula ha sido efectiva en otros países otrora socialistas que han acabado  siendo de nuevo sus más rastreros aliados. La incógnita es si con Cuba también dará resultado.

Juan Félix Montero / Especial para Con Nuestra América

En EE.UU la opinión pública se había puesto ya muy desfavorable para continuar con  el bloqueo contra  Cuba que ha durado más de cinco décadas. Además de esto,  XIX condenatorias consecutivas de la Asamblea General de la ONU y por si fuera poco, la presión de sectores tan importantes como los agricultores por relaciones comerciales que les serían muy favorables.

Por ahora se trata de restablecer relaciones diplomáticas pero lo otro-el fin del bloqueo- vendrá por añadidura. Es mentira lo  que afirman algunos despistados,  que el bloqueo no  le causaba daño a Cuba, todo lo contrario, están exhaustivamente demostradas las pérdidas económicas y de todo tipo sufridas durante todo este tiempo. La lucha del pueblo cubano por terminar con el bloque ha sido legítima y la solidaridad internacional ha sido manifiesta. Cuba estaría sobradamente legitimada si exigiera compensaciones.

Ahora bien, lo que se está imponiendo es un cambio de estrategia por parte de EE.UU por lograr los objetivos que no pudieron  lograr mediante el bloqueo. Ahora se trata de ingresar por la cocina, estimular  la creación en Cuba de una burguesía que progresivamente vaya logrando poder económico. Ellos apuestan a que una mayor apertura económica, con más intercambio, más aporte de capitales a los emprendedores, etc., termine en cambios políticos. Esta fórmula ha sido efectiva en otros países otrora socialistas que han acabado  siendo de nuevo sus más rastreros aliados. La incógnita es si con Cuba también dará resultado.

Consideran en EE.UU que está el camino abierto con las reformas que ha venido implementando Cuba para la modernización de su modelo socialista. Por otra parte, estas decisiones se dan en medio de una coyuntura muy interesante: La Cumbre de las Américas. Panamá ya había invitado a Cuba. Quedaba pendiente resolver que actitud asumirían los Estados Unidos. Los países latinoamericanos y del Caribe que integran la CELAC ya habían tomado la decisión de no asistir si una vez más no era invitada Cuba. Menudo problema si, como respuesta, se vieran obligados los EE.UU a no asistir.

Definitivamente la entrega de los prisioneros cubanos a cambio de Alan Gross venía a ser la fórmula salvadora, la salida airosa. Si bien las conversaciones secretas habían iniciado hace meses en Canadá con la mediación del Papa Francisco, lo cierto del caso es que el momento surgió como anillo al dedo.


Ahora ambos podrán presentarse a esta Cumbre con la frente muy en alto. La política es así, pero no da para asumir poses triunfalistas que pueden rayar en la ingenuidad. USA siempre guarda sus agendas ocultas, interpretar que ha habido algún cambio en sus posiciones hegemónicas e imperialistas sería llamarse a engaño. A riesgo de jugar el papel de aguafiestas, debo advertir que la vida continúa, solamente se abren nuevos escenarios que aun cuesta creer por ser los esperados como una quimera  durante largo tiempo.

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