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sábado, 1 de julio de 2017

FARC: adiós a las armas

Las FARC inician su vida  como movimiento político. El fantasma trágico de la Unión Patriótica, su expresión política entre 1985-2002 que actuó legal y electoralmente estará presente: imposible olvidar que  sus dos candidatos presidenciales, 8 congresistas, 11 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y 3,500 militantes fueron asesinados.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

El 27 de junio de 2017 arribó a su fin el proceso de paz iniciado hace algunos años entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP). En Mesetas, departamento de Mesta, se realizó la ceremonia  mediante la cual la insurgencia entregó sus últimas armas al gobierno. Las FARC surgieron en 1964 después de la ofensiva gubernamental contra la insurgencia que se acantonaba en la zona de Marquetalia. Ciertamente la guerrilla después conocida con dichas siglas venía de los grupos campesinos de autodefensa surgidos en 1948 cuando la violencia empezó a devastar a Colombia. El asesinato del líder Jorge Eliécer Gaytán ese año, descompuso  por décadas el panorama político colombiano. Uno de esos campesinos, Pedro Antonio Marín, organizó las primeras autodefensas y posteriormente encabezó la vinculación de éstas con el Partido Comunista Colombiano. Marín habría de hacerse famoso tiempo después, con el seudónimo de Manuel Marulanda Vélez “Tirofijo”.

Así las cosas, las FARC y su accionar se convirtieron en la guerrilla más antigua de América latina.  Fueron aproximadamente 68 años de lucha guerrillera que finalmente concluyeron el 26 de septiembre de 2016, cuando se firmó el acuerdo final de paz entre el gobierno y la guerrilla. Lo que sucedió el 27 de junio  fue la ceremonia del desarme final insurgente y comienza un nuevo ciclo para la insurgencia. La guerrilla que encabezó Manuel Marulanda Vélez, no sólo llegó a ser la más antigua de la región sino acaso la más poderosa militarmente. En un momento contó con entre 15 y 20 mil efectivos distribuidos entre aproximadamente 60 batallones con una presencia en 24 de los 32 departamentos de Colombia. La gran paradoja de las FARC fue que su influencia y prestigio político fue inversamente proporcional a su poderío militar. Tuvo un indudable arraigo social en las regiones rurales en donde actuó, pero en las ciudades su prestigio fue muy bajo. Cometiendo errores en algunas de sus acciones y secuestrando por largos años a policías, soldados y civiles,  las FARC fueron fácilmente satanizadas por los grandes medios de comunicación y el establishment colombiano. Se les pintó como terroristas, extremistas y narcotraficantes.

Después de la muerte  natural en 1990 de Jacobo Arenas y en  2008  también por causas naturales de Tirofijo, la comandancia sufrió bajas sensibles merced a un perfeccionamiento de la contrainsurgencia. En el mismo 2008 fue abatido Raúl Reyes en un bombardeo en territorio ecuatoriano. En 2010 caería en combate Jorge Briceño conocido como “Mono Jojoy”. Posteriormente en 2011 el  sucesor de Marulanda, Alfonso Cano,  también sería abatido. Estas bajas y el estancamiento del conflicto armado paulatinamente llevarían a considerar una solución negociada.

Hoy las FARC inician su vida  como movimiento político. El fantasma trágico de la Unión Patriótica, su expresión política entre 1985-2002 que actuó legal y electoralmente estará presente: imposible olvidar que  sus dos candidatos presidenciales, 8 congresistas, 11 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y 3,500 militantes fueron asesinados.

Hagamos votos porque a las FARC  hoy convertida en fuerza política no les suceda lo mismo.


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