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sábado, 6 de febrero de 2016

El bonito rostro de la reacción neoliberal

De la misma manera en que en la época de la guerra fría, el “comunismo” se volvió la bestia negra con la que se estigmatizó a la protesta social y a la lucha por la democracia, hoy el uso neoliberal de la categoría populismo realiza la misma vieja operación: construye un enemigo y en nombre de la libertad y la democracia llama a destruirlo.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

Con sorpresa me enteré que una joven politóloga guatemalteca que ha adquirido relevancia mediática y de nombre Gloria Álvarez, difundió un twitter  en el que decía lo siguiente: “Cuando los españoles llegaron aquí, los mayas tenían siglos de haberse extinto (sic)”. Haciendo a un lado el mal uso del español que evidencia  el mensaje, es obvio que el mismo exhibe una gran ignorancia con respecto a la historia de los pueblos mayas: éstos nunca se extinguieron sino simplemente se ramificaron. Hoy sus descendientes han deplorado las formas anteriores de denominarlos y reivindican que se les llame “pueblos mayas” con lo cual reivindican su presencia actual.  Lo contrario  a todos aquellos que postulan, como Gloria Álvarez, que se extinguieron.

No es primera vez que la referida politóloga hace el ridículo con su ignorancia.  En 2015 respondiendo a una  solicitud de un seguidor de su twitter sobre una recomendación  de lectura, le expresó que debería leer “La patria del criollo” de Francisco Pérez de Antón. Con todo respeto se puede decir que un cientista social guatemalteco que no sepa que dicho libro fue escrito por mi maestro y amigo Severo Martínez Peláez, evidencia graves fallas en su formación académica. Álvarez se volvió una figura mediática desde que se difundió en 2014 un video en el que pronunciaba un discurso  contra el “populismo” en el Parlamento Iberoamericano de la Juventud en Zaragoza, España. Desde entonces ha realizado giras por Hispanoamérica denunciándolo.  Detrás del bello rostro de una mujer atractiva, en realidad no se encuentra mucha sustancia. Álvarez en su discurso se limita a difundir el uso neoliberal de la categoría de populismo, equiparando dicha forma estatal y social a gasto irresponsable del erario público, promesas imposibles que aprovechan  la miseria de la gente y con ello lograr imponer dictaduras. El populismo según ella atenta contra la vida, la libertad y la propiedad privada.

De la misma manera en que en la época de la guerra fría, el “comunismo” se volvió la bestia negra con la que se estigmatizó a la protesta social y a la lucha por la democracia, hoy el uso neoliberal de la categoría populismo realiza la misma vieja operación: construye un enemigo y en nombre de la libertad y la democracia llama a destruirlo. De la misma manera en que antaño el anticomunismo vio comunistas en los que lo eran, pero también en demócrata cristianos, socialdemócratas, nacionalistas y procedió a eliminarlos, hoy Álvarez advierte que el “populismo” ha infiltrado a todas las ideologías. Y llama a su “eliminación tecnológica”.  Hay en este discurso un atavismo anticomunista que solamente sustituye la denominación “comunismo” por “populismo” y se convierte más que en ciencia social en mera ideología reaccionaria.

Producto de un lapsus inconciente, Álvarez llama a la extinción simbólica de lo maya cuando lo proclama extinto desde hace siglos. Realiza en el plano verbal lo que el neoliberalismo hace en los hechos con sus políticas etnocidas. Podemos percatarnos entonces, que detrás de la bella comunicadora no hay más que la reacción neoliberal.

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