El mundo ha cambiado mucho a partir de las políticas neoliberales; el campo popular ha sido “domesticado”, y la izquierda -o buena parte de ella, las guerrillas desmovilizadas, por ejemplo- que antes atacaba a la democracia representativa, ahora la busca, o incluso la defiende. Sin dudas, desde la caída del Muro de Berlín no está nada claro cómo llegar al socialismo.
Marcelo Colussi / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad de Guatemala
Como se dijo socarronamente: hay quien cree que es más fácil que termine el planeta a que termine el capitalismo. Sin dudas, este modo de producción ha crecido de una manera increíble, y el poder tecnológico alcanzado empalidece a todos los estadios de desarrollo anteriores en la historia. En la actualidad su capacidad para mantenerse vivo como modelo es infinitamente superior a cualquier momento anterior en la larga marcha de la humanidad. Nunca antes como hoy una construcción social había desarrollado tantos antídotos ante el cambio como el capitalismo. Su productividad y eficiencia se amplió en forma descomunal no solo en el ámbito de las cosas materiales sino -quizá especialmente- en los mecanismos psicológico-culturales para manejar grandes masas poblaciones, motivarlas a consumir y silenciarlas en la protesta.