sábado, 21 de diciembre de 2013

Elecciones en Costa Rica: recrudecimiento de la campaña sucia

Lo que está sucediendo en Costa Rica muestra cómo los pueblos de Nuestra América están despertando en todo el continente. Es una tendencia que no se detendrá en una elección, mientras sigan existiendo las condiciones materiales creadas por las políticas neoliberales que impulsan los políticos tradicionales, obstinadamente y de acuerdo a sus intereses, cavando su propia tumba.

Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-COSTA RICA

José María Villalta, candidato del Frente Amplio, es 
blanco de la campaña sucia de la derecha costarricense.

En Costa Rica habrá elecciones generales en febrero del 2014 y, como es usual, se ha hecho campaña política durante todo el 2013. Durante un buen tiempo, el candidato del partido en el poder actualmente, el Partido Liberación Nacional, Johnny Araya, encabezó las preferencias del electorado con una amplia ventaja.

El Partido Liberación Nacional (PLN) se fundó en 1951, y hasta finales de la década de 1970 fue el principal impulsor de la construcción del Estado de bienestar costarricense. Su principal figura, José Figueres Ferrer, conocido como Don Pepe, tuvo el suficiente pragmatismo como para no eliminar las reformas impulsadas en la década de los 40 por una alianza constituida por el gobierno socialcristiano presidido por el Dr. Calderón Guardia, la Iglesia Católica y el Partido Comunista, a la cual combatió y venció en una guerra civil en el año 1948, sino que, además, tomó una serie de medidas que profundizó el rumbo reformista que esa alianza -a la que se opuso- había iniciado.

Venezuela: la democracia se impone a la guerra económica

El triunfo electoral de este mes de diciembre parece insuflar, de nuevo, oxígeno popular a esta experiencia que ha sido, hasta el día de hoy, faro de los procesos posneoliberales de la región. En lo inmediato, el presidente Maduro ha señalado un camino: frente a los promotores de la guerra, solo es posible esgrimir la paz revolucionaria y democrática.

Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

Diálogo, respeto y paz: la propuesta del presidente
Maduro a los alcaldes y gobernadores de la oposición.
Una de esas imágenes, profundamente dolorosa, corresponde al funeral del expresidente Hugo Chávez, y al amor desbordado de los pobres de la tierra –al decir de José Martí-, de los oprimidos, de los nadie, que salieron a las calles de Caracas, y de muchas ciudades en todo el mundo, para despedir a uno de los dirigentes políticos más destacados de las últimas décadas, y quien encarnó como pocos la lucha por la liberación y la dignidad de los pueblos.

Panamá: El legado de la invasión del 20 de diciembre de 1989

Los políticos y los militares panameños deben recordar que EEUU maneja su política en función exclusiva de sus intereses. Si tuviera que sacrificar a ambos a corto plazo, está en condiciones de hacerlo desplegando nuevamente su poderío. El 20 de diciembre nos ha dejado un legado que no podemos soslayar: tenemos que conocer mejor nuestra realidad y trabajar sin descanso para transformarla.

Marco A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá

La invasión de EE.UU a Panamá en 1989.
Los panameños conmemoramos el 20 de diciembre el vigésimo cuarto aniversario de la invasión militar norteamericana. Murieron, según algunos, centenares de niños, mujeres y hombres. Otros calculan que perdieron la vida miles de vidas inocentes. La invasión de EEUU tuvo como principal objetivo, podemos decirlo ahora tras más de dos décadas, generar un cambio radical en el sistema político de gobierno. Efectivamente, se ha producido un cambio radical en la forma de dirigir el país. Las instituciones militares – ambas de factura de EEUU - que encabezaron los gobiernos durante 21 años (1968-1989) fueron reemplazadas por un sistema de partidos políticos. Los militares que gobernaron utilizando la Guardia Nacional entre 1968 y 1983, decían que querían instaurar un régimen democrático participativo (Asamblea de Representantes). Nunca lo lograron. En 1983 los militares le cambiaron el nombre a la antigua institución castrense y la bautizaron con el nombre de las Fuerzas de Defensa de Panamá (FDP). Después de la invasión norteamericana en 1989, el nuevo sistema partidista proclamó como meta la democracia 'representativa'. Tampoco lo han logrado.

