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sábado, 17 de junio de 2017

Guatemala: de la resistencia a la rebeldía

Decimos que estamos en resistencia, pero cerca de nosotros está la hidroeléctrica, la minería, la palma africana.  Decimos que estamos en resistencia, pero siempre estamos enviando memoriales a las instituciones del Estado.  Los abogados y otros dizque profesionales, siempre nos llevan a las instituciones del Estado a presentar memoriales, comunicados, amparos.  Nos llevan a respetar a la institución, a este Estado que nos sigue matando. 

Kajkoj Máximo Ba Tiul[1] / Para Con Nuestra América*

¿Cuándo pasaremos de la resistencia a la rebeldía?  El paso es difícil.  Puede ser un paso pequeño, porque se supone que la resistencia fue fruto de la organización y de la formación.  Pero cuando este último se dio a gotas, sin que estas fueran duras, consistentes y conscientes, el paso será mucho más ancho.  Tendrán que pasar más cosas para alcanzarla. La rebeldía, es la que nos llevará a desbaratar la restauración conservadora.  La rebeldía, nos va a llevar a salirnos del clóset o del escaparate.  Digo esto, porque seguimos hablando que este Estado no sirve, es discriminador, racista, patriarcal, homofóbico, misógino, etc., pero seguimos pidiéndole que su gobierno legisle para nosotros, que nos incluya, que nos dé migajas, y avalamos sus propuestas pensadas “hacia nosotros” y no con nosotros.

Cuando falta más o menos dos años o si es que menos tiempo, para que comience nuevamente una campaña electoral, otra vez, comienza a discutirse que si la izquierda o si la derecha.  Salen a relucir problemas personales, grupales, individuales.  Aparecen nuevos analistas que se complementan con viejos.  Nuevos académicos que debaten con viejos académicos.  Todos hablan a la vez.  Muchas veces dicen lo mismo solo que con otras palabras, como lo que lo hoy se ha denominado la “izquierda rosada”, en algún momento lo nombramos como la “izquierda de hotel”, “la izquierda turista”, “la izquierda oenegera”, “la izquierda partidista oficial”, “la izquierda social”. El Vicepresidente de Bolivia, la denomina “la izquierda de cafetín”. En Guatemala, también se le denominó la “Caravana del Zorro” o la “izquierda que levanta la mano derecha”, etc.

Hoy seguimos cuestionando si somos un movimiento o somos más movimientos, si somos un pueblo o somos más pueblos, si somos movimiento social o movimiento de pueblos.  Si hay movimiento indígena, maya, xinka, garífuna, ladina, etc.   Se escuchan, que se crean frentes por aquí, frentes por acá.  Que se discute un pacto de unidad.  Que hay llamado a crear articulaciones para tomar el poder.  ¿Qué poder?, ¿cuál poder? Pero sobre todo ¿con qué poder? Son solo preguntas, que siguen dando vueltas en el corazón, en la mente y en el estómago de las comunidades.  No se vislumbra a corto plazo un cambio.

Se sabe muy bien y lo hemos discutido muchas veces, que desde la colonización española, pasando por la independencia, por las dictaduras y con esta nueva forma de despojarnos de nuestra tierra y de nuestro territorio, han matado a nuestros líderes, a nuestros pensadores, a nuestros sabios, a nuestros guías.  Como decía una persona hace poco, que “estamos jodidos porque no tenemos pensadores”, eso no es cierto.  Porque lo que nos impide lograr nuestra liberación, es nuestra total dependencia al sistema.  Aunque no se quiera aceptar, hasta las organizaciones que dicen representarnos ante el Estado dependen del sistema, sobre todo cuando dependen de los proyectos de la cooperación.  Así, están igual los hombres y mujeres de las comunidades, porque siempre que quieren hacer algo, siempre están pensando que dirá el alcalde, el cocode, el padre, el pastor, el doctor, el maestro, el dirigente de la ong.  Pero también, dependemos del proyecto, no caminamos, no avanzamos, no vamos a las reuniones comunitarias, etc., si no nos dan viáticos, si no nos dan pasajes, si no nos llevan a buenos hoteles.  Por eso, es que no avanzamos hacia la autonomía y la liberación.  Por eso es que no nos articulamos, por eso es que no encontramos la ruta, el camino, el camino blanco, rojo, negro o amarillo.

