Podemos concluir que es cada vez más creciente el interés de buena
parte de los países latinoamericanos en afianzar sus relaciones con China,
Corea del Sur y Vietnam. Esto a su vez, muestra la cada vez mayor independencia
política de América Latina con los EU y otras potencias europeas.
Adalberto Santana* / Especial
para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México
Las montañas verdes
no pueden impedir que las
aguas corran hacia el oriente
Xin Qiji
(1140-1207,
escritor chino de la dinastía Song)
Entre el pasado 25 y 28 de agosto de 2015, se celebró en la
Universidad de Estudios Extranjeros de Busan (Corea del Sur) el XVII Congreso
de la Federación Internacional de Estudios sobre América Latina y el Caribe
(FIEALC). Dicho congreso tuvo como tema central: “América Latina, Asia y el
mundo: nueva matriz de la globalización”. En ese nuevo capítulo de FIEALC que
tiene como asociados a diversos centros e institutos de investigación de diversas universidades del mundo, dedicados al estudio
y análisis de la realidad pasada y presente de nuestra América, acudieron
numerosos estudiosos tanto de la región asiática (Corea, China, Japón y
Singapur), así como de diversos países de
Europa (España, Portugal, Grecia, Turquía, Italia y Polonia) y de la
propia región latinoamericana (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia,
Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, República
Dominicana, Trinidad y Tobago y Uruguay).
Recordemos que dicha Federación
fue fundada por el maestro Leopoldo Zea (México, 1912-2004), con el propósito
de estimular y alentar el trabajo de todos aquellos latinoamericanistas que
desde otras regiones del mundo han puesto
su empeño y trabajo en el estudio de
nuestra región. Sin lugar a dudas el esfuerzo que hacen diversos profesores,
investigadores y estudiantes de otras regiones del mundo por estudiar a los
países latinoamericanos y caribeños, es una meritoria labor. Si duda son esos académicos y jovenes alumnos
los que hacen un gran esfuerzo intelectual por ayudar a sus gobiernos y
sociedades en hacer posible las mejores relaciones culturales, políticas y
sociales, e incluso económicas entre nuestras naciones.
De ahí que la idea del maestro Zea, gran pensador con principios e
ideario bolivariano ha podido continuar en los trabajos de la FIEALC. En el
caso de Corea del Sur, a lo largo de las últimas tres
décadas, han emergido diversos centros de estudios dentro de las
principales universidades coreanas dedicados a la enseñanza del español y
portugés, así como a la investigación
sobre diversos temas de la cultura, la historia, la vida política,
económica y social de nuestra región.
Pero esta situación de estudiar y comprender a nuestra Amériva, no es
nueva, tienen añejos antecedentes que se remontan a la historia del mismo
encuentro entre el Nuevo Mundo y la vieja Asia.
Pero hoy en pleno siglo XXI y especialmente cuando los pueblos de Corea y China conmemoran el 70 aniversario del triunfo de las fuerzas
patrióticas contra la intervención japonesa durante la Segunda Guerra Mundial,
la solidaridad de los pueblos es más patente.
En nuestros días cuando se gesta una nueva globalización, la de la
solidaridad y la cooperación de los pueblos y naciones, entre los pueblos de
América Latina y Asia Pacífico. Así, la cooperación en nuestros tiempos entre
América Latina y el Caribe con Asia Pacífico puede explicarse en gran
medida por el mayor dinamismo alcanzado
por estas dos regiones en su ámbito comercial, pero también en el ámbito
político. Esto se confirma con la visita del presidente Nicolás Maduro a
Vietnam y la República Popular China. Así como por tres contingentes militares
latinoamericanos (Cuba, México y Venezuela) que el 3 de septiembre en Beijing
acompañaran a la parada militar por el triunfo de las fuerzas chinas por el 70 aniversario de la victoria de la
Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y el fin de
la II Guerra Mundial. Pero también Maduro visita Vietnam por el 70 aniversario de la Revolución de Agosto,
que estalló el 19 de ese mes en 1945, y por la proclamación de su
independencia, el 2 de septiembre del mismo año.
Pero también nos encontramos en
un momento en que nuestras economías son
cada vez más complementarias. De ahí que se reconozca en los inicios del siglo
XXI y específicamente en las dos últimas décadas los intercambios comerciales
entre ambas regiones. Así, dentro del conjunto del área de Asía Pacífico, es la
República Popular China quien figura como
el principal país con mayor incidencia comercial en Latinoamérica. China recibe
prácticamente la mitad de las exportaciones de América Latina y el Caribe. De
la región latinoamericana se exportan a Asia Pacífico materias primas que representan el 70% de
esas exportaciones donde figuran principalmente
productos como la soja, hierro, cobre, petróleo, maíz, pasta química de
madera y azúcar. En tanto que las importaciones regionales desde Asia Pacífico
hacia la región latinoamericana y caribeña son dominadas por una serie de
manufacturas como productos electrónicos, equipos de telecomunicaciones, así
como vehículos de personas y de transportes de alimentos
entre otros. De esta manera China ha desplazado a Europa como segundo socio
comercial con la región latinoamericana.
Algo resaltante es que la mayoría de los países latinoamericanos mantienen un déficit comercial con China a
excepción de Chile, Brasil y Venezuela. Respecto a la exportaciones agrícolas
de ALC con China (2013) éstas se concentraban en Brasil (75%), Uruguay (4%),
Chile (3%) y el resto (2%).
La coyuntura económica se combina con la expansión de las economías
asiáticas que buscan recursos naturales y mercados potenciales a la vez que
para ellas representan oportunidades de inversión para sus excedentes de
ahorro. Así, una distinción que se marca es que China invierte sobre todo en
sus necesidades que son la búsqueda de recursos naturales como la minería e
hidrocarburos. En tanto que Japón y Corea se orientan mucho más en los sectores
automotrices y en la electrónica. Una distinción al interior de la inversión de
esas economías del Asia Pacífico va en relación al mismo modelo de desarrollo
que predomina en cada uno de los países asiáticos. Por ejemplo, en el caso de
China, la inversion se canaliza por empresas estatales. En tanto la de Japón o
Corea del Sur es privada. Otro elemento que destaca es que China es un
relevante aportador de créditos para Argentina, Ecuador y Venezuela. Así
también China busca invertir en
infraestructura, como se manifiesta en Nicaragua con el Canal Interoceánico y
en ferrocarriles en Venezuela y Brasil-Perú con el tren bioceánico.
Finalmente podemos concluir que es cada vez más creciente el interés
de buena parte de los países latinoamericanos en afianzar sus relaciones con
China, Corea del Sur y Vietnam. Esto a su vez, muestra la cada vez mayor
independencia política de América Latina con los EU y otras potencias europeas.
Sin duda, un elemento que condiciona esta nueva situación se debe a la
emergencia en el siglo XXI de gobiernos de las distintas fuerzas progresistas
latinoamericanas en gran número de países de la región.
En el
caso de las relaciones de China con Venezuela, también destacó lo apuntado por el mismo presidente Nicolás Maduro, en el sentido de que su
alianza con China le ha permitido a su país suscribir “más de 300 acuerdos de
cooperación y son numerosos los proyectos financiados por el Fondo Chino
Venezolano”. En resumen y para concluir se puede identificar que las relaciones
asiáticas con nuestra América apuntan en los inicios del siglo XXI a configurar
dos regiones del mundo con una mayor cooperación y beneficios mutuos.
* El Dr. Adalberto Santana es director e investigador del Centro de
Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC), UNAM.
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