sábado, 2 de marzo de 2013

Una conversación con el filósofo Horacio Cerutti

En estas breves notas de un diálogo con Horacio Cerutti, el filósofo argentino delinea algunas de las tareas pendientes del pensamiento latinoamericano: “Un filosofar para avanzar en la liberación tiene muchísimo que decir. Si liberación quiere decir romper con las situaciones de dependencia y hacer una vida digna posible para todas y todos, sigue estando la tarea pendiente”.

Abdiel Rodríguez Reyes / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá

Horacio Cerutti
El año pasado, Horacio Cerutti Guldberg me recibió en su oficina en la Ciudad Universitaria (UNAM). El encuentro se dio gracias a una de sus discípulas más insignes, la profesora y feminista Urania Ungo. En 2010, la Universidad de Varsovia le entregó el diploma de “Doctor Honoris Causa” a Cerutti, lo que junto a mi visita al D.F. y a nuestro encuentro hizo que recordara mis lecturas de la filosofía de la liberación y todo ese movimiento que se gestó en la década de 1970, además, me obligó a releer su primera obra, Filosofía de la Liberación Latinoamericana, la que junto a la presentación del maestro Leopoldo Zea es el estudio más erudito en estos menesteres. 

Según Eugeniusz Górski, de la Academia Polaca de Ciencias, Cerutti es considerado tras la muerte de Zea, la máxima autoridad en la investigación de la identidad latinoamericana y su aporte a la cultura mundial. Como antecedente inmediato de la filosofía de la liberación, en 1968, Augusto Salazar Bondi preguntó: “¿existe o no una filosofía latinoamericana?”, a lo que Zea respondería que se trata de una filosofía sin más; igual a Sócrates, cuando respondió que no sabía ni mucho ni poco, luego viene la argumentación, la sistematización, la poética, el ingenio y la autenticidad.

Así comenzó la década del 70, las ideas que se gestaron entre esos filósofos (Mendoza y Río Cuarto) fueron motivo de persecución y muerte; ellos cuestionaban el andamiaje político y sociocultural de su época. Era la fundamentación filosófica–ontológica de liberación nacional, del estadio neocolonial latinoamericano que cuestionaba la superestructura, ahondaba críticamente en el estudio de la “universalidad occidental” y acogió la utopía y la filosofía desde nuestra América, tarea constante en Cerutti. Transcribo algunas preguntas que le hice a Cerruti y que sirven para tener una idea de su pensar:

¿Cuál es el alcance teórico–geográfico de la filosofía de la liberación?

“Fue pensada para el ámbito geográfico de nuestra América, aunque hay aportes que rebasan a la región y así se ha visto con sus diversas recepciones en otras partes del mundo. Como es evidente, hablo de ellas en plural, porque convivieron múltiples enfoques desde su inicio y eso ha llevado a muchas confusiones y caricaturas de sus planteamientos. Solo a partir de una recuperación contextualizada y pertinente se podría avanzar”.

¿Cuál es el rumbo que debe tomar o seguir la filosofía de la liberación en el XXI?

“El rumbo a seguir está abierto. No se lo puede determinar. En todo caso, hay aportes muy significativos de nuevas generaciones que se han incorporado a esta labor con un sentido crítico y aportativo muy valioso. Sobre esto se conoce y se ha difundido menos, pero vale la pena examinarlo con pertinencia”.

¿Tiene algo que decir la filosofía de la liberación en la crisis del sistema–mundo en su etapa terminal?

“Un filosofar para avanzar en la liberación tiene muchísimo que decir. Si liberación quiere decir romper con las situaciones de dependencia y hacer una vida digna posible para todas y todos, sigue estando la tarea pendiente. Romper con las reglas del juego del sistema y construir otro mundo posible y deseable sigue como objetivo a cumplir. Por eso, nuevas generaciones podrán aportar en la medida en que revisen y conozcan lo planteado en sus contextos y puedan así avanzar en el filosofar nuestro americano”.

Postdata: recuerden que el búho de Minerva solo alza vuelo en el ocaso.

2 comentarios:

Gregorio Pérez dijo...

Si queremos romper con el canon hegemónico (y de dominación) de la filosofía eurocéntrica y si queremos hacer una filosofía liberadora, tenemos que abandonar esa idea de inspiración hegeliana que compara a la filosofía con un viejo Búho que espera el amanecer para emprender su vuelo. Mejor asumimos la figura del picaflor que amanece volando absorbiendo el néctar floral y disfrutando los mejores y vivificantes rayos del Sol... ¿no crees?

Abdiel Rodríguez Reyes dijo...

muy buena sugerencia gracias....