Nunca antes en nuestra historia, los HERMANOS
costarricenses hemos estado divididos por ideas antojadizas de las sagradas
escrituras. Nunca antes en nuestra historia, los HERMANOS costarricenses hemos
violentado los derechos de los demás, solamente porque sus gustos o formas de
ver el mundo, son diferentes a las nuestras.
Adrián Chaves
Marín / Especial para Con Nuestra América
Carlos Alvarado o Fabricio Alvarado: uno de ellos será el presidente de la Costa Rica del bicentenario. |
I
El 15 de septiembre de
1821, se firmó el acta que reconoció la independencia de las naciones
centroamericanas, es decir, que en el 2021 el Estado costarricense estará
cumpliendo 200 años de existencia. Cuando nos hablan de este hecho histórico,
se nos vienen a la cabeza imágenes de libertad, democracia, igualdad, entre
otros derechos ciudadanos, que son garantizados por el Estado. Así entonces,
sabemos ¿qué es el Estado?...
El Estado está compuesto
por las Leyes e Instituciones que garantizan la adecuada convivencia de los
habitantes de una nación. Éstos, son reconocidos como ciudadanos, a partir de
los derechos y garantías que asegura el Estado, a cambio de ciertas
obligaciones. Así, todas y todos somos iguales ante el Estado, sin distingo de
sexo, edades, etnias, clases sociales, creencias religiosas, entre otras. De
alguna manera, el Estado nos hermana a todos los habitantes de una Nación; nos
inspira un sentido de pertenencia, expresado en las identidades nacionales:
nuestra nacionalidad.
II
La historia del Estado
costarricense, desde la época de la Independencia ha sido bastante particular.
A diferencia de otras naciones del continente americano, los costarricenses no
tuvieron que hacer frente a una guerra para la obtención de su libertad. Las
diferencias políticas, durante este hecho histórico, fueron resueltas con
sabiduría, anteponiéndose el interés colectivo al de las fracciones en
conflicto. A partir de entonces, la conformación del Estado y la nacionalidad
costarricense, durante el siglo XIX, se caracterizó por la búsqueda de acuerdos
y la obtención de grandes avances, que beneficiaron a la población.
Sin extremismos, y en
la búsqueda de mejores condiciones de vida para todas y todos los ciudadanos,
desde los años inmediatos a la Independencia, Costa Rica se caracterizó por
alcanzar acuerdos políticos, expresados a través de la Ley, los cuales hicieron
posible que los ciudadanos tuviesen acceso a mejores condiciones de vida, por
medio del trabajo agropecuario. El cultivo del café, conocido desde entonces
como “grano de oro”, fue el motor de la economía nacional, cuyas riquezas se
tradujeron en la construcción de caminos, comunidades y puertos, edificados con
el esfuerzo mancomunado de los distintos sectores de la sociedad.
III
Después de 1848, el
Estado costarricense se consolidó como una República libre, soberana e
independiente. Los gobernantes de turno, imaginaron nuestros primeros símbolos
nacionales: la Bandera y el Escudo patrio. Además, se realizaron importantes
esfuerzos por difundir la educación pública, gratuita y obligatoria, en
beneficio de los niños y niñas costarricenses; incluso, se sentaron las bases
para la creación de una Universidad. Fueron tiempos de prosperidad, en los que
las Instituciones de Gobierno, incluso el Ejército, experimentaron procesos de
modernización.
Sin embargo, entre 1855
y 1857, ese armonioso crecimiento económico y social de la Nación
costarricense, se vieron interrumpidos ante la amenaza de intereses
extranjeros, representados por William Walker y sus filibusteros. Tales
invasores y mercenario, sitiados en territorio nicaragüense, pretendían
adueñarse de toda la región centroamericana, razón por la cual los líderes
políticos de Costa Rica, asumieron una actitud dirigente para expulsar a los
enemigos que perturbaron la paz de nuestras tierras, y las de nuestros
hermanos.
IV
Después de la guerra,
recrudecieron las enemistades y conflictos entre las familias adineradas, sin
embargo el crecimiento económico no cesó. A partir de 1870, los gobiernos
liberales impulsaron significativas reformas en derechos ciudadanos, se abolió
la pena de muerte y se impulsó la educación, gratuita y obligatoria. Inició la
construcción de un ferrocarril hacia la costa Caribe y nuevos grupos étnicos
arribaron al país en la búsqueda de mejores condiciones de vida,
enriqueciéndose nuestra cultura. Costa Rica se convirtió en ejemplo de
desarrollo en la región, debido a la modernización de sus ciudades y las
reformas educativas. Desde estas lejanas épocas, los gobiernos nacionales
visionaron que la inversión estatal en la educación pública era la principal
herramienta para el desarrollo material y espiritual de la nación. Se crearon
el Liceo de Costa Rica, el Instituto de Alajuela, el Liceo de Heredia, el
Colegio San Luis Gonzaga de Cartago y el Colegio Superior de Señoritas, entre
otros.
