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sábado, 8 de agosto de 2020

En guerra con el micromundo: seguridad vs. libertad (I)

El contraste entre seguridad y libertad se intercala indefectiblemente con los dos ejes esenciales y contradictorios que determinan las acciones del Estado frente a la pandemia: salud y economía.

Byron Barillas* / Especial para Con Nuestra América


Comienzo retomando una frase que sociológicamente refleja el carácter abarcador de la pandemia coronarivica. En un extenso ensayo publicado por diversos periódicos en el mundo “ante a lo desconocido”, Ignacio Ramonet destaca que esta pandemia va más allá de ser solo una crisis sanitaria, tiene las características más bien de “lo que las ciencias sociales califican de “hecho social total, en el sentido de que convulsa el conjunto de las relaciones sociales, y conmociona a la totalidad de los actores, de las instituciones y de los valores”. Es sin embargo un hecho totalizador distinto a cualquier otro, su singularidad consiste en que, nos enfrentamos a un enemigo físicamente imperceptible, evasivo e implacable, que pertenece al micromundo y juega con las armas de ese microuniverso (el silencio y la penetración invisible a nuestro cuerpo biológico) contra el cual no existe manual de guerra alguno, siendo sobre los estragos de su despiadada acción que comienza a editarse los manuales de respuesta en forma de protocolos. Hoy está claro que, ante el ataque insospechado del virus, nuestra principal debilidad es el relajamiento, la incredulidad y nuestra rebeldía desocializadora que desboca nuestra pasión libertina.
  

Irónicamente, la única certeza de seguridad en este estado de emergencia pandémica por el coronavirus es “la individualización” de la sociabilidad humana para preservar mi vida y la de los demás, en donde la conciencia individual del riesgo pensando en los demás, es la única garantía de preservar el tejido social. Pero hablamos de una individualización inyectada de conciencia social que demanda el momento, distinta al “individualismo” aislado, consumista y egoísta fabricado y promovido por el neoliberalismo, un individuo lleno de miedos, de miedo al fracaso, “al no ser” en el sentido de estatus y no en el sentido de sobrevivencia. Se quiere subrayar con esto el efecto nocivo de tal ideología, en el sentido que “distorsiona” el ejercicio de la “libertad de hacer o no hacer” en tiempos de pandemia y resulta profundizando los miedos sistémicos que al final se traducen en factores de desprotección. Por cierto, dicho efecto nocivo hoy le pasa factura a la misma clase neoliberal en términos de mercado y ganancias, que cínicamente pide a gritos solidaridad y apoyo del Estado. Si bien no podemos esperar un recambio de tal ideología individualista, los hechos muestran su acelerado desbaratamiento.

 

Lo dicho nos conecta de algún modo con el binomio Seguridad- Libertad. Retomando una de las advertencias del connotado sociólogo y filósofo Sigmund Baumann con referencia a los miedos señalaba muy realistamente: “hoy nuestra única certeza es la incertidumbre” dejándonos la constatación de que entre más seguridad exista menor será la libertad y justamente, este es un momento en donde el predominio indiscutible de la seguridad reduce o anula eventualmente nuestra libertad individual de forma compulsiva y coactiva como solo ha experimentado la humanidad en situaciones extremas de guerra visible y tangible. 

 

Ese contraste entre seguridad y libertad se intercala indefectiblemente con los dos ejes esenciales y contradictorios que determinan las acciones del Estado frente a la pandemia: salud y economía. Comencemos por decir que, la relación y contraste entre “seguridad y libertad” propio de las sociedades posmodernas que se amparan en falsos miedos, miedos construidos y miedos reales a los que Bauman dedica un extenso análisis, no es en esos términos nada nuevo, lo nuevo está radicalmente marcado por este contexto y tiene sus propias connotaciones. Una de ellas es, que la catástrofe viral, posiciona un “miedo” legítimo contra un enemigo invisible, que no permite ambivalencias ni excepticismos e inmediatamente hace conexión con  “la seguridad”, de tal suerte que esta última adquiere igualmente su máxima legitimidad, simplemente porque el riesgo es de vida o muerte potencial y no depende de voluntades externas, de manera que, el “securismo” amparado en la salud, otorga licencia sin límites al totalitarismo o mejor dicho, a un control totalitario, sobre el que se debe estar vigilante, para evitar la tentación de legitimar a futuro conductas o acciones totalitarias desde el Estado.  

 

En ese entramado de conexiones resulta casi inaudito, que la seguridad en términos societales reales de “hacer--no hacer” se adscribe como el aliado más próximo e incondicional del eje “Salud”. Mientras que la libertad se convierte en la punta de lanza del eje “economía”, cuya contradicción en algunos casos pareciera irresoluble se expresa cada vez más como conflicto entre el poder político y el poder económico.  Aunque suene a ciencia ficción, este dilema constituye uno de los efectos avasalladores externos del ataque viral de un micromundo que pone al desnudo nuestra fragilidad como especie humana y como sociedad. 

 

*Sociólogo/criminólogo

 

Referencias:


Especial de Ignacio Ramonet: Ante lo desconocido... La pandemia y el sistema-mundo. 25 abril de 2020. Puede consultarse en:  http://www.cubadebate.cu/especiales/2020/04/25/especial-de-ignacio-ramonet-ante-lo-desconocido-la-pandemia-y-el-sistema-mundo/#.Xqs5g6hKjIW

Sygmunt Bauman (2007). El miedo líquido. La sociedad contemporánea y sus temores. PAIDOS, Estado y Sociedad (146):  Barcelona. 

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