México: Lo que el PRI te da, el PRI te lo quita

Tal como muchas veces ha ocurrido en la historia de los últimos cien años en México, “lo que el PRI te da, el PRI te lo quita”. El problema es que la propiedad de los mexicanos sobre su petróleo está en el ADN del país, por lo que la reforma constitucional afectará –como nunca- su identidad nacional de cara al futuro. 

Sergio Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra América
Desde Caracas, Venezuela

El presidente Peña Nieto exhibe su pieza de caza:
la reforma energética aprobada por el Congreso.
La guerra de la Reforma en México fue un movimiento político que estremeció al país a mediados del siglo XIX. La victoria de los liberales condujo a Benito Juárez a la presidencia, sin embargo inauguró un largo período de inestabilidad que incluyó la intervención militar francesa en 1862. Esta etapa de la vida política del país de los aztecas y los mayas concluyó con la llegada al poder de Porfirio Díaz quien gobernó desde 1876 hasta 1911 con un interregno entre 1880 y 1884 cuando tomó las riendas del poder Manuel González Flores.

Díaz fue un gobernante déspota que contó con el apoyo de los latifundistas, el clero (mayor propietario de la tierra en el México de entonces) y en gran medida de Estados Unidos, cuyos inversionistas tuvieron relevantes privilegios para recibir concesiones mineras, petroleras y agrícolas.

Revolución mexicana, último estertor

Haciendo uso de la mendacidad, PRI y PAN propalaron  al inicio que la reforma petrolera era lo que hubiese querido Lázaro Cárdenas. Cárdenas el nacionalizador del petróleo, el agitador de los sectores populares, que incluso subastaron sus pertenencias para pagar la expropiación de 1938, estará revolcándose en su tumba.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

"Escudo neoliberal": ilustración de
Hernández para LA JORNADA.
La revolución mexicana fue una de las transformaciones sociales más notables de la América latina del siglo XX.  Costó la vida de un millón de personas en un país que apenas llegaba a una población de diez. Entre 1934 y 1980, época del esplendor  del PRI nacionalista revolucionario, se repartieron  80 millones de hectáreas de tierra en un país cuya superficie linda en los 200 millones. Así, la reforma agraria mexicana repartió  al campesinado aproximadamente el 40% de dicha superficie. Este reparto agrario se hizo en base al ejido, régimen de propiedad que prohibía la compra venta  de esta tierra a efecto de proteger a los campesinos del despojo. Estableció un código de trabajo que protegió a los trabajadores, creó un amplio régimen de seguridad social,  fomentó una política nacionalista de industrialización, convirtió al Estado en el eje rector de la economía y concibió a los recursos naturales como una palanca de desarrollo y a la industria energética como una de carácter estratégico. Por lo tanto la pensó como patrimonio naciónal. Todo esto, justo es recordarlo, en el contexto de un régimen autoritario y corrupto sustentado en el partido hegemónico, el PRI, quien gobernó así durante unos 70 años.

Venezuela, Chile, México y la independencia de América Latina

Dos elecciones y una importante reunión han marcado en diciembre el rechazo de América Latina y el Caribe a las desastrosas políticas de libre mercado y la reafirmación de su voluntad de unidad e integración continental.

Ángel Guerra Cabrera / LA JORNADA

Ilustración de Iván Lira.
Es cierto que mientras ese desarrollo se consolida en Nuestra América, la insólita privatización del petróleo en México lleva a este importante país en dirección contraria. Sus combativas pero divididas fuerzas populares, enfrentadas al agresivo embate del águila del norte, no logran todavía conducirlo a la recuperación de un curso de independencia, soberanía, justicia social y espíritu latinoamericanista como el que décadas atrás impulsara el general Lázaro Cárdenas y fuera orgullo de los pueblos al sur del río Bravo.

Sin embargo, si en México se retrocede, es muy alentador que en América del Sur, el Caribe y Centroamérica continúen soplando con fuerza los vientos de cambio acelerados con la elección de Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela (1998), previamente desatados por las vigorosas movilizaciones antineoliberales que desde la década de los 80 recorrieron el continente del Río Bravo a la Patagonia.

ALBA, más viva que nunca

Si la Alianza del Pacífico estrecha relaciones con Unión Europea y Estados Unidos con más Tratados de Libre Comercio, el ALBA opta por más región con una estrategia de constituirse en bisagra virtuosa entre Centroamérica (Petrocaribe) y Sudamérica (Mercosur). Las diferencias son evidentes.

