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sábado, 5 de marzo de 2016

Honduras: Desalojos crueles, inhumanos y degradantes

El  2 de marzo del 2016, se produjo un desalojo por policías y militares de familias que vivían desde hace casi  medio siglo en los alrededores de la UNAH en el Valle de Sula.

Juan Almendares / Especial para Con Nuestra América
Desde Tegucigalpa, Honduras

 ¿De quién son estos olivos?  El poeta  español Miguel Hernández contestó:  “No los levantó la nada, ni el dinero, ni el señor, sino la tierra callada, el trabajo, el sudor. Unidos al agua pura y a los planetas unidos, los tres dieron la hermosura de los troncos retorcidos”

Desalojo de familias en el Valle de Sula.
Honduras es un aparente Estado de Derecho donde los pobres y explotados viven en un Estado sin derechos. La Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) es la representante del Estado en materia de Educación Superior y se nutre  con el seis por ciento de los ingresos del Estado, que son producto de los impuestos que tributa la mayor parte de población. La UNAH no es una propiedad privada, es la propiedad del pueblo; y por lo menos debe ser  la conciencia critica  frente a la conciencia impuesta. En los últimos años, la universidad  se identifica con el sistema dominante,  utiliza como instrumento el aparato represivo policial y militar, basado en las leyes ilegítimas de un Estado Punitivo que se fundamenta en la política criminal de los tratos crueles, inhumanos y degradantes de la globalización del capital, cuya forma jurídica es el respeto a la propiedad privada y a la criminalización de la protesta.

Por eso las autoridades son partidarias de la militarización de las áreas de la comunidad universitaria, el desalojo de los estudiantes, profesores y trabajadores  o la persecución y encarcelamiento de los mismos cuando tienen ideas contrarias al pensamiento hegemónico de la privatización que excluye el ingreso de una población significativa  de los estudiantes

El  2 de marzo del 2016, se produjo un desalojo por policías y militares de familias que vivían desde hace casi  medio siglo, en los alrededores de la UNAH en el Valle de Sula. Este acto violento se produjo  a instancias de las autoridades de la UNAH y por decisión de la jueza respectiva.

Los argumentos del desalojo según las autoridades del Alma Mater fueron: defensa de la propiedad privada, los rectores anteriores no los desalojaron, se les dio el tiempo suficiente,  se puso a disposición autos para que fueran traslados con sus pertenencias (a las calles) y el el plazo otorgado  fue suficiente. 

Era posible, en un acto de humanidad que las autoridades de la UNAH, sin recurrir al desalojo violento, se acercaran a los pobladores, gestionaran ante el Estado, el Gobierno o la Cooperación Internacional  un terreno y la construcción de viviendas para las familias afectadas.  Sin embargo, las concepciones inhumanas de criminalización de la pobreza prevalecieron.

Contrastando con esta posición, está el silencio que han mantenido altas autoridades de la UNAH frente a las Fuerzas Armadas de Honduras, que han ocupado un terreno donado al Alma Mater de 10 manzanas ubicadas en la orilla del mar, en las cercanías de San Lorenzo.   También han guardado silencio ante la Venta del País a la Minería, la aprobación inconstitucional  de las Zonas Especiales de Desarrollo(Ciudades modelo) y la ocupación del Territorio por las bases militares estadounidenses.

Decía Noan Chomsky: “Neoliberalismo tomo por asalto las universidades…Debemos promover una institución democrática en la que la comunidad (profesores, estudiantes, personal no docente) participan en la determinación de la naturaleza de la universidad y de su funcionamiento”.

En Honduras la desigualdad es una práctica del poder en forma cotidiana, los desalojos son frecuentes tanto de campesinos, indígenas, garífunas y pobladoras.

La situación del país más golpeado por el capitalismo transnacional  es congruente con lo expresado por  el analista de la desigualdad Campbell:  “En el mundo real raramente puede haber algo que no haya sido adquirido sin algún grado de injusticia y parece ridículo, por imposible, retroceder al principio y establecer quiénes son los propietarios originales que tienen derechos sobre los bienes y dejar a un lado todas las transferencias involuntarias.[...]. En las sociedades reales es claro que la capacidad de algunas personas para generar más tenencias o posesiones que otras depende de manera crucial de la sociedad en la que viven, de las actividades de aquellos que les han precedido, de la clase social, la familia, el género y la raza en la que han nacido y de la buena o mala suerte en cuanto a la salud, el lugar y el tiempo”.

En mi calidad de ex Rector de la UNAH y defensor de los derechos humanos , elevo mi  voz y conciencia de solidaridad  con las familias desalojadas  e invitamos a la comunidad universitaria , a las organizaciones de derechos humanos, intelectuales , artistas y al movimiento social a luchar contra los desalojos violentos , a  defender la justicia social  de nuestros compatriotas y a  solidarizarnos con  las familias desalojadas  por las autoridades de la UNAH .

No  existe  academia  sin  pueblo. La pedagogía de la crueldad es incompatible con  la existencia de una verdadera universidad  que  tiene en el corazón  la justicia social

Tegucigalpa 2 de marzo 2016

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