Seguramente, ahora que en Guatemala hay un gobierno que -de alguna forma- trata de establecer vínculos con la revolución democrático-burguesa de octubre de 1944, ochenta años después de acaecida, resalta con mayor evidencia su importancia hasta nuestros días, la huella que dejó en la Guatemala de hoy, perdida aún en el laberinto en el que, al final, puede ser que haya una puerta que se abra y permita vivir de otra manera.
Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
Ese universo ha sido, para los guatemaltecos, todo lo que siguió a ella: ochenta años de mediocres hábiles para el teje y maneje mafioso; de generalotes de mano dura; de componendas y peleas entre bandas que se reparten y arrebatan los frutos de la riqueza.