A finales del siglo
XIX, se aprobaron Leyes para la adecuada convivencia ciudadana, se reconoció la
libertad de credos, el matrimonio civil y el divorcio. El sistema educativo se
secularizó, es decir, el Estado limitó la injerencia de la Iglesia Católica en
los centros de enseñanza y los programas de estudio. La ciudad de San José se
iluminó con luz eléctrica, poco después que París y Nueva York; se materializó
en sueño del ferrocarril al Caribe y se inició la construcción de la vía férrea
hacia el Pacífico. Se levantaron edificios y monumentos, que persisten hoy como
testimonio de las ideas progresistas de su época. El Teatro, la Biblioteca, el
Archivo, el Museo y el Monumento Nacional, entre otros, son baluartes de la
cultura y la identidad costarricense: su memoria histórica.
V
Con el cambio de siglo,
los debates no fueron ajenos a la política costarricense. Pese a la
confrontación de ideas, las crónicas periodísticas de la época dan cuenta de la
altura de las discusiones, asumidas con respeto e ingenio. Sin embargo, los
temas centrales en tales diferencias fue la búsqueda del bienestar colectivo,
debido a que no se detuvo el crecimiento institucional y el levantamiento de
obras de interés público. Se construyó una línea férrea hacia el Pacífico
Central que introdujo el tren eléctrico, se edificaron caminos y centros
educativos, a lo largo y ancho del territorio nacional. Al mismo tiempo, la ampliación
de la cobertura educativa y la alfabetización, trajo consigo la divulgación de
textos e ideas políticas alternativas, que inspiraron a toda una nueva
generación de intelectuales, científicos y artistas costarricenses.
Sin embargo, las épocas
de crisis no fueron ajenas a nuestra economía nacional. Por ejemplo en 1914,
producto de la debacle planetaria provocada por la Primera Guerra Mundial, la
economía costarricense se vio severamente lesionada, lo que motivó a los
gobernantes de la época, introducir profundas reformas en la recaudación
fiscal, por medio de la creación de impuestos directos y la Oficina de
Tributación, bajo la consigna de “que el rico pague como rico, y el pobre como
pobre”. La eficiencia en la recaudación de tributos, posibilitó la creación del
primer Banco estatal –el Banco Internacional de Costa Rica– y las Juntas
Rurales de Crédito. Además, se implementó una considerable reforma educativa,
por medio de la creación de la Escuela Normal, semillero de maestros con gran
visión humanista.
VI
Tras el breve período
de Dictadura de los hermanos Tinoco, cuya caída fue precipitada por protestas
organizadas de la sociedad civil, inició en Costa Rica un importante período de
formación de agrupaciones políticas y círculos de intelectuales, que se fueron
posicionando en las comunidades y los escenarios electorales. Las críticas
ciudadanas hacia la administración del Estado, fortalecieron la democracia
nacional, a través de la representación política de amplios sectores
marginados, cuyas demandas tuvieron eco en ciertas instituciones del Estado.
Así, por ejemplo, el reconocimiento del voto femenino, fue una de las
principales causas de las luchas ciudadanas, impulsadas desde las décadas de
1920 y 1930.
A inicios de la década de 1940, en medio de la crisis
de la Segunda Guerra Mundial, los gobernantes costarricenses se nutrieron de
las mejores ideas del “Socialcristinianismo”. Asumieron los principios de
igualdad social, impulsándose profundas reformas educativas y de salubridad
pública, entre otras: crearon la Universidad de Costa Rica y la Caja
Costarricense del Seguro Social, instituciones baluartes del desarrollo
nacional hasta el presente. Además, lograron articular acuerdos con diversos sectores de
la sociedad civil, incluso los más antagónicos: la Iglesia Católica y el
Partido Comunista. Fruto de esa disímil alianza, se introdujo en la
Constitución Política el capítulo de las “Garantías Sociales” y se aprobó el
Código de Trabajo. Así, el Estado costarricense adquirió compromisos con los sectores
más vulnerables de la sociedad: niños, mujeres y desvalidos, entre otros;
además de regular las tensas relaciones obrero – patronales persistentes en la
época: se estableció la jornada laboral de 8 horas, el derecho a vacaciones
remuneradas, seguros de riesgos del trabajo, cesantías, etcétera.
VII
Los avances de la
democracia costarricense, se vieron violentados en 1948, lo que motivó a una
corta pero significativa Guerra Civil, la última de nuestra historia. Tras los
hechos bélicos se instaló una Junta de Gobierno, que sentó las bases de la
“Segunda República”. Se implementó la nacionalización bancaria, como mecanismo
para la distribución de la riqueza y el ensanchamiento de las clases medias;
fomentaron el cooperativismo, y se crearon el Consejo Nacional de la Producción
(CNP) y el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), entre otras
instituciones claves para la diversificación productiva del país. En el campo
político, se creó el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) y reconoció el
derecho a las mujeres para emitir el sufragio, además de la abolición del
Ejército, lo que continúa siendo motivo de orgullo para todas y todos los
costarricenses.
