Páginas

sábado, 17 de marzo de 2018

Hacia la Costa Rica del bicentenario (1821 – 2021)

Nunca antes en nuestra historia, los HERMANOS costarricenses hemos estado divididos por ideas antojadizas de las sagradas escrituras. Nunca antes en nuestra historia, los HERMANOS costarricenses hemos violentado los derechos de los demás, solamente porque sus gustos o formas de ver el mundo, son diferentes a las nuestras.

Adrián Chaves Marín / Especial para Con Nuestra América

Carlos Alvarado o Fabricio Alvarado: uno de ellos
será el presidente de la Costa Rica del bicentenario.
I

El 15 de septiembre de 1821, se firmó el acta que reconoció la independencia de las naciones centroamericanas, es decir, que en el 2021 el Estado costarricense estará cumpliendo 200 años de existencia. Cuando nos hablan de este hecho histórico, se nos vienen a la cabeza imágenes de libertad, democracia, igualdad, entre otros derechos ciudadanos, que son garantizados por el Estado. Así entonces, sabemos ¿qué es el Estado?...

El Estado está compuesto por las Leyes e Instituciones que garantizan la adecuada convivencia de los habitantes de una nación. Éstos, son reconocidos como ciudadanos, a partir de los derechos y garantías que asegura el Estado, a cambio de ciertas obligaciones. Así, todas y todos somos iguales ante el Estado, sin distingo de sexo, edades, etnias, clases sociales, creencias religiosas, entre otras. De alguna manera, el Estado nos hermana a todos los habitantes de una Nación; nos inspira un sentido de pertenencia, expresado en las identidades nacionales: nuestra nacionalidad.

II

La historia del Estado costarricense, desde la época de la Independencia ha sido bastante particular. A diferencia de otras naciones del continente americano, los costarricenses no tuvieron que hacer frente a una guerra para la obtención de su libertad. Las diferencias políticas, durante este hecho histórico, fueron resueltas con sabiduría, anteponiéndose el interés colectivo al de las fracciones en conflicto. A partir de entonces, la conformación del Estado y la nacionalidad costarricense, durante el siglo XIX, se caracterizó por la búsqueda de acuerdos y la obtención de grandes avances, que beneficiaron a la población.

Sin extremismos, y en la búsqueda de mejores condiciones de vida para todas y todos los ciudadanos, desde los años inmediatos a la Independencia, Costa Rica se caracterizó por alcanzar acuerdos políticos, expresados a través de la Ley, los cuales hicieron posible que los ciudadanos tuviesen acceso a mejores condiciones de vida, por medio del trabajo agropecuario. El cultivo del café, conocido desde entonces como “grano de oro”, fue el motor de la economía nacional, cuyas riquezas se tradujeron en la construcción de caminos, comunidades y puertos, edificados con el esfuerzo mancomunado de los distintos sectores de la sociedad.

III

Después de 1848, el Estado costarricense se consolidó como una República libre, soberana e independiente. Los gobernantes de turno, imaginaron nuestros primeros símbolos nacionales: la Bandera y el Escudo patrio. Además, se realizaron importantes esfuerzos por difundir la educación pública, gratuita y obligatoria, en beneficio de los niños y niñas costarricenses; incluso, se sentaron las bases para la creación de una Universidad. Fueron tiempos de prosperidad, en los que las Instituciones de Gobierno, incluso el Ejército, experimentaron procesos de modernización.

Sin embargo, entre 1855 y 1857, ese armonioso crecimiento económico y social de la Nación costarricense, se vieron interrumpidos ante la amenaza de intereses extranjeros, representados por William Walker y sus filibusteros. Tales invasores y mercenario, sitiados en territorio nicaragüense, pretendían adueñarse de toda la región centroamericana, razón por la cual los líderes políticos de Costa Rica, asumieron una actitud dirigente para expulsar a los enemigos que perturbaron la paz de nuestras tierras, y las de nuestros hermanos.

IV

Después de la guerra, recrudecieron las enemistades y conflictos entre las familias adineradas, sin embargo el crecimiento económico no cesó. A partir de 1870, los gobiernos liberales impulsaron significativas reformas en derechos ciudadanos, se abolió la pena de muerte y se impulsó la educación, gratuita y obligatoria. Inició la construcción de un ferrocarril hacia la costa Caribe y nuevos grupos étnicos arribaron al país en la búsqueda de mejores condiciones de vida, enriqueciéndose nuestra cultura. Costa Rica se convirtió en ejemplo de desarrollo en la región, debido a la modernización de sus ciudades y las reformas educativas. Desde estas lejanas épocas, los gobiernos nacionales visionaron que la inversión estatal en la educación pública era la principal herramienta para el desarrollo material y espiritual de la nación. Se crearon el Liceo de Costa Rica, el Instituto de Alajuela, el Liceo de Heredia, el Colegio San Luis Gonzaga de Cartago y el Colegio Superior de Señoritas, entre otros.

