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sábado, 5 de septiembre de 2015

Corea, China y América Latina

Podemos concluir que es cada vez más creciente el interés de buena parte de los países latinoamericanos en afianzar sus relaciones con China, Corea del Sur y Vietnam. Esto a su vez, muestra la cada vez mayor independencia política de América Latina con los EU y otras potencias europeas.

Adalberto Santana* / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México

Las montañas verdes
no pueden impedir que las 
aguas corran hacia el oriente
Xin Qiji
(1140-1207, escritor chino de la dinastía Song)

Entre el pasado 25 y 28 de agosto de 2015, se celebró en la Universidad de Estudios Extranjeros de Busan (Corea del Sur) el XVII Congreso de la Federación Internacional de Estudios sobre América Latina y el Caribe (FIEALC). Dicho congreso tuvo como tema central: “América Latina, Asia y el mundo: nueva matriz de la globalización”. En ese nuevo capítulo de FIEALC que tiene como asociados a diversos centros e institutos de investigación de diversas  universidades del mundo, dedicados al estudio y análisis de la realidad pasada y presente de nuestra América, acudieron numerosos estudiosos tanto de la región asiática (Corea, China, Japón y Singapur), así como de diversos países de  Europa (España, Portugal, Grecia, Turquía, Italia y Polonia) y de la propia región latinoamericana (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, República Dominicana, Trinidad y Tobago y Uruguay).
 Recordemos que dicha Federación fue fundada por el maestro Leopoldo Zea (México, 1912-2004), con el propósito de estimular y alentar el trabajo de todos aquellos latinoamericanistas que desde otras regiones del mundo  han puesto su empeño  y trabajo en el estudio de nuestra región. Sin lugar a dudas el esfuerzo que hacen diversos profesores, investigadores y estudiantes de otras regiones del mundo por estudiar a los países latinoamericanos y caribeños, es una meritoria labor. Si  duda son esos académicos y jovenes alumnos los que hacen un gran esfuerzo intelectual por ayudar a sus gobiernos y sociedades en hacer posible las mejores relaciones culturales, políticas y sociales, e incluso económicas entre nuestras naciones. 

De ahí que la idea del maestro Zea, gran pensador con principios e ideario bolivariano ha podido continuar en los trabajos de la FIEALC. En el caso de Corea del Sur, a lo largo de las últimas  tres  décadas, han emergido diversos centros de estudios dentro de las principales universidades coreanas dedicados a la enseñanza del español y portugés, así como  a la investigación sobre diversos temas de la cultura, la historia, la vida política, económica  y social de nuestra región. 

Pero esta situación de estudiar y comprender a nuestra Amériva, no es nueva, tienen añejos antecedentes que se remontan a la historia del mismo encuentro entre el Nuevo Mundo y la vieja Asia.  Pero hoy en pleno siglo XXI y especialmente cuando los pueblos de  Corea y China conmemoran  el 70 aniversario del triunfo de las fuerzas patrióticas contra la intervención japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, la solidaridad de los pueblos es más patente.

En nuestros días cuando se gesta una nueva globalización, la de la solidaridad y la cooperación de los pueblos y naciones, entre los pueblos de América Latina y Asia Pacífico. Así, la cooperación en nuestros tiempos entre América Latina y el Caribe con Asia Pacífico puede explicarse en gran medida  por el mayor dinamismo alcanzado por estas dos regiones en su ámbito comercial, pero también en el ámbito político. Esto se confirma con la visita del presidente Nicolás Maduro a Vietnam y la República Popular China. Así como por tres contingentes militares latinoamericanos (Cuba, México y Venezuela) que el 3 de septiembre en Beijing acompañaran a la parada militar por el triunfo de las fuerzas chinas  por el 70 aniversario de la victoria de la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y el fin de la II Guerra Mundial. Pero también Maduro visita Vietnam por el  70 aniversario de la Revolución de Agosto, que estalló el 19 de ese mes en 1945, y por la proclamación de su independencia, el 2 de septiembre del mismo año.

 Pero también nos encontramos en un momento en que nuestras economías  son cada vez más complementarias. De ahí que se reconozca en los inicios del siglo XXI y específicamente en las dos últimas décadas los intercambios comerciales entre ambas regiones. Así, dentro del conjunto del área de Asía Pacífico, es la República  Popular China quien figura como el principal país con mayor incidencia comercial en Latinoamérica. China recibe prácticamente la mitad de las exportaciones de América Latina y el Caribe. De la región latinoamericana se exportan a Asia Pacífico  materias primas que representan el 70% de esas exportaciones donde figuran principalmente  productos como la soja, hierro, cobre, petróleo, maíz, pasta química de madera y azúcar. En tanto que las importaciones regionales desde Asia Pacífico hacia la región latinoamericana y caribeña son dominadas por una serie de manufacturas como productos electrónicos, equipos de telecomunicaciones, así como  vehículos  de personas y de transportes de alimentos entre otros. De esta manera China ha desplazado a Europa como segundo socio comercial con la región latinoamericana.  Algo resaltante es que la mayoría de los países latinoamericanos  mantienen un déficit comercial con China a excepción de Chile, Brasil y Venezuela. Respecto a la exportaciones agrícolas de ALC con China (2013) éstas se concentraban en Brasil (75%), Uruguay (4%), Chile (3%) y el resto (2%).

La coyuntura económica se combina con la expansión de las economías asiáticas que buscan recursos naturales y mercados potenciales a la vez que para ellas representan oportunidades de inversión para sus excedentes de ahorro. Así, una distinción que se marca es que China invierte sobre todo en sus necesidades que son la búsqueda de recursos naturales como la minería e hidrocarburos. En tanto que Japón y Corea se orientan mucho más en los sectores automotrices y en la electrónica. Una distinción al interior de la inversión de esas economías del Asia Pacífico va en relación al mismo modelo de desarrollo que predomina en cada uno de los países asiáticos. Por ejemplo, en el caso de China, la inversion se canaliza por empresas estatales. En tanto la de Japón o Corea del Sur es privada. Otro elemento que destaca es que China es un relevante aportador de créditos para Argentina, Ecuador y Venezuela. Así también China busca  invertir en infraestructura, como se manifiesta en Nicaragua con el Canal Interoceánico y en ferrocarriles en Venezuela y Brasil-Perú con el tren bioceánico.

Finalmente podemos concluir que es cada vez más creciente el interés de buena parte de los países latinoamericanos en afianzar sus relaciones con China, Corea del Sur y Vietnam. Esto a su vez, muestra la cada vez mayor independencia política de América Latina con los EU y otras potencias europeas. Sin duda, un elemento que condiciona esta nueva situación se debe a la emergencia en el siglo XXI de gobiernos de las distintas fuerzas progresistas latinoamericanas en gran número de países de la región. 

En el caso de las relaciones de China con Venezuela, también destacó lo  apuntado por el mismo presidente  Nicolás Maduro, en el sentido de que su alianza con China le ha permitido a su país suscribir “más de 300 acuerdos de cooperación y son numerosos los proyectos financiados por el Fondo Chino Venezolano”. En resumen y para concluir se puede identificar que las relaciones asiáticas con nuestra América apuntan en los inicios del siglo XXI a configurar dos regiones del mundo con una mayor cooperación y beneficios mutuos.

* El Dr. Adalberto Santana es director e investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC), UNAM.

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