Allí es donde está nuestro miedo.  Decimos que estamos en resistencia, pero cerca de nosotros está la hidroeléctrica, la minería, la palma africana.  Decimos que estamos en resistencia, pero siempre estamos enviando memoriales a las instituciones del Estado.  Los abogados y otros dizque profesionales, siempre nos llevan a las instituciones del Estado a presentar memoriales, comunicados, amparos.  Nos llevan a respetar a la institución, a este Estado que nos sigue matando.  Vamos y nos tomamos la foto con la Fiscal, con la CICIG, con los funcionarios de gobierno, con la Corte de Constitucionalidad, con los alcaldes, con la gente de la cooperación y  hacen como si nos escucha,  pero luego  no sentimos cuando nos clavan al puñal por la espalda. Por ejemplo, eso de proponer el pluralismo jurídico en las reformas al sector justicia, de sus sector justicia, porque no es el nuestro.  Porque nuestro sistema de justicia, lo tenemos, no necesitamos que hagan una ley específica para que lo sigamos aplicando.  

Otro ejemplo, lo que les pasó a los hermanos Q’eqchi’ de Cahabón cuando ya habían resoluciones de la Corte Suprema e incluso de la misma Corte de Constitucionalidad, en donde decía, que había que consultarles y ahora esa misma Corte de Constitucionalidad, que en  una noche, mientras nosotros estábamos durmiendo, dicen que siga la construcción y después que se haga la consulta. Que consulta, si las comunidades ya hicieron su consulta, ya dijeron que no querían a la hidroeléctrica en el río Cahabón.  Entonces para este Estado, los indígenas y mucho menos los mayas no existen, no cuentan.

Eso nos pasa por seguir los ritmos del Estado Kaxlan.  Ellos son mentirosos, no hablan con la verdad.  Pueden traicionar sus palabras, en cambio nosotros no, porque somos “malik winaq’”, decían nuestros abuelos.  La palabra siempre fue para nosotros un valor, pero para el kaxlan es su papel, su letra.  Como no hemos aprendido que sus tiempos, no son nuestros tiempos por eso nos engañan.   Ya es tiempo que nosotros le demos ritmo al tiempo.  Ya no dejemos que nos quieran articular desde arriba.  Ya probamos mucho, no vamos a recordar mucho más atrás, solo algunos: la marcha indígena y campesina del 2012, la marcha del agua, la marcha de San Juan Sacatepequez, la Asamblea Social y Popular, etc.,  terminaron  en el tiempo  y en el espacio kaxlan.  Caminamos juntos y terminamos hablado con el presidente, el vicepresidente y otros mentirosos que trabajan con ellos, incluso algunos indígenas, que en los foros hablan sobre autonomía, sobre nuestros derechos, pero están acomodados comiendo las sobras del Estado kaxlan.  Ya llegó el tiempo de que nosotros como “tz’aqal winq”, nos unamos y caminemos juntos, sin intervención de ellos y nos rebelemos, como dicen allí, tenemos que cambiar la forma de lucha, porque las marchas, los comunicados, las conferencias de prensa, los foros y más, no han servido de mucho.

El paso que hace falta es la rebeldía, pero para eso, hay que fortalecer la organización comunitaria.  Hace uno días, un documento por allí, decía algo así, que el “río Cahabon ya no se salva”.  Es cierto, que si se los dejamos en sus manos, bajo la decisión del Estado, si ya no se salva, pero si se los volvemos a quitar, entonces se salvará.  Nosotros lo tenemos que recuperar y luego defenderlo.  Es el momento para  unirnos, para sacar a todos los destructores de nuestros territorios.  Hay que impedirles el paso para que vuelvan a entrar.  Las decisiones de la Corte de Constitucionalidad, no funcionan en nuestros territorios.  Aquí, nuestra voz y nuestra palabra mandan.  Si nos unimos, no entraran jamás.  Aquí el pueblo debe mandar y no lo que decidan en la capital.  Ya no más marchas, movilizaciones, comunicados, memoriales.  Llego la hora de actuar.  Hay que organizarnos más, para demostrar que nosotros tenemos el poder y no los ricos y no quienes se han adueñado de nuestras tierras y territorios.  Urge el paso hacia la rebeldía y eso solo lo podrán dar lo pueblos organizados.  Pero para eso, tenemos que dejar el miedo.  Porque el miedo es el que nos lleva a dialogar, a hablar con ellos.  El miedo es quien nos lleva a la capital, para ver si nos escuchan.  El miedo no nos permite organizarnos.  El miedo es nuestro peor enemigo.  Tenemos que caminar más despacio y más seguro, porque el tiempo avanza.

Nuestra Solidaridad con los compañeros del Centro de Medios Independientes. Nadie nos quitará la voz, seguiremos gritando hasta lograr la liberación.

*Este artículo fue publicado originalmente en el sitio https://pensamientosguatemala.org




[1] Solo me dispuse a escribir lo que piensan, sienten y expresan las comunidades.  Es pensamiento de ellos, lo que hice es ponerlo en forma de artículo, para que pueda ser analizado.

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