A finales del siglo XIX, se aprobaron Leyes para la adecuada convivencia ciudadana, se reconoció la libertad de credos, el matrimonio civil y el divorcio. El sistema educativo se secularizó, es decir, el Estado limitó la injerencia de la Iglesia Católica en los centros de enseñanza y los programas de estudio. La ciudad de San José se iluminó con luz eléctrica, poco después que París y Nueva York; se materializó en sueño del ferrocarril al Caribe y se inició la construcción de la vía férrea hacia el Pacífico. Se levantaron edificios y monumentos, que persisten hoy como testimonio de las ideas progresistas de su época. El Teatro, la Biblioteca, el Archivo, el Museo y el Monumento Nacional, entre otros, son baluartes de la cultura y la identidad costarricense: su memoria histórica.

V

Con el cambio de siglo, los debates no fueron ajenos a la política costarricense. Pese a la confrontación de ideas, las crónicas periodísticas de la época dan cuenta de la altura de las discusiones, asumidas con respeto e ingenio. Sin embargo, los temas centrales en tales diferencias fue la búsqueda del bienestar colectivo, debido a que no se detuvo el crecimiento institucional y el levantamiento de obras de interés público. Se construyó una línea férrea hacia el Pacífico Central que introdujo el tren eléctrico, se edificaron caminos y centros educativos, a lo largo y ancho del territorio nacional. Al mismo tiempo, la ampliación de la cobertura educativa y la alfabetización, trajo consigo la divulgación de textos e ideas políticas alternativas, que inspiraron a toda una nueva generación de intelectuales, científicos y artistas costarricenses.

Sin embargo, las épocas de crisis no fueron ajenas a nuestra economía nacional. Por ejemplo en 1914, producto de la debacle planetaria provocada por la Primera Guerra Mundial, la economía costarricense se vio severamente lesionada, lo que motivó a los gobernantes de la época, introducir profundas reformas en la recaudación fiscal, por medio de la creación de impuestos directos y la Oficina de Tributación, bajo la consigna de “que el rico pague como rico, y el pobre como pobre”. La eficiencia en la recaudación de tributos, posibilitó la creación del primer Banco estatal –el Banco Internacional de Costa Rica– y las Juntas Rurales de Crédito. Además, se implementó una considerable reforma educativa, por medio de la creación de la Escuela Normal, semillero de maestros con gran visión humanista.

VI

Tras el breve período de Dictadura de los hermanos Tinoco, cuya caída fue precipitada por protestas organizadas de la sociedad civil, inició en Costa Rica un importante período de formación de agrupaciones políticas y círculos de intelectuales, que se fueron posicionando en las comunidades y los escenarios electorales. Las críticas ciudadanas hacia la administración del Estado, fortalecieron la democracia nacional, a través de la representación política de amplios sectores marginados, cuyas demandas tuvieron eco en ciertas instituciones del Estado. Así, por ejemplo, el reconocimiento del voto femenino, fue una de las principales causas de las luchas ciudadanas, impulsadas desde las décadas de 1920 y 1930.

A inicios de la década de 1940, en medio de la crisis de la Segunda Guerra Mundial, los gobernantes costarricenses se nutrieron de las mejores ideas del “Socialcristinianismo”. Asumieron los principios de igualdad social, impulsándose profundas reformas educativas y de salubridad pública, entre otras: crearon la Universidad de Costa Rica y la Caja Costarricense del Seguro Social, instituciones baluartes del desarrollo nacional hasta el presente. Además, lograron articular acuerdos con diversos sectores de la sociedad civil, incluso los más antagónicos: la Iglesia Católica y el Partido Comunista. Fruto de esa disímil alianza, se introdujo en la Constitución Política el capítulo de las “Garantías Sociales” y se aprobó el Código de Trabajo. Así, el Estado costarricense adquirió compromisos con los sectores más vulnerables de la sociedad: niños, mujeres y desvalidos, entre otros; además de regular las tensas relaciones obrero – patronales persistentes en la época: se estableció la jornada laboral de 8 horas, el derecho a vacaciones remuneradas, seguros de riesgos del trabajo, cesantías, etcétera.

VII

Los avances de la democracia costarricense, se vieron violentados en 1948, lo que motivó a una corta pero significativa Guerra Civil, la última de nuestra historia. Tras los hechos bélicos se instaló una Junta de Gobierno, que sentó las bases de la “Segunda República”. Se implementó la nacionalización bancaria, como mecanismo para la distribución de la riqueza y el ensanchamiento de las clases medias; fomentaron el cooperativismo, y se crearon el Consejo Nacional de la Producción (CNP) y el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), entre otras instituciones claves para la diversificación productiva del país. En el campo político, se creó el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) y reconoció el derecho a las mujeres para emitir el sufragio, además de la abolición del Ejército, lo que continúa siendo motivo de orgullo para todas y todos los costarricenses.

