Nuestra canciller supo colocar en el lugar
exacto la contradicción fundamental que hoy determina la vigencia o no y, por
tanto, el destino histórico inmediato de la O.E.A que se debate entre ser el escenario donde se haga valer la
independencia, la soberanía, el respeto y la paz entre las naciones y pueblos del continente,
para favorecer la justicia, el desarrollo y la convivencia; o regresar a su
viejo e indigno papel de agencia colonial del decadente imperio norteamericano.
Christian Farías/ Especial para Con Nuestra América
Desde
Valencia, Carabobo. Venezuela.
Delcy Rodríguez, canciller venezolana. |
Imaginamos que dentro de la lógica
imperialista norteamericana, que ha prevalecido hegemónicamente en la
Organización de Estados Americanos, OEA, la actuación de nuestra canciller
Delcy Rodríguez en los eventos de esa organización realizados recientemente, ha causado si no un sismo al menos un
estremecimiento “inusual”. Todo el plan injerencista e intervencionista armado
entre los apátridas de la oposición en Venezuela, el infeliz y frustrado
Secretario General de la OEA y el gobierno de Estados Unidos contra nuestro
país y nuestro gobierno, ha sido
desmontado ante nuestros pueblos y la opinión pública internacional. En ese
sentido, no puede haber ninguna duda de la victoria política, diplomática,
moral y ética que ha obtenido Venezuela; y junto a nosotros,
todas las fuerzas de la dignidad latinoamericana y caribeña que nos acompañan
en el marco de la actual coyuntura
internacional y nacional.
Tampoco tenemos dudas de que la actuación
de nuestra canciller, ha sido una contundente demostración de la valentía, la
dignidad, la inteligencia y la firmeza que caracterizan el mandato de nuestro
presidente Nicolás Maduro. Realmente nos sentimos muy orgullosos cuando pudimos
observar en las cámaras de televisión la
forma en que esos valores fundamentales de nuestro gobierno, fueron desplegados
con altísima prestancia y sobriedad
femenina por nuestra Canciller. Fue
realmente una prueba de fuego, vital, en este momento de confrontación
directa contra la intriga y la
marrullería marranera del señor Almagro, sus amos gringos y los acólitos de la
MUD. Y como bien lo dijo Roy Chaderton, en paráfrasis futbolística, con un
entrenador que tiene la experiencia y calidad del presidente Maduro y una
goleadora nata como Delcy Rodríguez, era
lógico meterle todos los goles al tan miserable e inescrupuloso “arquero” del
equipo pitiyanky.
La camarada Delcy, que así me atrevo a
llamarla con el respeto que nos inspira, no utilizó el método de la diplomacia
de libreto, en el cual cada representante diplomático lleva su discurso
previamente escrito y simplemente cumple con el ritual de leerlo, sin importar
su pertinencia o no en el proceso vivo del diálogo “en pleno desarrollo”. Muy
por el contario, la canciller de la República Bolivariana de Venezuela, en
representación del presidente Nicolás Maduro y del pueblo de Simón Bolívar y de
Hugo Chávez, dio una gran lección de
verdadera diplomacia con base en el uso de una oratoria viva, que expresa el
dinamismo de la confrontación política e interpreta el movimiento dialéctico y
dialógico de la confrontación. Su método de proponer con valentía, escuchar con
atención y respeto; y luego responder con claridad y firmeza, le permitió
dominar con absoluta propiedad tan delicado y escabroso escenario.
Desde esa perspectiva, nuestra canciller
supo colocar en el lugar exacto la contradicción fundamental que hoy determina
la vigencia o no y, por tanto, el destino histórico inmediato de la O.E.A que
se debate entre ser el escenario donde
se haga valer la independencia, la soberanía, el respeto y la paz entre las naciones y pueblos del continente,
para favorecer la justicia, el desarrollo y la convivencia; o regresar a su
viejo e indigno papel de agencia colonial del decadente imperio norteamericano.
He allí el dilema de la O.E.A. puesto a la orden del día ante la mirada perpleja de unos y la satisfacción
moral de otros. De manera que la trampa del trío diabólico USA-Almagro-MUD, fue
develada tan magistralmente que la sala, casi plena, se colmó de aplausos para
nuestra canciller, pues, también dejó claramente expresado que Venezuela, con la OEA o sin la OEA, es y seguirá siendo
siempre un país soberano, con un proyecto propio e irrenunciable de
independencia, socialismo y paz.
Por esa razón, hemos sido y somos blanco
del asedio imperial, a través del acoso mediático internacional, por un
lado; y por el otro, con el chantaje,
las presiones y las intrigas al interior de la OEA, así como la utilización de
mercenarios dentro y fuera de nuestro territorio. Ante esa situación,
entendemos que el Presidente y su gobierno han sabido enfrentar airosamente
toda esa ofensiva imperial, sin hacer concesiones que pongan en riesgo la
integridad de la República. El país entero ha visto en múltiples oportunidades
que frente al asedio, el Presidente ha fortalecido la unidad estratégica
cívico-militar, en el marco de la nueva doctrina militar de guerra de todo el
pueblo para la defensa de la soberanía nacional. De manera que esta batalla que
se ha librado exitosamente en la O.E.A. tiene un valor estratégico fundamental
que nos obliga a redoblar el alerta y la reflexión seria, permanente y con
sentido pleno de verdadero patriotismo.
Finalmente, quiero destacar la fluidez
discursiva y total coherencia en el discurso de nuestra canciller, cuyo
contenido reafirma la densidad y consistencia de la nueva filosofía política
internacional de Venezuela, que
doscientos años después de la gala inaugural que hiciera de ella el Libertador
Simón Bolívar, y luego negociada y entregada por los gobiernos entreguistas del
pasado, fue rescatada y actualizada por el comandante Hugo Chávez y ahora
continuada por el presidente Nicolás Maduro. Felicitaciones a la canciller
Delcy Rodríguez por su absoluta lealtad al legado de nuestros libertadores, su
firmeza e inteligencia para enfrentar al enemigo imperial; su templanza
doctrinaria y su dominio de la expresión
verbal que la distinguen como una canciller bolivariana, chavista y
revolucionaria, es decir, como la canciller impecable de América que honra
especialmente a su patria Venezuela y a
las naciones hermanas de Latinoamérica y el Caribe, en esta hora de desafíos y
retos impostergables.
No tuve oportunidad de ver el discurso completo de Delcy Rodríguez porque la cadena CNN solo exhibe lo que conviene, pero lo poco que dejaron ver fue un discurso claro, convincente y con mucha fuerza, yo creo por eso se robó los aplausos.
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