Solo
mueren aquellos que se ahogaron en la orilla de los retos, de los obstáculos
deshumanizantes del sistema del consumo y la acumulación. Solo mueren aquellos
que vivieron alimentando sueños a costa de la inmoral pesadilla de los
excluidos y excluidas del sistema.
José Toledo
Alcalde / Especial para Con Nuestra América
Desde Estados Unidos
Retrato de Fidel Castro, de Oswaldo Guayasamín. |
No
es novedad que la muerte sea motivo de especulación sobre la vida del
Comandante Fidel Castro, como si su mortalidad sea lo más relevante de su
historia. El Record Guinness reportó 638 atentados hasta el año 2006 y miles de
miles de crónicas de muertes anunciadas fueron alumbradas en las más oscuras y
siniestras salas de la CIA, FBI y asociados.
La
maquinaria de la muerte en contra de representantes del socialismo
internacional no es notica de los últimos años; sintomáticamente se incrementó
con el triunfo de la Revolución cubana lo cual implicó, en el auge de la guerra
fría, el empoderamiento geopolítico de la ex URSS y esto de vital amenaza a los
intereses hegemónicos de los EE.UU. Después del término de la primera guerra
fría, fue con el triunfo de la Revolución Bolivariana bajo el liderazgo del
Comandante Hugo Chávez Frías que la maquinaria de la muerte se reactivó
conspirando contra representes del socialismo internacional en América
Latina. Otros Fideles y fieles habían
nacido en América Latina y el Caribe, otros Fideles y fieles a la revolución
merecían ser eliminadas y eliminados.
De
seguro que la desaparición de líderes como el comandante Fidel no serán irrelevantes para el ojo de aquellos
poderes cultores de la muerte. Pero el sentido de la infinitud y la finitud
para esta necesaria lacra de la humanidad son tan escuálida como sus
aspiraciones mercantilistas, profetas y profetizas de la desesperanza y el
desamor ¿Cómo hablar de la finitud de personas que por medio de su aporte
histórico pasan a formar parte de la memoria de los pueblos como espacio sin
límites de conciencia transformadora? ¿Cómo hablar de la muerte del Comandante
Fidel si su vida se encuentra sembrada en cada uno de los logros de la
Revolución la cual se levanta como testimonio de simbólica inmortalidad?
La
muerte de personas como el Comandante Fidel lo único que hará es sembrar vidas
y compromisos alrededor de valores constructores de relaciones justas, que hagan
de la humanidad un testimonio de sensibilidad e infinita hermandad. No se puede
hablar de muerte de personas que trascendieron los límites de lo humanamente
posible. ¿Cómo matar a un ser humano que miles de veces murió con
las víctimas de la expoliación y opresión en el mundo? ¿Cómo
matar lo inmatable, lo que no se encuentra diseñado bajo frías leyes de la
materialidad?
Solo
mueren aquellos que se ahogaron en la orilla de los retos, de los obstáculos
deshumanizantes del sistema del consumo y la acumulación. Solo mueren aquellos
que vivieron alimentando sueños a costa de la inmoral pesadilla de los
excluidos y excluidas del sistema. La Cuba revolucionaria del Comandante Fidel,
de las heroínas y héroes de la historia de liberación de la Isla, de los 11 millones
de cubanas y cubanos ha pasado a formar parte de la reserva humana más preciada
y digna del planeta. Cruzar el mar de la exclusión y discriminación
internacional exportando cultura y solidaridad fue y sigue siendo la digna
bandera revolucionaria. Ser víctimas del más estúpido y criminal bloqueo es
crimen y un claro atentado sistemático no en contra de una sola persona, de un
pueblo entero. El Comandante Fidel sin morir fue sembrado en el espacio eterno
de la memoria agradecida de los pueblos de buen corazón, acosados por la
ideología de la muerte y el crimen internacional.
Esto
es crimen, institucionalizar medidas internacionales, a pesar del repudio
mundial, que legitimaron un bloqueo asesino. Las muertes resultantes del
bloqueo son las muertes que nos interesan y debe existir tribunal internacional
con el coraje de denunciar a los responsables, así como exigir el reparo de los
miles de millones de dolares saqueados a la Mayor de las Antillas; no existirá
levantamiento del bloqueo sin reparación por daños y perjuicios históricos.
A
los representantes del imperio del Capital les interesa saber si murió o no
murió el Comandante, a nosotros nos interesa celebrar su vida, aquella que se
multiplicó encarnada en los Cinco hermanos antiterroristas. Bolívar, Martí,
Fidel, el Che, Chávez, Kirchner, Luther
King, Jr., Túpac Amaru, Bartolina Sisa, Chico Mendes, Micaela Bastidas,
Mandela, YA se multiplicaron en millones. El Comandante superó lo dicho por
Túpac Katari: “A mí solo me mataréis, pero mañana volveré y seré millones”. Al
símbolo viviente de la Revolución nadie lo pudo matar, morirá por capricho de
la vida, y sin irse se mulplicó en miles de millones. Cuando pase a la
posteridad definitiva el mundo solidario lo llorará como nunca lloraran a la
sarta de asesinos y asesinas que mueren en vida y en vida fueron como si
hubiesen estado muertos. El Comandante es símbolo y los símbolos nacen para
nunca morir.
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