La brecha
que separa a la jerarquía católica, incluyendo curas y monjas, de los
fundamentalistas evangélicos es cada día menor. Éstos repiten versículos de la
Biblia, que no conocen ni estudian ni practican.
Javier Solís* / Agradecemos el envío de este texto al Dr. Arnoldo Mora
Rodríguez
I. El poder
de la Iglesia de Costa Rica
La
posibilidad real de que Fabricio Álvarez gane la presidencia de la República el
próximo 1 de abril, representará una derrota, quizá definitiva, de la Iglesia
Católica Apostólica y Romana en Costa Rica.
Hasta ahora
ha sido la institución no estatal más poderosa del país. Poderosa en todo
sentido. Su influencia moral, doctrinal, social y financiera está por encima
del estado mismo. Se integra a los procesos descolonizados en América Latina y
luego en otros países de Africa y Asi, para integrarse al régimen republicano.
Pero nunca deja, hasta hoy, de ser la última monarquía absolutista en la
tierra. Nunca ha sido una institución del pueblo, por mucho que durante mil
quinientos años algunos hombres y mujeres haya luchado por evitar que su
corrupción y su poder sentado en doctrinas dogmáticas supersticiosas los hayan
perseguido hasta la tortura, la hoguera y la muerte.
El poder
absoluto y monárquico, es ejercido a través de cada obispo en su diócesis sobre
bienes y personas oficialmente incorporadas a su organización religiosa, político-diplomática
y administrativa. Pueden ser obispos, sacerdotes (sólo hombres), hombres o
mujeres consagradas a la vida religiosa.
En Costa
Rica hay 7 diócesis unos 12 obispos si contamos a los obispos auxiliares y a
los retirados. Los sacerdotes activos, que han recibido por lo menos 6 años de
formación y de estudios superiores son 827 y seis o más años de formación
religiosa de tiempo completo. A ellos hay que agregar 36 diáconos permanentes;
más 402 religiosos hombres, profesos pero no sacerdotes, que tienen
prácticamente la misma formación que los sacerdotes de dedicación exclusiva.
Todavía hay que agregar 833 mujeres consagradas en varias comunidades
religiosas. Es decir, un ejército profesional de oficiales de 2098 oficiales de
alto rango, que saben cuál es su misión y conocen bien la institución de la que
forman parte, para una población de 3.869.703 católicos confesos.
Los
sacerdotes diocesanos y algunos de comunidades religiosas atienden 297
parroquias, que no son centros de evangelización de hecho, misionera, sino
plataformas de servicios de ritos religiosos como matrimonios, funerales,
bautizos, primeras comuniones. Ritos sin sentido, cuyo contenido los fieles
desconocen y se practican en forma supersticiosa, mágica, totalmente ajena a la
dinámica del ejemplo y las palabras de Jesús. Un arzobispo de San José,
me dijo no hace muchos años, que las parroquias eran más supermercados de ritos
que centros de evangelización, lo mismo que me había dicho un profesor de
teología en París 50 antes.
¿Qué hacen,
entonces esos miles de oficiales todo el día, todos los días, todo el año? ¿A
qué se dedican, en qué trabajan?
Pero hay
más. Mucho más. El estado costarricense financia a unos 20 mil “maestros
de religión” en las escuelas públicas, que “catequizan” prácticamente al
80% de toda la población nacional. Habrá varias decenas de escuelas católicas,
de pago, que aunque tengan el nombre es de algún santo, pero en inglés, porque
la clase media paga para que sus hijos aprendan inglés. No para que sean evangelizados.
Hay dos facultades de teología en universidades el estado y varias
universidades que se apellidan católicas, incluyendo una que es propiedad de la
Conferencia Episcopal y algunas otras .
No hemos
terminado. Con Radio Fides a la cabeza, la Iglesia Católica dispone de una
cadena de radioemisoras que cubren todo el territorio nacional y se supone que
dan a conocer las enseñanzas de Jesús. Y un canal de televisión, por lo menos.
Tienen un semanario impreso, ya casi centenario, que tampoco evangeliza.
No vale la
pena citar las suntuosas catedrales y algunas iglesias parroquiales, que son
más signos de poder por monumentales, pretensiosas, sobrecargadas de horribles
estatuas de santos y, de pésimo gusto arquitectónico. Nos queda hablar de la
plata. Siguiendo el mal ejemplo del Vaticano, la Iglesia Católica de Costa Rica
ha dedicado grandes energías a las que Jesús no dedicó ninguna y para las que
acuñó una de las condenaciones más fuertes de sus enseñanzas: el dinero: como
parte del poder político y social debe de estar fuera de la comunidad
cristiana. La Iglesia Católica también invirtió en bienes inmuebles. De hecho
será una de las propietarias de bienes inmubles urbanos más grandes del país:
edificios de toda índole en todas las ciudades, desde escuelas, residencias,
casas de retiro, centros de estudios, de “meditación”. Fincas, propiedades
heredadas, casas de alquiler, locales comerciales y muchas cosas más. Templos
con capacidad para miles, pero a los que asisten pocas decenas algunos minutos
por semana. También tuvo su “garrotera” ilegal que recibía depósitos del
público y prestaba dinero a terceros. Fue cerrada por la Sugef, pero a ningún
obispo se le imputó el delito menos se dictó sentencia condenatoria. ¡Cómo es
que hay gente que todavía va a misa y hace cofrendas.Todo es una farsa y una
burla a las fieles católicos.
Pero lo
peor es que la Iglesia Católica de Costa Rica apostó por los títulos de
inversión, especialmente en Sama. Bueno, por su responsabilidad, es decir, la
del Arzobispo y la de los obispos Ulloa y San Casimiro, se perdieron entre
20.000 y 40.000, (veinte mil y cuarenta mil) millones de colones, que alguna
vez estuvieron invertidos en una fábrica de bebidas alcohólicas. El obispo
Ulloa le echó la culpa al administrador de apellido Torres de de la Conferencia
Episcopal, que para su buena fortuna murió. Y el obispo tuvo el cinismo de
declarar que esperará llegar al “cielo”, _sólo el sabe que va a llegar-, para
que le cuente qué hizo con semejante patrimonio. Todos los integrantes de la
Conferencia Episcopal de ese tiempo le deben una explicación al pueblo de Costa
Rica. Si no lo hacen, ni sus sucesores, serán condenados a las llamas del
Infierno, que ellos quieren aplicar a otros, pero no a sí mismos. El
Cementazo se queda atrás. Nada que envidiar al helicóptero alquilado por el
diputado Avendaño para Fabricio Alvarado.
II. El
desafío de los “mercenarios” a la Iglesia Católica
No puede
uno dejar de preguntarse cómo diablos semejante poder humano, financiero,
inmobiliario puede ser desafiado en esta tropical Costa Rica, por pequeños
grupos de “pastores” evangélicos, que Jesús llama “mercenarios” absolutamente
ignorantes, no sólo en disciplinas religiosas, como sería un aceptable estudio
del texto bíblico, sino que no saben nada de nada sobre el funcionamiento de la
sociedad y la conducción del estado. Los mercenarios abandonan a las ovejas
para salvarse ellos y correr donde está el dinero. Pero ya sabemos que los
lobos están listos y haciendo fila para convertir el rebaño en bandas informales,
esclavos modernos, servidores baratos y simple carne de cañón. Bueno, pues me
dirán ustedes, ¿por qué nos cuenta estas porquerías? Por una simple razón. La
coyuntura electoral le está pasando la cuenta a la Iglesia Católica de Costa
Rica, corrupta, acomodada, sin proyecto de misión ni de evangelización. Ya el
pueblo pobre no cree en ellos.
Ante la
prácticamente nula acción evangelizadora, la que da a conocer al verdadero
Jesús, el del Evangelio, está por convertirse en una maniobra electoral para
que pasen todos a ser mansos corderos de lobos feroces, sedientos de dinero, de
lujo, de riquezas. Los mercenarios pastores se tendrán que contentar con el
ridículo de hablar en lenguas y ser los sirvientes de los verdaderos dueños del
poder, como pretenden hacer en la votación del 1 de abril. El pueblo pobre,
ignorante y sin futuro está apostando por nuevos mercenarios a los que les
gusta la plata y que prefieren a la clase media y no están por “evangelizar a
los pobres” como lo pide Jesús, sino incorporarse a la clase media acomodada,
como han hecho los obispos y los sacerdotes católicos (con excepciones hasta
heroicas, pero entre paréntesis). Prefieren ser conducidos por vendedores de
falsedades, de espejitos, como hace 500 años hicieron los españoles. Vendedores
de auténticas fantasías empobrecedoras y de sueños. No quieren emprender el
camino de su propia liberación de la mano de Jesús y bajo la sombra energética
del Padre de Jesús. Y para peor desgracia, ese objetivo cuenta con
complicidades. Para empezar la del menguado Arzobispo de San José y muchos
sacerdotes; la de un sacerdote que vive de dar limosna en nombre del Espíritu
Santo; la del mediocre Tribunal Supremo de Elecciones, que en el caso del
exministro Melvin Jiménez gozó de la complicidad de la Sala Constitucional y la
de todos los supinos ignorantes de la fe religiosa que andan repartiendo
“bendiciones” y que no tienen la menor idea del objeto de lo que ellos creen
que es fe religiosa. Todos se tropiezan unos contra otros por aparecer muy modernos
y liberales y darle categoría de comunidad de fe, a lo que no es más que un
grupo de asalto al poder del estado para convertirse, con el dinero público en
los nuevos ricos de las playas guanacastecas.
