sábado, 3 de noviembre de 2012

Romney y la mano de EE.UU sobre el crudo mexicano

Romney desea “usar la presidencia para persuadir u obligar a México a facilitar el camino para que empresas estadunidenses ocupen una posición más prominente en la extracción de petróleo y gas natural en México”, afirma el analista Michael Klare.

David Brooks  / LA JORNADA

El millonario Romney sueña
con el petróleo mexicano
La “independencia energética de América del Norte”, uno de los cinco puntos centrales de la campaña presidencial del candidato republicano Mitt Romney, implica una mayor participación directa estadunidense en la extracción y producción de petróleo mexicano, advierte Michael Klare, analista de políticas de manejo de recursos naturales y geoestrategia.

Romney ha repetido incesantemente tanto en los debates con el presidente Barack Obama como en foros y actos de campaña que una de sus prioridades es lograr la “independencia energética de América del Norte”.

Klare, profesor en la universidad Hampshire College, experto en políticas de seguridad internacional y autor de varios libros (entre los mas recientes: Blood and Oil (Sangre y petróleo) y Resource Wars), comentó en entrevista con La Jornada que Romney desea “usar la presidencia para persuadir u obligar a México a facilitar el camino para que empresas estadunidenses ocupen una posición más prominente en la extracción de petróleo y gas natural en México”.

Tras un nuevo “acuerdo regional”

En su propuesta sobre energía, la cual se resume en el sitio de Internet de su campaña, se afirma que “Romney hará de Estados Unidos una superpotencia energética, incrementando rápida y responsablemente nuestra propia producción y asociándonos con nuestros aliados Canadá y México para lograr la independencia energética en esta parte del continente para 2020”. Al llegar a la presidencia, Romney afirma que buscará “establecer un nuevo acuerdo regional para facilitar la inversión transfronteriza en energía, promover y ampliar la cooperación regulatoria con Canadá y México…” En su plan de energía, Romney enfatiza que “colaborar con estos países en el desarrollo de energía, America puede garantizarse una fuente confiable y costeable de energía mientras abre nuevas oportunidades para negocios y trabajadores estadunidenses en la región”.

Para Klare, aunque la propuesta no es explícita, queda claro que la meta de Romney al promover la “independencia energética de América del Norte”, el candidato republicano habla “de un incremento en la extracción de petróleo y gas natural de Estados Unidos, Canadá y México, y cooperación y colaboración entre los tres países para lograrlo”.

El experto agregó que la referencia de Romney al desarrollo de “prácticas regulatorias” entre Estados Unidos y México “significa que los reguladores estadunidenses se reúnan con sus contrapartes mexicanas para revisar las políticas gubernamentales sobre la extracción de petróleo y gas, y hacer que las políticas mexicanas sean más como las que quiere Romney en Estados Unidos: hacer a un lado al gobierno en la extracción de petróleo y dejarle la tarea a las empresas privadas”.

Klare argumenta que esta propuesta está elaborada con base en los intereses y los deseos de las empresas petroleras estadunidenses, y recuerda que éstas están invirtiendo enormes montos en la campaña electoral de Romney.

De hecho, Rex Tillerson, el ejecutivo en jefe de Exxon Mobil, la petrolera más grande de este país y una de las empresas más grandes del mundo, reveló algunos de estos deseos en un discurso ofrecido ante el Consejo de Relaciones Exteriores en Nueva York hace unos meses. Al referirse a los enormes recursos energéticos de los tres países de América del Norte, indicó que Canadá y México han sido proveedores importantes de petróleo y gas a Estados Unidos y argumentó que con el despliegue de nuevas tecnologías en Canadá y Estados Unidos, “estamos esperanzados en que México, al continuar su paso hacia reformas sobre cómo manejar sus propios recursos de petróleo y gas natural a través de continuas reformas alrededor de Pemex, eso abrirá oportunidades para nuevas asociaciones y colaboraciones y llevará a que la tecnología aborde los enormes recursos que México tiene también”.

En su discurso ofrecido poco antes de las elecciones en México (el 27 de junio) Tillerson afirmó que “ciertamente, si uno escucha a los candidatos presidenciales en México, todos han dicho que apoyan continuar con las reformas de Pemex que lleven a mayor desarrollo de sus recursos domésticos, importantes para su economía y su seguridad energética...” Agregó que si “abordamos la política y la seguridad energética desde una perspectiva de América del Norte, la base de recursos, las tecnologías disponibles y las políticas similares que podrían ser implementadas, eso podría lograr rápidamente la seguridad energética que hemos estado buscando durante toda mi carrera”. Esa meta de seguridad energética, agregó, durante mucho tiempo no estuvo dentro de un futuro posible, pero “ahora está en el futuro visible” y es sólo un asunto de decisiones de política si se desea lograrlo.

El ejecutivo en jefe de Exxon declaró que ante todo esto, “es mi esperanza que en algún momento la seguridad energética pueda volverse un tema en nuestras discusiones de política exterior con México, Canadá y Estados Unidos. Entre los tres países, hoy día producimos 15 millones de barriles de petróleo diarios”, y eso representa una poderosa fuerza conjunta en los mercados globales de crudo, y proyecta que este total podría llegar a 18 millones de barriles para 2020. (La transcripción del discurso completo en el sitio de Consejo: www.cfr.org/united-states/new-north-american-energy-paradigm-reshaping-future/p28630).

Para Klare, Tillerson está declarando, a su manera, que desea que Exxon pueda invertir mucho más en México, pero que ese país tendrá que liberalizar sus regulaciones para permitir mayor participación de empresas estadunidenses en el sector energético. “Yo diría que las propuestas políticas de Romney sobre energía son en gran medida adaptadas de la de Exxon Mobil, y lo que quiere Exxon Mobil es tener mano libre para extraer petróleo y gas en México con mínima supervisión del gobierno mexicano”.

El experto sobre asuntos de geopolítica y recursos naturales subrayó que queda claro que las empresas estadunidenses no desean ser contratistas de servicios para Pemex (lo cual ahora permite la reforma promulgada por el Congreso mexicano) sino ser socios, y, por lo tanto, tener participación privada y directa en la explotación petrolera en México. Aunque eso no se expresa de manera explícita en la propuesta de Romney, Klare afirmó que se debe suponer que ese sería su deseo porque “él dice que quiere a las empresas estadunidenses mucho más involucradas en la producción de petróleo y gas en México, y no como contratistas de servicios… Eso implicaría borrar la intención de la Constitución de México”.

Klare enfatizó que “el plan de Romney es esencialmente una fachada para impulsar el plan de Rex Tillerson para entrar a México, para facilitar la entrada de Exxon a México”, al igual que la de otras petroleras estadunidenses.

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