Alfredo Serrano Mansilla* / Página12

Cumbre ALBA-Petrocaribe celebrada en Caracas.
En el año 1994, en plena noche neoliberal, en América latina, un abrazo entre Fidel Castro y Hugo Chávez supuso el embrión de lo que diez años después se constituyó en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Alba significa amanecer, la primera luz del día antes de salir el Sol. Eso fue justamente lo que supuso ese gran acuerdo político en la región: un punto de inflexión respecto de la ola de acuerdos integracionales propios de las décadas pérdidas. El ALBA fue, en un inicio, considerado una propuesta utópica con intenciones de procurar respuestas regionales a un –cada vez más grande– apetito por lo imposible. El primer logro fue contribuir en gran medida al rechazo de la avanzada iniciativa estadounidense, el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

Prejuicios reales de los TLC

Desde que entró en vigencia el TLC de América del Norte (TLCAN), en  1994, México ha realizado una apertura poco estratégica de su economía.

Fander Falconí  / El Telégrafo (Ecuador)

Aparentemente hay un resultado exitoso de los tratados de ‘libre’ comercio: México vende cerveza a los Estados Unidos. Sin embargo, las apariencias engañan. México solo es una gran embotelladora de empresas transnacionales, con malta importada del país del norte. En todo caso, contribuye con el agua, un bien escaso en ese país, explica Timothy A. Wise, profesor investigador de Tufts University en Boston, en el artículo ‘El TLCAN: el arte de entregar los valores’.

Desde que entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio (TLC) de América del Norte (TLCAN), formado por México, Canadá y EE.UU., en enero de 1994, México ha realizado una apertura poco estratégica de su economía. Ha perdido autosuficiencia alimentaria (importaciones en relación al consumo interno en toneladas métricas), entre otras cosas, por los enormes subsidios que tiene la agricultura norteamericana.

Colombia: Los diálogos de paz y la destitución de Petro

La decisión del procurador general, Alejandro Ordóñez, de destituir al alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, e inhabilitarlo para ocupar cargos púbicos durante 15 años, es un golpe al proceso de paz que negocian en La Habana las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos en Colombia. Pero es también una muestra del tipo de democracia que impera en el país sudamericano, a través de la cual las élites dominantes intentan blindar sus intereses de clase.

Raúl Zibechi / Question Digital

Bogotá: movilizaciones de apoyo al alcalde Gustavo Petro.
Petro fue miembro del M-19, desmovilizado hace más de dos décadas. Es el primer alcalde de la principal ciudad de Colombia que ejerce el cargo desde la izquierda. En su campaña electoral prometió defender lo público, el medio ambiente y luchar contra las mafias. Aunque no es un radical sino un tibio socialdemócrata, tras asumir la alcaldía en enero de 2012 intentó reformar la recogida de basuras de la ciudad, en manos de empresarios privados ligados a los paramilitares.

Álvaro García Linera en el Congreso de la Izquierda Europea

Salvador López Arnal / Rebelion

“El mejor Marx. El Gramsci más interesante y necesario. El idealismo (no opuesto al materialismo) de Hegel por fin explicado de forma razonable. El decisiva importancia del sentido común crítico como cosmovisión generalizada. La necesaria unidad entre diferentes. El urgente consenso del disenso. La deconstrucción definitiva y para siempre de todo sectarismo. La necesidad de la lucha y de la lucha y de la lucha. La no claudicación. El mejor internacionalismo. La llamada más hermosa a la solidaridad de los pueblos. Un auténtico aldabonazo a una izquierda europea, la nuestra, ciertamente dormida o extraviada”: así describió Salvador López Arnal la intervención del Vicepresidente de Bolivia, Alvaro  García Linera, el el 4º Congreso de la Izquierda Europea.

En esta edición, compartimos con ustedes el video de la conferencia, cuyos planteamientos invitan al debate y la necesaria reflexión crítica.


Antipolítica + antipartido = gobierno de los mercados

Sin una población repolitizada (como supo ser la del Chile de Salvador Allende) y sin partidos políticos que canalicen y potencien las aspiraciones populares, la democracia chilena continuará siendo fácil presa de las clases dominantes, de los grandes empresarios que desde dentro y fuera de Chile han venido controlando el Estado desde el golpe del 11 de septiembre de 1973.

