sábado, 3 de noviembre de 2012

A 50 años de la crisis de Octubre (parte II)

En octubre de 1962, la posibilidad de una guerra nuclear en el planeta ensombrecía cualquier análisis previo que aceptara cierta racionalidad, si es que es posible hablar de racionalidad en un conflicto de este tipo.

Sergio Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra América
Desde Caracas, Venezuela

Fidel Castro (centro) supervisó las tareas de preparación
militar en la crisis de octubre de 1962.
La delegación militar soviética que fue a  Cuba regresó  con la aprobación de Fidel Castro para dar inicio a la Operación Anadir. Así, se organizó una nueva reunión de la más alta instancia del Comité Central del Partido Comunista, la que se llevó a cabo el 10 de junio de 1962.

Uno de los asistentes a la reunión, el Mariscal Biriuzov Jefe de las Tropas Coheteriles Estratégicas quien había formado parte de la delegación que visitó Cuba,  manifestó que las autoridades cubanas consideraban que con su decisión estaban apoyando la posición soviética, a ello le daban más valor que a la importancia de la misma para su propia defensa. La propuesta presentada fue debatida brevemente y aprobada de inmediato. Se trataba de enviar a Cuba un “contingente con cohetes nucleares de alcance medio e intermedio para garantizar la defensa de la Isla, disuadiendo al posible agresor”, como lo explica el investigador cubano Rubén Jiménez Gómez.

La delegación soviética se había reunido en Cuba con Fidel y con Raúl Castro. Las palabras de Fidel fueron textualmente "Si hacen falta esos proyectiles aquí para fortalecer las defensas de la Unión Soviética y del campo socialista, y, además, sirven para prevenir una agresión militar directa por parte de Estados Unidos contra Cuba, se pueden instalar en nuestro país los proyectiles que sean necesarios. Todos los proyectiles que sean necesarios".

El 10 de junio de 1962 comenzó la movilización de las tropas que ya estaban designadas para integrar la Agrupación. Los medios que se trasladarían a Cuba formando parte de esta operación serían:

-24 rampas para cohetes R-12, de alcance medio (de 700 a 2100 kilómetros), portadores de una cabeza nuclear de 1 megatón (77 veces la potencia de la bomba que destruyó Hiroshima).

-16 rampas para cohetes R-14, de alcance intermedio (1900 a 4500 kilómetros), portadores de una cabeza nuclear de 1,65 megatones (127 veces la potencia de la bomba que destruyó Hiroshima).

Además de estos medios, se emplazarían otros cuyo propósito era defender las instalaciones de ataques terrestres, marítimos o aéreos, para lo cual se trasladarían a Cuba:

-Cohetes tierra aire FKR-1 (Área de acción 150 kilómetros, alcance en altura 2 kilómetros)

-Cohetes tierra aire SA-75 (Área de acción 34 kilómetros, alcance en altura 300 metros)

Bombarderos IL-28 (Independencia de vuelo 200 millas, puede transportar una bomba de 6 kilotones)

-Helicópteros MI-4

-Barcos cruceros

-Destructores porta cohetes

-Submarinos porta cohetes

-Tropas terrestres, tanques y cohetes tácticos Luna.

-Total 50,000 efectivos.

Raúl Castro llegó a Moscú el 2 de julio de 1962. En las reuniones con la parte soviética,  reiteró el criterio de Fidel de hacer público el acuerdo militar cubano-soviético como acto soberano entre dos Estados. Sin embargo, Jruschov insistió en el secreto del mismo.

El 7 de julio,  en un encuentro con la jefatura de la agrupación que marcharía a Cuba, Jruschov expresó "Nosotros en el Comité Central decidimos llenarle el camino de espinas a los Estados Unidos, instalar en Cuba nuestros cohetes para que ellos no puedan tragarse a la Isla de la Libertad. Tenemos el consentimiento de la parte cubana” y afirmó confiado que, “…cuando los cohetes estén instalados, ellos sentirán que si quieren castigar a Cuba tendrán que vérselas con nosotros".

El 18 de julio llegó a Cuba la misión soviética de reconocimiento, encargada de determinar la micro localización de las unidades coheteriles.

El 26 de julio al hablar en el acto por la conmemoración del aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, Fidel expresó: "¿Qué peligro queda a nuestra Revolución? Una invasión directa. Tenemos que prepararnos contra esa invasión directa, tenemos que organizar las defensas necesarias para rechazar una invasión directa de los imperialistas (...) Por lo tanto, la Revolución tiene que tomar medidas que garanticen la efectividad de la lucha y de la respuesta a cualquier ataque directo de los imperialistas yanquis (...)”. Ese mismo día estaba llegando a Cuba el primer barco con tropas y equipos.

