El comunismo no ha desaparecido y está muy lejos de desaparecer, porque
las injusticias continúan siendo la esencia cotidiana de la vida de los seres
humanos. ¿Pero por qué este rechazo en decirnos claramente, con todas las
letras, "comunistas"? ¿Pasó a ser el comunismo una "pamplina de
chavales", una estupidez "fuera de moda", una utopía
absolutamente irrealizable?
Marcelo Colussi / Especial para
Con Nuestra América
Desde Ciudad de Guatemala
"El Socialismo solo funciona en dos lugares: en el Cielo,
donde no lo necesitan, y en el Infierno donde ya lo tienen". Activista antichavista en Venezuela
"Si hay 200 millones de niños en las calles, ninguno es
cubano; si hay 100 millones de niños trabajando sin poder ir a la escuela,
ninguno es cubano". Fidel Castro
I
Hoy día hablar de comunismo (o de socialismo, o de marxismo) no
pareciera estar muy "de moda"; es más, a cualquiera que se precie de
defenderlo, el discurso dominante con asombrosa rapidez lo tildará de
anacrónico, desfasado, dinosaurio de tiempos idos. Ya ni siquiera es
"peligroso" para el sistema (o, al menos, eso se quiere hacer creer);
su evocación como rémora de un pasado "oprobioso
que no debe volver nunca más" funciona ya como antídoto. Aunque, en lo
profundo del sistema capitalista, por supuesto que sigue siendo altamente
peligroso. ¿Por qué, si no, perdura el continuo armarse contra la posibilidad
de "estallidos sociales", de "ingobernabilidades"? Como
dijo Néstor Kohan: "curioso cadáver
el del marxismo, que hay que estar enterrándolo continuamente". En
realidad, para usar la expresión apócrifa equivocadamente atribuida a José
Zorrilla: "los muertos que vos
matáis gozan de buena salud". Pero la ideología que, hoy por hoy,
domina la escena, lo presenta como "terminado, muerto y sepultado".