Atilio Borón* / Página12

Si hay algo que puede vaciar de contenido un proyecto democrático es la combinación entre abstencionismo electoral y el rechazo de los partidos políticos. Y esto es precisamente lo que está ocurriendo en Chile a partir del triunfo de Michelle Bachelet, en un comicio en el cual quien verdaderamente arrasó fue el abstencionismo, que arañó el 59 por ciento del padrón electoral, mientras que Bachelet apenas obtuvo el apoyo de un 25 por ciento.

No hace falta ser un Premio Nobel de Ciencia Política (plaga por ahora inexistente) para concluir que la democracia chilena enfrenta una grave crisis de legitimidad: la indiferencia ciudadana expresa el triunfo de la antipolítica. Esta, a su vez, se explica por un hecho bien sencillo: una democracia que durante más de veinte años se desinteresó por la suerte de la ciudadanía (al paso que se desvivía por asegurar las ganancias de los capitalistas) cosechó al cabo de un tiempo sólo apatía, desinterés y, en algunos casos, el repudio de amplios sectores de la sociedad.

El enigma Lula

En un mundo donde han desaparecido los grandes estadistas, donde cada uno parece dedicarse a defender los intereses inmediatos de su país, el liderazgo de Lula se proyecta con más fuerza todavía. Porque él representa la visión y las propuestas del Sur del mundo, de América Latina en particular.

Emir Sader / ALAI

Lula da Silva, expresidente de Brasil.
El éxito de Lula como líder político de proyección mundial generó una especie de consenso a escala internacional. Hubo países –como Argentina o Perú – en los que todos los sectores políticos reivindicaban al líder brasileño. Cada uno haciendo su lectura de lo que habría sido el gobierno Lula, reivindicándolo en contra de otras fuerzas políticas, de gobierno o de oposición.

La prioridad de las políticas sociales en el gobierno Lula es lo que ha permitido que Brasil, el país más desigual del continente y del mundo, por primera vez, haya tenido grandes avances en la lucha en contra de la desigualdad, la pobreza y la miseria. Sin mayores análisis, de parte de algunos, de las condiciones que han permitido esos avances.

sábado, 14 de diciembre de 2013

México y la reforma de PEMEX

Esta semana que termina, el Congreso mexicano ha votado afirmativamente la reforma a la compañía petrolera estatal, PEMEX, y pronto empezará la rebatiña para repartírsela. Ese es el futuro que espera a los países que los Estados Unidos, en la reconformación de su poder en América Latina, ha aglutinado en la Alianza del Pacífico.

Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-COSTA RICA

La reforma de PEMEX: la traición a uno de
los últimos hitos de la Revolución Mexicana.
México se constituyó en un referente mayor para América Latina cuando, en los albores del siglo XX, una revolución agraria y nacionalista puso las bases de la nación moderna mexicana.

La Revolución Mexicana de 1910 tuvo varias vertientes, la más radical de ellas seguramente la agrarista de Emiliano Zapata, que con profundas raíces en los sufridos campesinos desposeídos, luchó por una reforma agraria que diera tierra a quien la trabaja.

La institucionalización de la revolución, después de 1917, encaminó el proceso hacia otros rumbos, sobre todo cuando el aparato gubernamental fue copado por grupos de la burguesía nacional, corporativos y mafiosos que, a través del PRI, se mantuvieron en el poder prácticamente todo el siglo XX.

Costa Rica y las elecciones de 2014: una oportunidad para derrotar al neoliberalismo

Derrotar al neoliberalismo criollo y, a la vez, sumar otro gobierno y otro proyecto posneoliberal al cambio de época latinoamericano, se presentan como una posibilidad real en Costa Rica. Concretar ese horizonte de esperanza dependerá de la unidad de las fuerzas progresistas.

Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

José María Villalta, diputado y candidato
presidencial del Frente Amplio de Costa Rica.
En un país donde la resignación se disfraza de “felicidad”, y donde el sentido común neoliberal instaló con éxito el dictum de que no existen alternativas al orden social y económico imperante (el de la derrota del Estado Social de Derecho, y el triunfo de un modelo  político y económico de pocos ganadores y muchos perdedores o víctimas inevitables), la gran noticia de la campaña electoral en Costa Rica es que, a poco menos de dos meses de las elecciones presidenciales (febrero de 2014), las encuestas de opinión del mes de diciembre abren la posibilidad de que el proceso se defina en una segunda ronda, con un partido de izquierda como protagonista con opciones reales de triunfo. Algo inédito en los últimos 70 años de historia costarricense.