En paralelo a esta situación, Cuba se preparaba para la invasión sobre la que cada día había mayores evidencias.  El 20 de agosto, el general Maxwell Taylor, Presidente de la Junta de Jefes de Estados Mayores informó a Kennedy que  el alto mando militar pensaba que la única forma de derrocar al gobierno cubano era mediante la intervención militar directa de Estados Unidos. Kennedy dio órdenes de preparar una propuesta de forma urgente al respecto.

El 27 de agosto tuvo lugar en Moscú una reunión del Comandante Ernesto Che Guevara con Jruschov. Reiteró la idea de que las acciones que se estaban llevando a cabo debían ser públicas, pero los soviéticos insistieron  en que sería más conveniente el anuncio cuando se hubieran emplazado los cohetes y la Operación ya fuera un hecho consumado. Cuba propuso firmar de inmediato el documento que establecía el Acuerdo bilateral. Jruschov dijo que sería mejor que ello se hiciera durante su próxima visita a la Isla. Ese documento nunca sería firmado.

Sobre esta decisión, Fidel dijo posteriormente "Si Jruschov hubiera escuchado los planteamientos que le hicimos, no ocurre la crisis, porque estábamos actuando dentro de la ley, dentro del derecho internacional, dentro de la moral; pero si tú dices una mentira, si tú engañas, entonces pierdes fuerza ante la opinión pública, pierdes fuerza moral, pierdes fuerza política".

Mientras tanto, en Estados Unidos arreciaba el discurso agresivo de sus personeros políticos. Kennedy invocaba la Doctrina Monroe y el senador Keating instaba al presidente  a enviar un equipo de investigadores de la OEA a la isla. El 29 de agosto habían sido detectadas por un avión U-2 las evidencias de emplazamientos de cohetes antiaéreos en Cuba.

El 4 de septiembre el Fiscal General de Estados Unidos Robert Kennedy, le expresó al Embajador soviético en ese país, Anatoli Dobrinin,  la preocupación del Presidente por el equipamiento militar soviético que estaba llegando a Cuba. Dobrinin le aseguró que era armamento defensivo. Sin embargo,  se logró instalar con fuerza en las autoridades estadounidenses una sensación de ansiedad en sentido contrario, los que llevaron al presidente Kennedy a hacer una declaración denunciando la adquisición por Cuba de una supuesta capacidad militar, que según su criterio amenazaba la seguridad de Estados Unidos, al mismo tiempo, rechazaba la posibilidad de instalación de armamento ofensivo soviético. En esto estaba la clave. Mientras el armamento fuera defensivo no se violaba ningún acuerdo internacional. Pero, a Kennedy se le estaba presionando para que pensara lo contrario.      
Jimenez Gómez dice que sobre el engaño al presidente Kennedy, Fidel  planteó posteriormente: "Jruschov le mandó a decir a Kennedy por distintas vías, le dio a entender, que no había armas estratégicas y que no había necesidad de armas estratégicas. Mi percepción es que Kennedy creyó los informes de Jruschov. A mi juicio éste cometió un error grave de tipo político y de tipo ético, y creo que no puede haber política sin ética (...) Kennedy estaba en una posición muy difícil políticamente, puesto que creyó los mensajes de Jruschov, y recibía grandes presiones. Creo que al adversario no se le debe colocar en una situación de esa naturaleza y, realmente, Jruschov no tomó en cuenta que con esto colocaba a Kennedy en una situación inmanejable, en una situación muy difícil".
El 10 de septiembre, al intervenir en el Tercer Congreso Nacional de los Consejos Municipales de Educación, Fidel Castro expresó -entre otras cosas- que  Ante sus amenazas decimos: ¡Estamos dispuestos a morir junto a nuestro pueblo!... Pero lo que no sabemos es si el Gobierno de los Estados Unidos, los generales del Pentágono y los senadores que proclaman la guerra contra nuestra Patria están dispuestos a morir también”.

El 10 de octubre de 1962, el Comandante Raúl Castro, firmó la Directiva Operativa 1, a través de la cual se impartían las órdenes necesarias para el despliegue estratégico de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en caso de producirse una agresión estadounidense.

El 16 de Octubre, un avión U-2 estadounidense fotografió rampas de cohetes en construcción, lo que permitió a la CIA asegurar la presencia de armas nucleares soviéticos en Cuba.

Estados Unidos se había estado preparando para invadir a Cuba y derrocar al gobierno revolucionario.  Pero, esta nueva situación había cambiado las reglas de juego. La posibilidad de una guerra nuclear en el planeta ensombrecía cualquier análisis previo que aceptara cierta racionalidad, si es que es posible hablar de racionalidad en un conflicto de este tipo.

La crisis de octubre había comenzado. La crisis de los cohetes había llegado a un aparente punto de no retorno.

Continuará

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