El modelo de desarrollo en el que
encajan los tratados de libre comercio está haciendo aguas pero, en América
Latina, los países “del Pacífico” siguen apostando no solo a mantenerlo sino a
profundizarlo, prueba de ello es su premura por prolongar esa integración,
siempre bajo la égida norteamericana, hacia el Asia.
Rafael
Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
En América Latina, la intención de
establecer una zona de libre comercio continental, propuesta por los Estados
Unidos de América en la administración de Bill Clinton, fue derrotada
definitivamente en Mar del Plata, Argentina, en el año 2005. Ni la nación que
la proponía, que se precia de tener los mejores servicios de espionaje del
mundo, se lo esperaba. Fue por eso que el entonces presidente norteamericano
George Bush le dijo a su homólogo de aquel entonces, Néstor Kirchner: “Estoy un
poco sorprendido. Acá pasó algo que no tenía previsto”.
Esta zona de libre comercio, el ALCA,
era una iniciativa con la que, en palabras del Secretario de Estado
norteamericano Colin Powell, “héroe” de la primera guerra del Golfo
Pérsico, se garantizaría “a las empresas norteamericanas el
control de un territorio que va del Polo Ártico hasta la Antártida”[1].