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sábado, 27 de enero de 2018

Las increíbles concesiones de Macri ,Temer, Vázquez y Cartes a la Unión Europea

Resulta  inaceptable que los ciudadanos del Mercosur y de la Unión Europea  tengan que confiar en filtraciones para saber qué están negociando sus gobiernos.  Un acuerdo como el planteado implicaría cambios  estructurales  en leyes, normas y políticas gubernamentales, al ser negociado en forma clandestina  y “a todo o nada” con  un anuncio político de alto nivel  de  gobiernos.

Jorge Marchini / CLAE

Los presidentes Tabaré Vázquez, Michel Temer,
Mauricio Macri y Horacio Cartes.
A través de redes sociales ha sido  posible conocer la filtración de 19 textos de las negociaciones confidenciales que llevan adelante con la Unión Europea (UE)  los gobiernos del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay,  sin participación de Venezuela, suspendida su membresía de forma controvertida,pese que podría tener enorme significación futura para su economía y sociedad) para alcanzar en forma inmediata  un acuerdo de liberalización comercial y financiera (TLC).

Doce  de los  documentos   nunca habían llegado a ser filtrados previamente, y menos aún puestos en el conocimiento público por parte de los responsables de la UE y el Mercosur.  Entre ellos se incluyen los capítulos de los entendimientos  alcanzados -o en debate pendiente- que se han venido elaborando  en forma secreta, incluyendo  los relacionados con  servicios , inversión y  comercio electrónico que pueden  restringir y/o distorsionar  en una medida inédita  la capacidad de regulación económica y financiera de los países mercosureños.

Ha sido la  intención manifestada por los gobiernos desde fines del año pasado anunciar con bombos y platillos que se ha alcanzado el  acuerdo. Con tal perspectiva de “carrera contra el reloj” los analistas han puesto la atención en la reunión prevista  de los presidente de Francia Y Argentina , Emmanuel  Macron y   Mauricio Macri, en París  el próximo viernes, 26 de enero.

Voceros de la cancillería argentina referían  discretamente en las últimas horas  la intención del presidente argentino de  superar  las diferencias en relación a dos temas comerciales emblemáticos (carne y biocombustibles) ante el ostracismo  europeo de ofrecer una mayor apertura  para  las exportaciones mercosureñas.

“El presidente Macri está dispuesto a  reconocer  que Europa tiene una gran presión de sus propios sectores agropecuario para flexibilizar inmediatamente el ingreso  nuestros productos, y destrabar las negociaciones  a cambio de obtener  con promesas ambiguas de  mayor apertura en el futuro, y , de tal forma `salvar la cara´ (facesaving) ante sectores  sensibles y  una opinión pública que intuye que el acuerdo será desventajoso”, refirió en forma discreta un experimentado diplomático brasileño, conocedor de  las negociaciones.

Desequilibrios notorios

Entre las filtraciones puestas al descubierto llama en particular el capítulo relacionado con la solución de diferencias, ya que  pone en evidencia  cómo podrían ser forzados  los países del Mercosur  a ceder soberanía jurídica y aceptar  exigencias  aún mayores que las definidas por Europa en otros TLCS con países periféricos.

 La UE podría demandar a los gobiernos del Mercosur en un tribunal internacional por no cumplir con el TLC y si el país mercosureño perdiera , la UE podría  elevar los aranceles de importación  para los productos del Mercosur hasta que estos cambiaran normas, políticas y acciones de forma de cumplir con los fallos.  Los países del Mercosur también podrían demandar a la UE bajo el mismo sistema, claro está que sería ello menos probable por el mucho menor grado de internacionalización, menores recursos y  capacidad de reclamo de sus empresas.

Las  textos de TLC que se han filtrado informalmente  de negociaciones hasta noviembre de 2017 – ha habido reuniones posteriores-  muestran que no solo la UE  sostuvo  en relación a documentos anteriores,   también difundidos informalmente,  que la UE  ha profundizado:

a) Sus demandas exigiendo  una mayor liberalización para la participación de las empresas europeas en  las   compras  públicas de los países del Mercosur ,  inhibiendo una herramienta  tradicional elemental para la promoción  de nuevas  industrias y servicios de economías con menor grado de desarrollo

b) La exigencia de mayor flexibilización y menor control en las normas de origen,  lo cual permitiría  dar mayor penetración , por ejemplo,  a  las muy conocidas  marcas europeas de prendas de vestir y diseño, para poder generar la mayor parte del valor de  su producción en países con bajos costos para ser presentados , etiquetados  y contar las ventajas de liberalización “europea” para su penetración en los mercados sureños. 

c) Sobre todo, sus demandas de una mucho mayor protección de la propiedad intelectual para extender y profundizar privilegios monopólicos, lo que llevaría, como ya se ha observado repetidamente en otros acuerdos entre países centrales y períféricos, un aumento  sustancial de precios  de medicamentos,  restringiendo el desarrollo de la   industria farmacéutica local  de genéricos  y limitando aún más el acceso  a la salud a ellos, hoy  ya limitados por las políticas de ajuste económico que  golpean presupuestos públicos de salud.

El secretismo

Resulta  inaceptable que los ciudadanos del Mercosur y de la Unión Europea  tengan que confiar en estas filtraciones para saber qué están negociando sus gobiernos.  Un acuerdo como el planteado implicaría cambios  estructurales  en leyes, normas y políticas gubernamentales, al ser negociado en forma clandestina  y “a todo o nada” con  un anuncio político de alto nivel  de  gobiernos. Se  fuerza  de hecho  a los Parlamentos  a legislar  respecto a intereses regionales, nacionales o sectoriales  sin realizarse estudios previos  serios y un debate abierto  imprescindible sobre eventuales consecuencias e impactos.

Hay otros caminos para establecer vínculos más estrechos comerciales y económicos del Mercosur con el mundo. Estos deben estar basados en la ampliación y sustentabilidad  de las matrices productivas, el mejoramiento  social  y no  el “sálvese quien pueda” , la superación de abismos  tecnológicos y el reconocimiento básico que deben superarse asimetrías notorias entre regiones y países con distinto grado de desarrollo para un acuerdo armónico y dinámico.

No hacerlo llevará solo a acentuar  desequilibrios  tal como es posible verificar por la experiencia  de  los TLCs ya  firmados por   países latinoamericanos con economías centrales  que fueron en su momento presentados como “modelo de integración al mundo” y hoy muestran las estadísticas sus resultados económicos, financieros y sociales crecientemente negativos.

*Economista y docente universitario argentino, vicepresidente de la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA). Difundido por el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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