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sábado, 4 de agosto de 2018

La rebelión es legítima

La rebelión es legítima porque es nuestro derecho, derecho a vivir, derecho a defendernos del permanente ataque de la sinrazón, de la injuria hecha gobierno, de la impunidad y del cinismo que asesina para después sentarse a cenar sin remordimiento alguno.

Cristóbal León Campos / Especial para Con Nuestra América
Desde Mérida, Yucatán. México.

Al eterno camarada Roger Aguilar

En algún momento José Aricó escribió que la rebelión es legítima, refiriéndose a la razón del marxismo, como una forma de definir la necesidad histórica y humana de una alternativa al capitalismo, rebelarse, romper las cadenas impuestas por el orden establecido, alzar la voz, decir ¡basta!, hacer de uno el dolor de otro, dejar atrás la negación humana del individualismo para conformar el colectivo de clase con la premisa de la conciencia que nos reconoce un todo, plural, contradictorio, pero uno todo. En este andar mundano; la rebelión es legítima porque es nuestra única forma de sobrevivir.

La esperanza es la bandera, como forma de actuar en el sentido ético y moral, como guía de nuestras acciones que se encaminan primero, a generar la crítica radical de las condiciones de vida que padecemos en todo el orbe y exponen al ser humano a su propia extinción, segundo, a buscar alternativas para transformar esas condiciones de vida y propiciar el florecimiento de la humanidad en armonía, lejos, muy lejos de cualquier mesianismo. La rebelión es reflexión aguda, es sentimiento, es razón, es el uso del juicio de los oprimidos que despierta del sueño aletargado como dijera Ernesto Che Guevara, para poner fin al capitalismo y dar lugar a una sociedad mejor, basada en la dignidad del ser, regida por las necesidades humanas.

La rebelión es legítima porque es nuestro derecho, derecho a vivir, derecho a defendernos del permanente ataque de la sinrazón, de la injuria hecha gobierno, de la impunidad y del cinismo que asesina para después sentarse a cenar sin remordimiento alguno. Las manos de los obreros, de los campesinos, del trabajador (mujer y hombre), llagadas por el tiempo, por el esfuerzo, son la muestra física de la explotación histórica que se incrusta como navaja en el cuerpo de la sociedad, la desigualdad social crece, y encuentra formas de reproducirse con la corrupción, el silencio cómplice y los intereses de clase que administran las estructuras e instituciones del Estado burgués, el capitalismo es nuestra razón para optar por el socialismo bajo los preceptos marxistas.

La gesta revolucionara francesa que partió el viejo orden y dio pie a la creación de nuevos estados-nación, incluyó en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, el derecho a la rebelión, entendiéndolo como la posibilidad de la desobediencia civil ante gobiernos déspotas y opresivos. La justicia como derecho popular acompaña la historia de nuestra América, donde hoy, nuevos senderos de resistencia y esperanza encabezan la rebelión, sea desde las urnas, las calles, la clandestinidad o el movimiento masivo del pueblo. Las ofensas son las mismas; la pobreza; la explotación humana y de la riqueza natural destruyendo el planeta y las condiciones de vida; la discriminación, el racismo y la segregación que padecen pueblos enteros, culturas y mujeres principalmente, en un orden machista y patriarcal; la constante intromisión del imperialismo que busca continuar mandando sobre nuestras economías volviéndonos neo-colonias; la falta de democracia y la desigualdad, entre muchos otros, como la permanente campaña mediática que implanta la desmemoria en nuestros pueblos y nos convierte en sociedades de consumo alienadas y desprovistas de perspectivas de cambio. Por todo ello y más, la rebelión es legítima y urgente para la vida humana.

La suplantación de la realidad actual impuesta como opresión por una nueva conformada como creación heroica, tal como deseara José Carlos Mariátegui, se legitima en el simple deseo del ser humano de sobrevivir, la aritmética social necesita una reinversión para ponerse de cabeza, los oprimidos del mundo reivindicarán sus derechos con la acción consciente de sus necesidades. El marxismo como razón surgida del seno de las contradicciones del capitalismo, es la pieza teórica que sustenta el emergente renacer humano. Su estudio, propagación e implementación con caracteres latinoamericanos servirá para dar luz en esta larga noche de pies descalzos y cuerpos exhaustos. La rebelión es legítima y es nuestro derecho ante toda injusticia en el mundo.

El autor es integrante del Colectivo Disyuntivas

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