La brecha
que separa a la jerarquía católica, incluyendo curas y monjas, de los
fundamentalistas evangélicos es cada día menor. Éstos repiten versículos de la
Biblia, que no conocen ni estudian ni practican.
Si la
Iglesia Católica, Apostólica y Romana hubiera cumplido su misión de guía del
movimiento de Jesús de Nazareth iniciado por Víctor Sanabria y vivo durante los
últimos 50 años, no estaríamos ante el peligro de que nuestra estructura social
y política y del conocimiento científico vuelva a los paradigmas nada menos que
de la Edad Media y a un poder político guiado por la avaricia y la
superstición.
III. El
proyecto de Jesús
La esencia
del proyecto de lo que Jesús llamó “Reino de Dios” tiene dos pilares: 1º
cambiar su vida de mujeres y hombres y su escala de valores para imitar la vida
y la palabra de Jesús. La esencia de ese cambio es practicar el amor fraterno,
vivir la igualdad de todos los seres humanos -mujeres y hombres- como hijos de
un mismo padre, que se juntan y se ponen de acuerdo para practicar el amor a
todos, especialmente, -esto no es optativo ni marginal, sino esencial en la
vida y las palabras de Jesús- la opción preferencial por los más pobres, los
mas abandonados de la sociedad egoísta, clasista, satisfecha. Construir un
mundo nuevo, de justicia, por medio de la solidaridad y la misericordia.
Jesús no
impuso ritos ni prácticas ni decretó dogmas de ninguna categoría. No creó
ninguna “iglesia” . Invitó a seguir sus pasos y a vivir con sencillez y
armonía. No inventó ciencias ocultas, profetas o jerarquías que sabían secretos
y mandaban sobre los demás.
2º Sólo
apeló a la luz natural del intelecto humano. El mismo que se ha construido
desde el Big Ban, el que cultivaron los egipcios y racionalizaron los griegos;
el que transformó a la sociedad humana en el Renacimiento con sus grandes
físicos y astrónomos. El hecho más emblemático de esa ruptura sobre el objetivo
y el método de trabajar la ciencia lo constituyó la condena que decretó la
Inquisición de la Iglesia Católica contra Galileo. Los fundamentalistas
evangélicos y católicos quieren llevarnos a los días y a la celda de Galileo de
nuevo. Tildan de diabólicas tradiciones milenarias de los creyentes sencillos a
los que la Iglesia Católica Católica se resiste a evangelizar. Esas
iglesias se dejan arrastrar por dementes que se llaman profetas sólo para
sacarle el dinero al pueblo sencillo. Y lo peor, las obispas católicas y de
otras iglesias cristianas históricas, los benefician con una falsa cortesía, a
sabiendas de que inventan y lucran. Si estuviéramos en 1610 La Nasa, todos los científicos
y los magistrados de la Corte Interamericana de Derechos Humanos estaría
compartiendo celda con Galileo por defender la independencia y libertad de la
razón humana y darle categoría de verdad a sus experimentos científicos, que no
constan en los cuentitos de las tribus nómadas que por los años mil o dos mil
antes de Cristo, eran nómadas en la cuenca del Mediterráneo y que fueron los
que recogieron los que después serían los primeros textos escritos de la
Biblia, dos mil años después. Jesús No constituyó profetas ni que hablaran
lenguas ocultas ni que supieran secretos por encima de los demás mortales. La
misma razón y conocimiento humano que ha colmado de descubrimientos asombrosos
en astronomía, procesos vitales y composición del cuerpo humano la ciencia
moderna, esperando toda su libertad y la organización política de la sociedad
moderna. que cada uno poseía y que podían usar con entera libertad.
De la
ciencia moderna han podido los seguidores de Jesús desarrollar un conocimiento
crítico histórico de los textos bíblicos y acercarse más a la verdad de los
hechos de su palabra y el significado que él les diera.
Hemos
logrado superar la repetición memorística de versículos de la Biblia
como textos supersticiosos, de pensamiento mágico y generalmente
reflejan a un dios que se dice justo, pero que no es más que un pervertido,
asesino, caprichoso, mentiroso, guerrista, que asusta con castigos totalmente
fantasiosos a los que no cumplen sus caprichos.