Persistir

Las ideas para la transformación social no pueden ser más sencillas: establecer un orden social que sea popular por lo revolucionario; revolucionario por lo democrático, y democrático por su capacidad para incorporar a las grandes mayorías de nuestras sociedades a la efectiva construcción de su propio destino: esto es, por su capacidad para contradecir y contrarrestar los hábitos de gobierno oligárquico que han devorado una y otra vez nuestras esperanzas.

Guillermo Castro H. / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá

En 1998, al anunciar que no aspiraría a la reelección como Presidente de Sudáfrica tras concluir su período en el cargo, Nelson Mandela explicó que a cada hombre le tocaba una tarea propia de su circunstancia, y que la suya había sido de la de llevar a su país a la democracia. Múltiples reflexiones podrían venir a cuenta de esto en nuestra América. De entre ellas, destaca la que se refiere a la importancia que tiene la claridad de los propósitos para organizar de manera adecuada las acciones necesarias para lograrlos.

No han faltado los adictos a las candilejas que acusaron entonces y acusan hoy a Mandela de no haber hecho la revolución socialista en su tierra, como no le han faltado a Lula, a Correa, a los Kirchner, a Mujica, y al propio Omar Torrijos, en su tiempo. El hecho es que ninguno de ellos se propuso hacer tal cosa, y tendría que ser de evidente justicia juzgarlos por lo mucho o poco que hayan logrado en lo que sí se plantearon hacer.

Bienvenida a Argentina (Algunas reflexiones sobre los disturbios en Córdoba)

Me siento bienvenida a la Argentina, no por los disturbios, sino por todo lo que los disturbios me están revelando de una idiosincrasia que devela con gran transparencia uno de los costados más oscuros de las clases medias latinoamericanas. ¡Bienvenida a América Latina, querida Argentina! Aunque a tantos les duela.

Carmen Elena Villacorta / Especial para Con Nuestra América
Desde Córdoba, Argentina 


La crisis policial en Córdoba... y lo que hay detrás.
“Bienvenida a la Argentina”, me dicen mientras comentamos los disturbios de los primeros días de diciembre en Córdoba. Llamativa frase para alguien que creció en Bogotá, nació y fue universitaria en San Salvador y vivió ocho años en el Distrito Federal. Capitales de países extremadamente violentos. Será por eso, o porque en el barrio del centro de Córdoba en el que vivo no escuché tiros ni me vi asediada por muchachos en moto, que ni me sorprendí, ni me espanté con lo ocurrido. Mi padre llamó, desde El Salvador, angustiado; y también mi madre y su esposo, en Colombia, se preocuparon, porque en los noticieros del mundo el “caos” en Córdoba causó revuelo. Las imágenes de jóvenes y rabiosos rostros saqueando supermercados, tiendas de ropa y concesionarias llevaron a mi padre a extrañarse de que en los países centroamericanos inundados por las maras (o pandillas juveniles) no se hubiese visto algo semejante. Cierto es que se trató de un fenómeno fuera de lo común, por tratarse de Argentina. En Centroamérica, Colombia y México pasan todos los días cosas mucho peores, pero como terminan naturalizándose, pasan desapercibidas ante la prensa internacional.

Legalidad y legitimidad democrática

Mientras Venezuela mide fuerzas una y otra vez en el marco de la democracia consagrada en la Constitución Nacional, en la vecina Colombia, vendida como adalid del modelo de democracia a construir, el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, elegido legítimamente por el pueblo, fue destituido por la decisión unilateral del Procurador General de la República.

