La
rebelión es legítima porque es nuestro derecho, derecho a vivir, derecho a
defendernos del permanente ataque de la sinrazón, de la injuria hecha gobierno,
de la impunidad y del cinismo que asesina para después sentarse a cenar sin
remordimiento alguno.
Cristóbal León Campos / Especial
para Con Nuestra América
Desde
Mérida, Yucatán. México.
En
algún momento José Aricó escribió que la rebelión es legítima, refiriéndose a
la razón del marxismo, como una forma de definir la necesidad histórica y
humana de una alternativa al capitalismo, rebelarse, romper las cadenas
impuestas por el orden establecido, alzar la voz, decir ¡basta!, hacer de uno
el dolor de otro, dejar atrás la negación humana del individualismo para
conformar el colectivo de clase con la premisa de la conciencia que nos
reconoce un todo, plural, contradictorio, pero uno todo. En este andar mundano;
la rebelión es legítima porque es nuestra única forma de sobrevivir.
La
esperanza es la bandera, como forma de actuar en el sentido ético y moral, como
guía de nuestras acciones que se encaminan primero, a generar la crítica
radical de las condiciones de vida que padecemos en todo el orbe y exponen al
ser humano a su propia extinción, segundo, a buscar alternativas para
transformar esas condiciones de vida y propiciar el florecimiento de la humanidad
en armonía, lejos, muy lejos de cualquier mesianismo. La rebelión es reflexión
aguda, es sentimiento, es razón, es el uso del juicio de los oprimidos que
despierta del sueño aletargado como dijera Ernesto Che Guevara,
para poner fin al capitalismo y dar lugar a una sociedad mejor, basada en la
dignidad del ser, regida por las necesidades humanas.
La
rebelión es legítima porque es nuestro derecho, derecho a vivir, derecho a
defendernos del permanente ataque de la sinrazón, de la injuria hecha gobierno,
de la impunidad y del cinismo que asesina para después sentarse a cenar sin
remordimiento alguno. Las manos de los obreros, de los campesinos, del
trabajador (mujer y hombre), llagadas por el tiempo, por el esfuerzo, son la
muestra física de la explotación histórica que se incrusta como navaja en el
cuerpo de la sociedad, la desigualdad social crece, y encuentra formas de
reproducirse con la corrupción, el silencio cómplice y los intereses de clase
que administran las estructuras e instituciones del Estado burgués, el
capitalismo es nuestra razón para optar por el socialismo bajo los preceptos
marxistas.
La
gesta revolucionara francesa que partió el viejo orden y dio pie a la creación
de nuevos estados-nación, incluyó en la Declaración
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, el derecho a la
rebelión, entendiéndolo como la posibilidad de la desobediencia civil ante
gobiernos déspotas y opresivos. La justicia como derecho popular acompaña la
historia de nuestra América, donde hoy, nuevos senderos de resistencia y
esperanza encabezan la rebelión, sea desde las urnas, las calles, la
clandestinidad o el movimiento masivo del pueblo. Las ofensas son las mismas;
la pobreza; la explotación humana y de la riqueza natural destruyendo el
planeta y las condiciones de vida; la discriminación, el racismo y la
segregación que padecen pueblos enteros, culturas y mujeres principalmente, en
un orden machista y patriarcal; la constante intromisión del imperialismo que
busca continuar mandando sobre nuestras economías volviéndonos neo-colonias; la
falta de democracia y la desigualdad, entre muchos otros, como la permanente
campaña mediática que implanta la desmemoria en nuestros pueblos y nos
convierte en sociedades de consumo alienadas y desprovistas de perspectivas de
cambio. Por todo ello y más, la rebelión es legítima y urgente para la vida
humana.
La
suplantación de la realidad actual impuesta como opresión por una nueva
conformada como creación heroica, tal como deseara José Carlos Mariátegui, se
legitima en el simple deseo del ser humano de sobrevivir, la aritmética social
necesita una reinversión para ponerse de cabeza, los oprimidos del mundo
reivindicarán sus derechos con la acción consciente de sus necesidades. El
marxismo como razón surgida del seno de las contradicciones del capitalismo, es
la pieza teórica que sustenta el emergente renacer humano. Su estudio,
propagación e implementación con caracteres latinoamericanos servirá para dar
luz en esta larga noche de pies descalzos y cuerpos exhaustos. La rebelión es
legítima y es nuestro derecho ante toda injusticia en el mundo.
El autor es integrante del Colectivo Disyuntivas
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