El proyecto
de Sanabria de una iglesia católica alineada con los pobres explotados en los
cafetales y en los bananales costarricenses fue ratificado, ampliado y
oficializado por el Concilio Vaticano II, convocado en Roma por Juan XXIII y
Pablo VI. Luego fue ampliado y reforzado para América Latina en la Conferencia
Episcopal de Medellín (1968) y sucesivamente en Puebla y Aparecida. Fue
reflexionado y extendido en muchos países de América Latina por la Teología de
la Liberación. Pero, ¡ay desdicha! nunca fue entendido ni aceptado y menos
puesto en marcha en la Iglesia Católica Costarricense, con las clásicas
excepciones. El Arzobispo Rodríguez y los otros obispos costarricenses que
asistieron a las 5 sesiones del Concilio Vaticano II, se alinearon y votaron
siempre las tesis más retrógradas convencidos de que el mundo no cambiaba y que
si lo hacía ahí estaría la Iglesia Católica para soldarlo con solidez a las
tesis antiguas y superadas. Se opusieron a la liturgia en lenguas modernas, a
la libertad religiosa, al diálogo con otras comunidades cristianas, a la
descentralización de la administración, es decir, a cualquier cambio. Fui
testigo privilegiado de esa comportamiento porque terminaba en Roma mis
estadios.
Al volver a
Costa Rica impusieron el rígido inmobilismo, hasta hoy. Mons. Rodríguez me dijo
de Medellín, al terminar la Conferencia Episcopal Latinoamericana: “nada de lo
que se dicho aquí se debe aplicar en Costa Rica. Los curas dicen misa, bautizan
y presencian matrimonios, pero sus fieles no saben qué es ser seguidor de
Jesús. Creen que es vestirse con hábitos estrafalarios (más estrafalarios los
de los obispos) y si acaso hacer el signo de la cruz y andar lanzando
bendiciones, para que ese “dios”, que no pasa de ser un ordenador gigantesco
cuyo objetivo es controlar a los humanos, para ser si van al infierno, al
purgatorio o al cielo.
No tienen
la menor idea de lo que es el “amor del Padre”. (A no ser que se saquen la
lotería y crean que es una decisión de ese dios. Por desgracia tampoco saben lo
que es el amor entre los humanos, sean éstos dos mujeres o dos hombres. Pero sí
saben que los homosexuales ya están condenados al infierno por toda la
eternidad y que las mujeres, sobre todo las mujeres no pueden esperar algo más
que ser sirvientes de los hombres estar siempre dispuesta cuando éste las solicite
sexualmente. ¡Esa es la mentalidad del grupo de loquitos que pretende gobernar
a Costa Rica. Nos puede costar mucha violencia y muerte.
La
fraternidad, solidaridad y amor mutuo fue convertido en “obras sociales”
dispersas, en limosnas puntuales y proyectos marginales que no le hacían ni
cosquillas al crecimiento de la pobreza, la marginalidad y precarismo. La
solidaridad con las clases trabajadoras fue calificada por obispos y sacerdotes
como reforzamiento del “comunismo”. La represión policial a los campesinos sin
tierra no solamente fue ocultada y consentida, por los eclesiásticos, sino que
hicieron coro con los terratenientes y los partidos políticos de los corruptos
y ladrones. Los curas van a los asentamientos rurales a decirle misa a los precarios,
pero no para reforzar su lucha sino para aplacarla y defender a los ricos. No
hay un solo cura que haya estado en la cárcel por defender a los precaristas.
Creo que no
sabremos jamás qué será de la institución eclesial. Porque la derrota social y
política sufrida por el proyecto de Jesús en Costa Rica nadie la reivindica.
Son enemigos del Concilio, de Sanabria y, sobre todo, son enemigos de Bergoglio
porque les dice las verdades en la cara y ellos no quieren convertirse.
Ellas y ellas son corrongos representantes de la clase media que pide misas
domesticas, matrimonios sin conversión y libertad para exhibir cruces y anillos
de oro y piedras preciosas para honrar a Jesús, el chancletudo que
convivía con los leprosos y paralíticos, con prostitutas y homosexuales, con
los ladrones y los amancebados.
San José, 7
de marzo de 2018, Fiesta de la Anunciación.
*Sacerdote
Excelente artículo. Agradezco mucho que lo hayan publicado. Esto está OCURRIENDO NO SÓLO EN cOSTA Rica, SINO EN TODA América Latina con algunas mínimas variantes. Aquí en Guatemala , las Iglesias Neo Pentecotales que son de gente de clase media con pretenciones de enriquecerse aceleradamente, constituyen un peso político muy grande por aglutinar a muchos miles de seguidores convencidos de poseer toda la verdad. Es esa fuerza política la que apoya al dizque "presidente actual" en connivencia como lo más podrido de políticos y militares corruptos.
ResponderEliminarEsta situación es el fruto del Acuerdo de Santa Fe en el que , para contrarrestar la propagación de la Teología de la Liberación y la Opción por los Pobres, se lanzó la ofensiva ideológica fundamentalista vestida de religión a través de grupos neo-pentecostales y fundamentalistas.