América Latina pareciera tener hoy una
recomposición regresiva de su mapa político inimaginable hace tan solo unos
cuantos años atrás. Sería una regresividad promovida por una derecha que ya no
apuesta solo por retornar sin tapujos al camino del neoliberalismo, sino que
vuelve con un ropaje fascistoide.
Rafael
Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
El ascenso de Jair Bolsonaro en Brasil expresa las tendencias de la recomposición regresiva en la región. |
Su base de sustentación son las clases
medias, algunas incluso surgidas a raíz de las políticas sociales de los
gobiernos progresistas y de izquierda, y amplios sectores de las clases bajas
que, en buena medida, han sido ganadas por el mensaje mesiánico del
neopentecostalismo que pinta a la izquierda literalmente como el demonio.
Las clases medias han sido ganadas y
organizadas a partir de un conjunto de estrategias. Por un lado, el apoyo por
parte del llamado libertarismo asociado en la Red Atlas, que centra su atención
en los jóvenes de los países que en los que ponen la mira. Es el caso, por
ejemplo, de los movimientos estudiantiles de Nicaragua y Venezuela, en donde
ayudaron a consolidar el movimiento Estudiantes por la Libertad.