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sábado, 31 de enero de 2015

La infinita finitud de Fidel

Solo mueren aquellos que se ahogaron en la orilla de los retos, de los obstáculos deshumanizantes del sistema del consumo y la acumulación. Solo mueren aquellos que vivieron alimentando sueños a costa de la inmoral pesadilla de los excluidos y excluidas del sistema.

José Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América
Desde Estados Unidos

Retrato de Fidel Castro, 
de Oswaldo Guayasamín.
No es novedad que la muerte sea motivo de especulación sobre la vida del Comandante Fidel Castro, como si su mortalidad sea lo más relevante de su historia. El Record Guinness reportó 638 atentados hasta el año 2006 y miles de miles de crónicas de muertes anunciadas fueron alumbradas en las más oscuras y siniestras salas de la CIA, FBI y asociados.

La maquinaria de la muerte en contra de representantes del socialismo internacional no es notica de los últimos años; sintomáticamente se incrementó con el triunfo de la Revolución cubana lo cual implicó, en el auge de la guerra fría, el empoderamiento geopolítico de la ex URSS y esto de vital amenaza a los intereses hegemónicos de los EE.UU. Después del término de la primera guerra fría, fue con el triunfo de la Revolución Bolivariana bajo el liderazgo del Comandante Hugo Chávez Frías que la maquinaria de la muerte se reactivó conspirando contra representes del socialismo internacional en América Latina.  Otros Fideles y fieles habían nacido en América Latina y el Caribe, otros Fideles y fieles a la revolución merecían ser eliminadas y eliminados.

De seguro que la desaparición de líderes como el comandante Fidel  no serán irrelevantes para el ojo de aquellos poderes cultores de la muerte. Pero el sentido de la infinitud y la finitud para esta necesaria lacra de la humanidad son tan escuálida como sus aspiraciones mercantilistas, profetas y profetizas de la desesperanza y el desamor ¿Cómo hablar de la finitud de personas que por medio de su aporte histórico pasan a formar parte de la memoria de los pueblos como espacio sin límites de conciencia transformadora? ¿Cómo hablar de la muerte del Comandante Fidel si su vida se encuentra sembrada en cada uno de los logros de la Revolución la cual se levanta como testimonio de simbólica inmortalidad?

La muerte de personas como el Comandante Fidel lo único que hará es sembrar vidas y compromisos alrededor de valores constructores de relaciones justas, que hagan de la humanidad un testimonio de sensibilidad e infinita hermandad. No se puede hablar de muerte de personas que trascendieron los límites de lo humanamente posible. ¿Cómo matar a un ser humano que miles de veces murió con  las víctimas de la expoliación y opresión en el mundo? ¿Cómo matar lo inmatable, lo que no se encuentra diseñado bajo frías leyes de la materialidad?

Solo mueren aquellos que se ahogaron en la orilla de los retos, de los obstáculos deshumanizantes del sistema del consumo y la acumulación. Solo mueren aquellos que vivieron alimentando sueños a costa de la inmoral pesadilla de los excluidos y excluidas del sistema. La Cuba revolucionaria del Comandante Fidel, de las heroínas y héroes de la historia de liberación de la Isla, de los 11 millones de cubanas y cubanos ha pasado a formar parte de la reserva humana más preciada y digna del planeta. Cruzar el mar de la exclusión y discriminación internacional exportando cultura y solidaridad fue y sigue siendo la digna bandera revolucionaria. Ser víctimas del más estúpido y criminal bloqueo es crimen y un claro atentado sistemático no en contra de una sola persona, de un pueblo entero. El Comandante Fidel sin morir fue sembrado en el espacio eterno de la memoria agradecida de los pueblos de buen corazón, acosados por la ideología de la muerte y el crimen internacional.

Esto es crimen, institucionalizar medidas internacionales, a pesar del repudio mundial, que legitimaron un bloqueo asesino. Las muertes resultantes del bloqueo son las muertes que nos interesan y debe existir tribunal internacional con el coraje de denunciar a los responsables, así como exigir el reparo de los miles de millones de dolares saqueados a la Mayor de las Antillas; no existirá levantamiento del bloqueo sin reparación por daños y perjuicios históricos.

A los representantes del imperio del Capital les interesa saber si murió o no murió el Comandante, a nosotros nos interesa celebrar su vida, aquella que se multiplicó encarnada en los Cinco hermanos antiterroristas. Bolívar, Martí, Fidel, el Che, Chávez, Kirchner, Luther King, Jr., Túpac Amaru, Bartolina Sisa, Chico Mendes, Micaela Bastidas, Mandela, YA se multiplicaron en millones. El Comandante superó lo dicho por Túpac Katari: “A mí solo me mataréis, pero mañana volveré y seré millones”. Al símbolo viviente de la Revolución nadie lo pudo matar, morirá por capricho de la vida, y sin irse se mulplicó en miles de millones. Cuando pase a la posteridad definitiva el mundo solidario lo llorará como nunca lloraran a la sarta de asesinos y asesinas que mueren en vida y en vida fueron como si hubiesen estado muertos. El Comandante es símbolo y los símbolos nacen para nunca morir.

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