VIII

Entre las décadas de 1950 y 1970, el Estado costarricense expresó un crecimiento económico sin precedentes, producto del desarrollo de una industria nacional impulsada por el llamado modelo de “Sustitución de las Importaciones”. En pleno contexto de Guerra Fría, Costa Rica promovió un Estado interventor de la economía, de inspiración socialdemócrata, en el que los productores locales recibieron beneficios gubernamentales, a raíz de las restricciones a las importaciones y las fuertes cargas tributarias sobre éstas. Aumentaron los empleos en los sectores público y privado, por medio del crecimiento de las industrias nacionales y el sector de los servicios. Se creó el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), como respuesta a las necesidades de mano de obra que los sistemas productivos emergentes estaban requiriendo, tanto en las zonas rurales como en las urbanas.

Los sistemas de salud y educación públicas expresaron considerables mejorías: se universalizaron los servicios de la Caja Costarricense del Seguro Social, en aras de brindar atención médica de calidad a las familias de los trabajadores, y se extendió la distribución de agua potable a la población. Se creó el Ministerio de Cultura Juventud y Deportes; además, la Universidad Nacional (UNA), el Instituto Tecnológico (TEC) y la Universidad Estatal a Distancia (UNED), instituciones de educación superior accesibles a sectores más amplios de la sociedad. El Estado, además, abogó por el acceso a vivienda digna para todos los habitantes, así como la asistencia social a los sectores más necesitados. Los estilos de vida modernos y urbanos, se difundieron rápidamente a través de los medios de comunicación colectiva, especialmente la televisión.

IX

A partir de las décadas de 1980 y 1990, la economía costarricense experimentó un estancamiento, producto del endeudamiento externo y las crisis energéticas internacionales. Inició entonces, un proceso gradual de desmantelarían institucional y el deterioro de las condiciones de vida de los sectores sociales más vulnerables, como resultado de la implementación de medidas de corte neoliberal, conforme los dictámenes de organismos financieros internacionales. Sin embargo, pese al debilitamiento económico, los Gobiernos nacionales tomaron medidas para contrarrestar los efectos negativos de las crisis, como la declaración de la “neutralidad perpetua” de Costa Rica, en medio de los conflictos bélicos que azotaban a Centroamérica; se influyó decisivamente en los planes de pacificación del istmo y se aprobó la “Ley de Igualdad real de las Mujeres”.

Con el cambio de siglo, en la Costa Rica del presente se han organizado nuevos colectivos sociales, que luchan por el reconocimiento de sus derechos. Las movilizaciones del 2000 contra el llamado “Combo energético” y las protestas sociales contra el TLC con los EE.UU. entre 2005 y 2007, empoderaron a ciertos movimientos sociales que, desde distintas trincheras, han librado ciertas luchas en atención a sus demandas y el reconocimiento de su diversidad, sus derechos elementales. En 2010 fue electa por primera vez en nuestra historia, una mujer en la Presidencia de la República, y en 2014 los ciudadanos encomendaron la administración del Estado, a un partido político formado en este mismo siglo.

X

Ciertamente, la situación actual del país no es la óptima. Nuevas problemáticas y desafíos se les presentan a la ciudadanía: la pobreza, el desempleo, la economía informal, la brecha educativa y tecnológica, el déficit de la CCSS, el narcotráfico y la corrupción política, entre otras, demandan de ingentes esfuerzos de dialogo y unidad. No son tiempos para dividir o discriminar, de atizar odios injustificados, por el simple hecho de ser o pensar diferente. Históricamente, nuestra nación se ha engrandecido a través del diálogo, la tolerancia y el consenso; formamos parte de un país diverso, que demanda lo mejor de nosotros mismos para salir adelante, como ha sido siempre desde aquel lejano 1821. Nuestra identidad se forjó en la aceptación de las diferencias: de edades, género, etnias, clases sociales, creencias religiosas, pensamiento político, etcétera. Costa Rica es un territorio pequeño, pero grande en esperanzas: UNA NACIÓN DE HERMANOS.

Nunca antes en nuestra historia, los HERMANOS costarricenses hemos estado divididos por ideas antojadizas de las sagradas escrituras. Nunca antes en nuestra historia, los HERMANOS costarricenses hemos violentado los derechos de los demás, solamente porque sus gustos o formas de ver el mundo, son diferentes a las nuestras. Nunca antes en nuestra historia, los HERMANOS costarricenses hemos dejado de aceptar y respetar a nuestras familias, a pesar de todas nuestras imperfecciones o conflictos. Sin embargo, de cara al Bicentenario de nuestra Patria querida, como nunca antes en nuestra historia, debemos estar unidos como verdaderos HERMANOS. ¡Alto! Ninguna elección presidencial nos ha lastimado tanto, por primera vez en muchos años es necesario que dejemos el miedo atrás, y votemos con alegría, por el bien de nosotros mismos y el de nuestros HERMANOS.

*Historiador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario