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sábado, 13 de octubre de 2018

El Salvador: Un agujero de cinco milímetros

Romero no solo era incómodo para el poder tradicional salvadoreño; sino también para la administración estadounidense de Jimmy Carter, que hacía malabares para mantener su apoyo a un gobierno salvadoreño dominado por un aparato militar represivo, mientras oficialmente basaba su política exterior en la defensa de los derechos humanos.

Monseñor Oscar Arnulfo Romero
Carlos Dada / elfaro.net

La mayoría de sus consejeros de confianza le recomendaron que no dijera aquello en su homilía del 23 de marzo de 1980. Dijeron que los altos mandos militares lo interpretarían como un llamado a la sublevación y que su vida correría aún más peligro. Solo los jesuitas Ellacuría y Estrada creían que debía hacerlo. Monseñor Óscar Romero concluyó que tenía la obligación moral de pronunciar aquellas palabras, ahora  históricas: "¡cese la represión!". ¿Qué hizo Romero luego de su homilía más célebre? ¿Qué hizo el día siguiente, el de su asesinato, antes de oficiar su última misa? Este relato reconstruye a detalle los momentos y personajes clave alrededor de la muerte de Romero, y es parte de un libro que el autor está trabajando.


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