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sábado, 29 de octubre de 2022

Día de muertos en México

 La imagen de “La Catrina” es hasta nuestros tiempos un símbolo de esa cosmovisión de la muerte mexicana que es burlona y que juega con los vivos. Donde la muerte no es terrorífica, sino que figura como un personaje crítico de las diferencias sociales y del mal gobierno.

Adalberto Santana /Para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México

Una de las fiestas más tradicionales y populares en la sociedad mexicana es la que se realiza el 1 y 2 de noviembre de cada año. Fechas en las que se celebra el “Día de Muertos”. En efecto, es en los inicios de la tercera década del siglo XXI un momento en que sigue teniendo una gran vigencia una celebración que forma parte de la cultura popular del pueblo mexicano. En los panteones, casas familiares, plazas y parques públicos, recintos escolares, deportivos, bibliotecas, mercados y cualquier sitio que se considere oportuno, se instalan durante esas fechas, las llamadas ofrendas del “Día de Muertos”.

 

Dichas ofrendas consistente en poner en un espacio del hogar (por lo regular una mesa) a los familiares ya fallecidos y en su memoria una serie de veladoras o cirios encendidos acompañados de aquellos platillos culinarios que a los difuntos les gustaban saborear. Pero también se integra a la ofrenda un tradicional pan de muerto, a la cual puede agregársele cigarrillos, bebidas alcohólicas o refrescos si al difunto o difuntos eran de su antojo. A vez la ofrenda va revestida con ramos de flores de un intenso color amarillo conocidas como  “Cempasúchil”, flores que le brinda a la ofrenda un intenso colorido.

 

Esa flor que figura en diversos puestos de ventas de numerosas ciudades y poblados de la geografía mexicana, se ha dicho que forma parte de la identidad nacional. Históricamente su nombre proviene de la lengua náhuatl “Cempohuaxochitl” (significa veinte o varias flores). Su intenso color se le asociaba al sol, por lo que se dedicaban en las culturas mesoamericanas a trazar el camino para que los muertos lleguen a las ofrendas. Esto es una expresión todavía vigente de la cosmovisión de los llamados pueblos originarios de nuestra América. Hoy la flor del Día de Muertos tiene su mayor producción en la República Popular China, donde se producen tres cuartas partes de la producción mundial, pero principalmente para uso industrial. Es decir, de esa flor se extraen aceites esenciales para fabricar agroquímicos para combatir una serie de plagas de insectos. Pero sirve a la industria avícola para generar que la carne de pollo y la yema de los huevos de esa ave tomen un color más intenso. Tiene otros usos medicinales, principalmente para atender problemas digestivos y fiebres o tos. De igual manera se emplea para teñir diversos productos como pueden ser prendas de vestir y alimentos como materia prima de las llamadas cervezas artesanales. Una distinción de esa flor de muerto es que es muy aromática. Pero sin lugar a dudas en la fiesta de los muertos en México se inserta en la agroindustria donde en el año de 2022 se llegó a sembrar en todo el país, según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, 20,245 toneladas, producción que se incrementó en relación a la producción de 2021, que alcanzó a generar 19,442 toneladas.

 

Esto evidentemente genera una destacada derrama económica que hace para sus productores y vendedores (pequeños y medianos agricultores) un rubro importante para sus ingresos a la par que permite mantener y estimular una fiesta tradicional con la llamada celebración del Día de Muertos. Festejo que no es un drama para el reencuentro de los vivos con sus seres queridos ya fallecidos. Es una celebración que ofrece en esa cosmovisión no eurocentrista un regocijo espiritual.

 

De igual manera el Día de Muertos tiene en sus imágenes la proyección de la figura de una calavera ataviada con un sombrero afrancesado que originalmente se le llamó “La Calavera Garbancera”. Obra diseñada por el grabador José Guadalupe Posada y rebautizada por el gran muralista y pintor comunista Diego Rivera como “La Catrina”. Este personaje emblemático de la muerte mexicana figura en el mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” (1947). En ese fabuloso mural el maestro Rivera lo creo acompañado y apoyado por la pintora guatemalteca, Rina Lazo. En esa monumental obra que originalmente figuraba en el Hotel del Prado, se plasma deforma sintética la historia de la sociedad mexicana que va desde el siglo XVI en el Virreinato de la Nueva España hasta mediados del siglo XX. Figurando en la parte central personajes tan destacados como una especie de la sagrada familia latinoamericana a José Martí, Frida Kalho y Diego Rivera de niño. Destacando al lado de ellos “La Catrina” al centro, acompañada y tomándole el brazo su creador José Guadalupe Posada.

 

La imagen de “La Catrina” es hasta nuestros tiempos un símbolo de esa cosmovisión de la muerte mexicana que es burlona y que juega con los vivos. Donde la muerte no es terrorífica, sino que figura como un personaje crítico de las diferencias sociales y del mal gobierno. La escritora Alicia Molina ha dicho que: “El arte de José Guadalupe Posada, destacó de entre el resto debido a que con sus “calaveras” reflejaba el carácter festivo y desenfadado del pueblo mexicano, retratando las grandes diferencias sociales durante el mandato de Porfirio Díaz. De ahí nace la primera “Catrina”  (https://culturacolectiva.com/historia/cual-es-la-historia-y-el-origen-de-la-catrina/).

 

En nuestros tiempos el Día de Muertos es una fecha en la cultura popular mexicana para festejar y es simbólicamente en reencuentro con los seres más queridos en cada una de las familias mexicanas. Pero también hoy significa reivindicar y luchar por la memoría de aquellos que han fallecido producto de masacres de la violencia generada por el crimen organizado y por los actores políticos que desde la impunidad en el régimen neoliberal ordenaron las desapariciones forzadas de los 43 estudiantes de Ayotzinapan o de miles de migrantes víctimas de los “polleros o coyotes” ligados a las autoridades corruptas.

 

A su vez es también un festejo que presagia en los versos populares (Calaveritas Literarias), a aquellos personajes de sarcásticamente ubica a los políticos corruptos o personaje de moda que la parca vendrá por ellos el Día de Muertos para llevárselos al cementerio. Tal como versifica María Gricelda Ramos en su calaverita literaria: “Donald Trump en México” (2016):

 

Estaba la parca sentada

Viendo la televisión

El encuentro de Peña Nieto

Y un político soñador.

Todo estaba muy bien

Hasta que Donald Trump habló

Y en su jeta le indicó

Que un muro era lo mejor.

La calaca se indignó

Y a buscarlo se encaminó.

¡¡Como carajos!!… pensó

Que idiota es Donald Trump.

La catrina al canal llegó

Contoneando su esqueleto

A Trump ella le gustó

Y de inmediato la toqueteó

¡Ay canija muerte fría!

Buen susto que usted me dio.

Yo creía que la catrina

Era solo un vacilón.

Mira que olvidadizo

a ti te andaba buscando

Desde que oí de ti

hablando mal de la raza.

Tú viniste a mí país

y ya te cargo la tiznada.

Al panteón te vas a reír

de todas tus tarugadas.

Las mujeres, los mojados

ya te tienen en la mira.

Más un favor yo te hago

si te llevo a mi guarida.

Ya no serás presidente

ni candidato siquiera

Pero verás que muy pronto

de ti ni el recuerdo queda.

Donald Trump ya murió

Dejó trunca su carrera

No sabe la que le espera

Por debajo de la tierra

Pues en suelo mexicano está

¡Ahora sí, que se amuela!

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