Promover un clima de
homofobia y misoginia, en una región con los mayores índices de violencia
contra las mujeres, los homosexuales, los defensores de los derechos humanos y
los periodistas es un peligro terrible, pero esas son las características de la
nueva ola conservadora que recorre América Latina hoy.
Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
Jair Bolsonaro, diputado federal y posible aspirante a la presidencia en Brasil. |
Donald Trump propuso,
ante la matanza recién acaecida en una secundaria de La Florida, que se arme a
los maestros para que inhiban las ansias homicidas de posibles atacantes, o los
repelan a tiro limpio como John Wayne o Clint Eastwood en las películas del
viejo Oeste.
No se sabe si Trump es
bobo, cínico o las dos cosas a la vez, pero su ejemplo está cundiendo de forma
alarmante en América Latina, y está llevando al poder, o a punto de llevarlos,
a personajes impresentables que nos auguran tiempos tan negros y nefastos como
los que ya vivimos en las décadas del 60 al 80, es decir, períodos de
intolerancia y represión de los que, a estas alturas, aún no hemos podido sanar
las heridas.