La
“ola conservadora” cae por sus contradicciones y da paso al resurgimiento de
viejas demandas, nuevas ilusiones y a la necesidad de profundizar la unidad
latinoamericana, integrando la resistencia y extendiéndola a cada rincón.
Cristóbal León Campos / Especial para Con Nuestra América
Desde Mérida,
Yucatán, México
Los
pueblos muestran su fuerza, el poder de la movilización y de la unidad cuando
se asume una causa común, las evidencias están en las calles de las grandes
ciudades latinoamericanas, reclamos indígenas, obreros, campesinos, estudiantiles
y ciudadanos, reclamos sociales y económicos, profundos, ancestrales y
modernos, reclamos de una nueva política y otras direcciones para el porvenir
de los países, los pueblos se expresan contra la opresión, la represión, la criminalización
de la protesta, contra las medidas neoliberales, se gesta el fin de la “oleada
conservadora” para ir en este otoño-invierno delineando la nueva primavera en
Nuestra América, el ciclo de fortalecimiento de la resistencia se agiliza, los
motores de la historia se sacuden a gran velocidad, la lucha de clases se
revela con vigencia sea como análisis o sea como realidad concreta, Ecuador,
Guatemala, Honduras, Uruguay, Costa Rica, Chile y Colombia se estremecen,
mientras Cuba y Venezuela enfrentan bloqueos genocidas y campañas permanentes
de agresión imperialista, a estas naciones hay que sumar ahora, los intentos
conservadores de generar caos y un golpe de estado en Bolivia después de la
reciente elección, en Nicaragua la provocación se mantiene en Nicaragua, por su
parte, México en la coyuntura actual juega como bisagra de unidad por su
renovada política exterior aunque tiene a un costado, la permanente mano del
imperialismo por frontera y herencia invocada por los sectores reaccionarios. La
geografía latinoamericana se ve marcada por focos insurrectos populares que
nuevamente cuestionan consciente o inconscientemente las estructuras del
capitalismo neocolonial, las voces de las masas irredentas gritan por el fin de
la desigualdad agudizada, la primavera venidera tendrá entre sus flores una
pujante imaginación colectiva cargada de conciencia en el porvenir.