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sábado, 31 de agosto de 2019

Argentina: Los humores del rey

Cada cambio de humores o exhortación expresada por Macri intenta trasladar responsabilidades a la oposición, ahora se habla de reperfilamiento de la deuda que, dicho en criollo es reconocer el default y renegociar nuevos plazos con el FMI, intentado compartir este artilugio con el Congreso de la Nación, cuando todo lo ha hecho el Poder Ejecutivo en soledad.

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina

Los humores del rey siempre han preocupado a la corte primero y al pueblo después. Unos porque perdían privilegios y el resto, por los castigos a que podían ser expuestos. Por eso siempre se ha requerido de personas especiales que halagaran, entretuvieran, y captaran la atención regia, sirviendo de contención a los excesos de ansiedad, ira o locura del soberano. He ahí la utilidad del rol cumplido por los bufones desde el Medioevo en adelante. Los únicos que, entre broma y broma, se animaban a la crítica irónica si era necesaria.

Si bien con las democracias modernas desapareció la nobleza y sus bufones, jamás desaparecieron consejeros intrigantes o personajes místicos que amortiguaran los estados de ánimo de los mandatarios.

Después de idas y venidas desde las PASO, el presidente Mauricio Macri volvió a culpar al resultado adverso de las mismas a la actual situación económica. Su humor de estas dos semanas ha sido cíclico: del enojo al perdón, del desencanto al renovado entusiasmo conforme el estímulo externo recibido. No sabemos quién oficia de bufón si es que existe; aunque la experiencia advierte algún íntimo consejero, más allá de la almohada.

Fiel a su estilo de echar culpa a los demás sobre su gestión de gobierno, el cambio de Ministro y la misión del Fondo Monetario, volvieron a ponerlo contra la oposición. Sin embargo, el sábado a la tarde una manifestación de partidarios macristas convocada por el actor Luis Brandoni desde España, volvió a llenarlo de optimismo frente a las próximas elecciones de octubre.

Lamentable lo del celebrado actor, famoso por su personaje del Gallego Antonio Soto, líder en el épico film La Patagonia rebelde, donde el Coronel Varela fusila a más de 1500 huelguistas o, el del viejo anarquista en la recientemente estrenada La odisea de los giles que narra la epopeya de unos vecinos estafados por el corralito en la crisis de 2001. Contradicciones entre su origen radical, su trayectoria como diputado nacional de dicho partido y su adhesión al macrismo.

Lamentable también lo del director Juan José Campanella, que en el 2001 hizo Luna de Avellaneda, El hijo de la novia, luego El secreto de sus ojos y ahora, El cuento de las comadrejas.

Entonces es lícito creer que el espanto aglutina tanto como el odio gorila cultivado a Cristina y lo que el pensamiento hegemónico identificara como K, más allá del filomacrismo que pueden demostrar estos promotores de apoyo al presidente.

De allí que conviene detenerse a ver pasar a esas señoras bien vestidas y perfumadas,  a aquellos caballeros al volante de coches de gama que se hicieron presentes para respaldar al mandatario, expresando su repudio de volver al pasado, mirando con desdén a los desarrapados librados a la calle que merodeaban por las veredas. Damas patricias que reclamaban el espacio público mancillado reiterada y masivamente por obreros, desocupados, agricultores repartiendo verduras gratis, diversas organizaciones sociales, como otros grupos solidarios que confluyeron con ollas populares. En definitiva la fealdad de la pobreza, el gusto chusco. La paquetería más elocuente y recoleta se dio cita, citada por estos artistas a quienes la realidad social no les ha golpeado el bolsillo ni el corazón. Una pena dado que el arte mostró más que nada la crónica del saqueo de aquellos años, saqueo reiterado en estos días por los mismos de siempre.

Vale la pena mencionar el acontecimiento placero dado que es el único que le ha dado apoyo, para el que fueron abiertas las rejas que protegen a la Casa Rosada y saludara el presidente desde el balcón a la muchedumbre que lo vivaba desde abajo.

Como un adolescente selfie se complicaba con la cámara que lo filmaba, mientras que la primera dama, cual reina de corazones le apoyaba la mano en el hombro, como si estuvieran en una fiesta de cumpleaños. Él mirando la lente, de espaldas a la multitud de fondo, ella sonriendo tras su marido, luego ambos con los brazos extendidos hacia la gente: él con sus vivas y puños cerrados, ella con la bandera argentina sacudiéndola; seguramente les devolvieron la ilusión. Los convencieron de un posible triunfo próximo.

El Fondo ni los mercados pensaban lo mismo, mucho menos la mayoría silenciosa que votó a la oposición, la que en todo momento ha intentado recordarle al presidente su rol de conductor. En ese sentido han corrido rumores sobre la frágil gobernabilidad y el adelantamiento de la fecha eleccionaria, cuestión práctica y legalmente imposible.

Cada cambio de humores o exhortación expresada por Macri intenta trasladar responsabilidades a la oposición, ahora se habla de reperfilamiento de la deuda que, dicho en criollo es reconocer el default y renegociar nuevos plazos con el FMI, intentado compartir este artilugio con el Congreso de la Nación, cuando todo lo ha hecho el Poder Ejecutivo en soledad. Artilugio que ya desencadenó una subida del dólar a más de 63 pesos, con un riesgo país de 2112 y una estampida inflacionaria en los artículos de primera necesidad.

Fiel a la sensibilidad de hielo imperante, la Administración Nacional de la Seguridad Social ANSES, dejó que el Fondo de Garantía de Sustentabilidad fuera utilizado para operaciones non sanctas  y ahora, ha modificado el pago de las asignaciones familiares, dejando desprotegidas a las capas más vulnerables de la sociedad: niños, discapacitados y ancianos.

Este miércoles marcharon miles de personas del movimiento Barrios de pie al obelisco e instalaron cientos ollas populares, solicitando la emergencia alimentaria nacional. Por su parte, el candidato a presidente Roberto Lavagna, propone declararla por el término de siete meses. 

Con este clima de fondo, la cuenta regresiva hacia el 27 de octubre cobra gravedad ante los humores presidenciales, los íntimos caprichos, caprichos compartidos entre los chicos ricos incomprendidos que no comprendieron el mensaje de “la encuesta más cara” como identificó Macri a las PASO, dado su negro resultado.

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