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sábado, 20 de agosto de 2016

Olimpiadas: Cuando vea a un alemán competir por Tanzania sabré que las cosas están cambiando

Los países del Primer Mundo han estado drenando talentos de todo tipo desde su periferia para su propio provecho. Las Olimpiadas no son más que un caso más.

Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica

Ruth Jebet, atleta nacida en Kenia,
compite desde el año 2003 para Bahrein.
El diario ABC, publicado en Madrid, se escandaliza por el caso de Bahrein en estas Olimpiadas que se llevan a cabo en Rio de Janeiro. El titular dice: “El escándalo olímpico de Bahrein para engordar su medallero”[1]. Según el diario, el problema es que el país árabe, rico en petróleo y, por ende, en petrodólares, ha inscrito bajo su bandera a 35 atletas, de los cuales solamente 6 son de origen bahrení. Esto le parece censurable al diario, y atribuye la situación al cambio sufrido por la juramentación de los juegos, en donde se sustituyó el término “patria” por “nuestro equipo”.

La mirada del diario español es colonialista.

Le sorprende y censura la situación de Bahrein pero, al ver la paja en el ojo ajeno se olvida de la viga en el suyo. Cuando decimos “suyo” nos referimos no solo a España sino, en general, a los países del Primer Mundo (perdón por usar terminología demodé), que hacen su agosto en estos juegos (pero no solo en ellos), con gente que tiene dotes o formación especial o sobresaliente, y que llega hasta sus costas atraídos por las mejores condiciones que pueden ofrecerles.

¿Recuerdan, por ejemplo, el combinado francés de fútbol que ganó el Mundial de ese deporte en 1998? Refiriéndose al fútbol, el sitio INFOBAE dice: “Si en términos generales se define a un 'extranjero' como cualquier persona con al menos un progenitor nacido en otro país, la selección suiza habría perdido a dos tercios de sus jugadores para jugar el Mundial de Brasil 2014. Francia y Holanda habrían quedado desarmadas y quizás no habrían logrado pasar la primera ronda. En cambio, Argelia, Ghana o Turquía se habrían reforzado en grande”[2].

Francia habría perdido a 12 jugadores del plantel de 23 que llevó a Brasil. Bélgica no habría tenido al defensor Vincent Kompany y al atacante Romelu Lukaku que nacieron en la República Democrática del Congo, al delantero Kevin Mirallas cuyo padre nació en España, a Marouane Fellaini, cuyos padres nacieron en Marruecos, a Axel Witsel cuyo padre es de Martinica y al central Mousa Dembele cuyo padre nació en Malí. España habría restado a David Silva, ya que su madre es de Japón y su padre de las islas Canarias, y al brasileño nacionalizado Diego Costa. Y así sucesivamente.

Este robo de talentos se da en todos los ámbitos de la vida. En el famoso Silicon Valley de los Estados Unidos, los hindús y chinos conforman casi dos tercios de la llamada “gente talentosa” que impulsa la industria tecnológica norteamericana. Consciente de esta situación Marc Zuckerberg, el creador y dueño de Facebook, argumentaba en abril de 2013 en el periódico Washington Post[3] que en la "economía del conocimiento" no tiene sentido rechazar a gente con talento, comparando a este talento con el petróleo u otros recursos naturales del tipo que alimentaron booms industriales anteriores.

Se trata, pues, de un fenómeno viejo y muy conocido: los países del Primer Mundo han estado drenando talentos de todo tipo desde su periferia para su propio provecho. Las Olimpiadas no son más que un caso más.

Pero cuando no son ellos los que sacan ganancia de la situación, se asustan, les parece escandaloso y se rasgan las vestiduras: mentalidad colonial.




[1] . (http://www.abc.es/deportes/juegos-olimpicos/rio-2016/abci-escandalo-olimpico-bahrein-para-engordar-medallero-201608171926_noticia.html)
[2] . http://www.infobae.com/2014/06/20/1574678-como-serian-los-equipos-del-mundial-los-nacionalizados/
[3] . https://www.washingtonpost.com/opinions/mark-zuckerberg-immigrants-are-the-key-to-a-knowledge-economy/2013/04/10/aba05554-a20b-11e2-82bc-511538ae90a4_story.html?utm_term=.c0b5139fb58e

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