Sergio Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra América
Desde Caracas, Venezuela

Los últimos eventos eleccionarios en Chile, Honduras y Venezuela nos han mantenido ocupados en el análisis de sus resultados, las perspectivas y consecuencias que de ellos se derivan. Aunque no he escrito sobre las elecciones del pasado domingo en Venezuela porque, siendo un tema nacional, hay otros colegas que con mucho más conocimiento e información han emitido valiosos documentos de análisis. Es menester decir que al escribir estas líneas, hoy lunes 9 de diciembre, después de una revisión de la prensa internacional que reseña tal acontecimiento, se puede generalizar afirmando que fue imposible para los medios de comunicación de la derecha foránea obviar la importante victoria obtenida por el gobierno de Venezuela y las fuerzas políticas que lo sustentan, rompiendo una supuesta tendencia iniciada en abril, a través de la cual la derecha opositora suponía un camino de deslegitimación institucional que los conduciría el poder.

Mandela, el subversivo

Como todo gran líder o gran estadista, Mandela siempre combinó  un apego estricto a los principios con un notable pragmatismo. Y esta combinación, como suele suceder, lo libró del obcecamiento principista y del oportunismo.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

Murió  Nelson Mandela. El gran Madiba entra en el terreno de la inmortalidad  cobijado ahora  por la  memoria del mundo. Olvidando que el Departamento de Estado lo borró de la lista de terroristas hasta en 2008, Barack Obama dijo al saber de la muerte del prócer mundial que “No puedo imaginar mi vida sin el ejemplo de Mandela”.  Frase conmovedora si uno olvida que Obama ha conducido  con entusiasmo  las intervenciones en Afganistán, Irak, Libia y que semanalmente ha seleccionado con un equipo la muerte a través de drones  de aquellos a quienes la CIA y otros organismos estadounidenses consideran terroristas peligrosos.

La grandeza de Nelson Mandela radica en  que tuvo muchísimos motivos para odiar y murió sin hacerlo. Cinco años antes de salir de la cárcel, Madela mandó señales a sus seguidores de que la única posibilidad de hacer de Sudáfrica una nación viable  era evidenciar enérgicamente una voluntad de reconciliación  entre negros y blancos en un país desgarrado por el apartheid.

Mandela y el sueño inconcluso de la libertad

El régimen del apartheid era un mundo partido en dos. No era meramente un sistema político caracterizado por la segregación y negación más absoluta de derechos iguales, sino que sobre todo era un sistema económico, el capitalista, que en el caso de Sudáfrica esgrimía el racismo como mecanismo que validaba el hecho de que una minoría blanca tuviera el control total de las minas, las tierras, las fábricas, los comercios y los bancos.

Carlos Rivera Lugo / Especial para Con Nuestra América
Desde Puerto Rico

El 24 de junio de 1975 aterricé en Lorenço Marques, capital de Mozambique, entonces provincia portuguesa de ultramar.  Así constaba en el sello con el que el oficial portugués de inmigración registraba mi entrada al país.  Estaba lleno de emoción para presenciar un acontecimiento histórico: a las doce de la medianoche se declararía formalmente la independencia de Mozambique.  Iba en representación del Secretariado de la Organización de Solidaridad con los Pueblos de África, Asia y América Latina (OSPAAAL), mejor conocida como la Tricontinental. 

Poco antes de las doce fui llevado a un estadio donde se produjo finalmente el traspaso del poder a manos del nuevo gobierno del Mozambique libre, encabezado por Samora Machel, líder máximo del Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO), cuyo compromiso era impulsar el socialismo para potenciar un desarrollo que beneficiase a todo el pueblo, particularmente la mayoría negra.

¡Adiós Madiba!

Así lo llamaban los ancianos de su tribu, los Xosa, a cuya jefatura hereditaria alguna remota vez supo renunciar, para emprender cruzadas mayores…

José Miguel Corrales* / Para Con Nuestra América

Agradecemos el envío de este texto a nuestro colaborador José Luis Callaci

Hace pocos años en Sudáfrica, cuando la FIFA puso en sus manos anfitrionas la Copa del Mundial, dio la vuelta al mundo una gráfica con un primerísimo plano de su rostro. En ella la miraba con ternura, como si la copa fuera alguna de sus tres hijas, mientras decoraban su topografía facial una serie de accidentes de la piel, meandros, montes y valles diminutos, con que el alma modelaba sobre su carne cansada la expresión de una fatiga centenaria. Aquella Copa simbolizaba el homenaje a ese guerrero inclaudicable que puso a su raza en el mapa mundial de la dignidad, mientras el planeta entero lo aplaudía, consciente que su lucha valía más que todos los mundiales juntos.