VIII
Entre las
décadas de 1950 y 1970, el Estado costarricense expresó un crecimiento
económico sin precedentes, producto del desarrollo de una industria nacional
impulsada por el llamado modelo de “Sustitución de las Importaciones”. En pleno
contexto de Guerra Fría, Costa Rica promovió un Estado interventor de la
economía, de inspiración socialdemócrata, en el que los productores locales
recibieron beneficios gubernamentales, a raíz de las restricciones a las
importaciones y las fuertes
cargas tributarias sobre éstas. Aumentaron los empleos en los sectores público
y privado, por medio del crecimiento de las industrias nacionales y el sector
de los servicios. Se creó el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), como
respuesta a las necesidades de mano de obra que los sistemas productivos
emergentes estaban requiriendo, tanto en las zonas rurales como en las urbanas.
Los sistemas
de salud y educación públicas expresaron considerables mejorías: se
universalizaron los servicios de la Caja Costarricense del Seguro Social, en
aras de brindar atención médica de calidad a las familias de los trabajadores,
y se extendió la distribución de agua potable a la población. Se creó el
Ministerio de Cultura Juventud y Deportes; además, la Universidad Nacional
(UNA), el Instituto Tecnológico (TEC) y la Universidad Estatal a Distancia
(UNED), instituciones de educación superior accesibles a sectores más amplios
de la sociedad. El Estado, además, abogó por el acceso a vivienda digna para
todos los habitantes, así como la asistencia social a los sectores más
necesitados. Los estilos de vida modernos y urbanos, se difundieron rápidamente
a través de los medios de comunicación colectiva, especialmente la televisión.
IX
A partir de las décadas de 1980 y 1990, la economía
costarricense experimentó un estancamiento, producto del endeudamiento externo
y las crisis energéticas internacionales. Inició entonces, un proceso gradual
de desmantelarían institucional y el deterioro de las condiciones de vida de
los sectores sociales más vulnerables, como resultado de la implementación de
medidas de corte neoliberal, conforme los dictámenes de organismos financieros
internacionales. Sin embargo, pese al debilitamiento económico, los Gobiernos
nacionales tomaron medidas para contrarrestar los efectos negativos de las
crisis, como la declaración de la “neutralidad perpetua” de Costa Rica, en medio
de los conflictos bélicos que azotaban a Centroamérica; se influyó
decisivamente en los planes de pacificación del istmo y se aprobó la “Ley de
Igualdad real de las Mujeres”.
Con el cambio de siglo, en la Costa Rica del presente
se han organizado nuevos colectivos sociales, que luchan por el reconocimiento
de sus derechos. Las movilizaciones del 2000 contra el llamado “Combo
energético” y las protestas sociales contra el TLC con los EE.UU. entre 2005 y
2007, empoderaron a ciertos movimientos sociales que, desde distintas
trincheras, han librado ciertas luchas en atención a sus demandas y el
reconocimiento de su diversidad, sus derechos elementales. En 2010 fue electa
por primera vez en nuestra historia, una mujer en la Presidencia de la
República, y en 2014 los ciudadanos encomendaron la administración del Estado,
a un partido político formado en este mismo siglo.
X
Ciertamente, la situación actual del país no es la
óptima. Nuevas problemáticas y desafíos se les presentan a la ciudadanía: la
pobreza, el desempleo, la economía informal, la brecha educativa y tecnológica,
el déficit de la CCSS, el narcotráfico y la corrupción política, entre otras,
demandan de ingentes esfuerzos de dialogo y unidad. No son tiempos para dividir
o discriminar, de atizar odios injustificados, por el simple hecho de ser o
pensar diferente. Históricamente, nuestra nación se ha engrandecido a través
del diálogo, la tolerancia y el consenso; formamos parte de un país diverso,
que demanda lo mejor de nosotros mismos para salir adelante, como ha sido
siempre desde aquel lejano 1821. Nuestra identidad se forjó en la aceptación de
las diferencias: de edades, género, etnias, clases sociales, creencias
religiosas, pensamiento político, etcétera. Costa Rica es un territorio
pequeño, pero grande en esperanzas: UNA NACIÓN DE HERMANOS.
Nunca antes en nuestra historia, los HERMANOS
costarricenses hemos estado divididos por ideas antojadizas de las sagradas
escrituras. Nunca antes en nuestra historia, los HERMANOS costarricenses hemos
violentado los derechos de los demás, solamente porque sus gustos o formas de
ver el mundo, son diferentes a las nuestras. Nunca antes en nuestra historia,
los HERMANOS costarricenses hemos dejado de aceptar y respetar a nuestras
familias, a pesar de todas nuestras imperfecciones o conflictos. Sin embargo,
de cara al Bicentenario de nuestra Patria querida, como nunca antes en nuestra
historia, debemos estar unidos como verdaderos HERMANOS. ¡Alto! Ninguna
elección presidencial nos ha lastimado tanto, por primera vez en muchos años es
necesario que dejemos el miedo atrás, y votemos con alegría, por el bien de
nosotros mismos y el de nuestros HERMANOS.
*Historiador.
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