sábado, 21 de mayo de 2016

El ideario de Martí y Sandino

Cimentar el ideario revolucionario es lo que va a permitir ideológicamente darle a las fuerzas progresistas  mayor cohesión y unidad frente a la derecha “vende patrias”,  tal como los caracterizaba Augusto C. Sandino.

Adalberto Santana / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México

El 19 de mayo de 2016, se conmemora un aniversario más  de la la caída en combate de uno de los más grandes próceres de nuestra América, el del cubano más universal,  José Martí. Pero también  el 18 de mayo de 2016 se cumplió el 121 aniversario del nacimiento del gran prócer nicaragüense Augusto C. Sandino. Para los latinoamericanos y para los pueblos del mundo que han luchado por su emancipación, Martí y Sandino son dos referentes fundamentales del pensamiento emancipador latinoamericano.

Recordemos que el apóstol cubano cayó combatiendo el 19 de mayo de 1895.  Martí escribió un día antes (precisamente en la fecha en que nacía en el poblado de Niquinohomo,  Augusto C. Sandino,) a su amigo, el mexicano Manuel Mercado, una carta testamento desde el Campamento de Dos Ríos. En aquella correspondencia con una extraordinaria visión, Martí escribía, respecto al gran obstáculo a vencer en las aspiraciones de la auténtica independencia latinoamericana y caribeña: “…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”.

También inserto en esa lucha por la real independencia de nuestra América, el “General de Hombres Libres”, caminando por el sendero de José Martí, en la década de los años veinte del siglo pasado, se convirtió en una extraordinaria referencia para mantener en alto la defensa de la soberanía nacional y la lucha contra el intervencionismo imperialista. Especialmente el que se ha ejercido desde los círculos de poder de los EU, el llamado pentagonismo (complejo industrial-militar de la mayor potencia del orbe).

Recordemos que el general Sandino formó el Ejército Defensor de la Soberanía  Nacional de Nicaragua para repeler durante los años de 1927 a 1933, a través de una guerra de guerrillas  la invasión de las tropas norteamericanas que ocuparon el territorio nicaragüense  para implantar un régimen de ocupación que tenía como aliados locales a los políticos representantes de los sectores de la oligarquía liberal-conservadora.

Así, Sandino acompañado de los  generales de su Estado Mayor, tropas y mujeres combatientes, libró una guerra anti-intervencionista que finalmente fue coronada al lograr la expulsión de las efectivos militares de la bandera de las barras y las estrellas. Pero también en esa lucha contó con el respaldo de los pueblos latinoamericanos  y los del mundo, que supieron solidaridarizarse con esa gesta heroica de la resistencia sandinista contra el intervencionismo estadounidense.

Las tropas del General  Sandino en territorio nicaragüense libraron una guerra a muerte. Por primera vez fueron derrotas las tropas imperialistas cuando tuvieron que desocupar  Nicaragua en los inicios de enero de 1933.  Así, el ejemplo del legado martiano y sandinista ha llegado hasta nuestros días. Sus enseñanzas nos deben recordar (traer a la memoria) que las luchas de resistencia anti-imperialistas deben tener un ideario muy bien cimentado. Sobre todo en los sectores populares para poder convertirse en la reserva estratégica del proceso de emancipatorio.

En los momentos actuales las políticas intervencionistas con sus aliados locales,  se esgrimen por medio de las golpes de estado blandos. Con ello se  busca revertir la revolución latinoamericana  y   asestar  a las fuerzas progresistas  demoledores golpes tanto en Argentina como recientemente en Brasil. Así, las experiencias de nuestros principales próceres  como las de José Martí y Augusto C. Sandino,  resultan fundamentales para asimilarlas y con ellas evitar errores que pueden llevar al retroceso de los avances emancipatorios latinoamericanos.  Cuestión que las fuerzas más conservadoras y aliadas con Washington, andan  buscando. Así, esas fuerzas se encuentra envalentonadas  para clonar el escenario político argentino y brasileño en otros países de la región. En la mira de esos grupos de la reacción se ubica a los procesos revolucionarios como los de Venezuela, Bolivia y Ecuador para intentar revertirlos.

Es aquí cuando el ideario martiano y sandinista funciona para darle coherencia y consistencia a las distintas formas de resistencia organizada, que en este momento estos pueblos hermanos tienen que fortalecer.  Cimentar el ideario revolucionario es lo que va a permitir ideológicamente darle a las fuerzas progresistas  mayor cohesión y unidad frente a  la derecha “vende patrias”,  tal como los caracterizaba Augusto C. Sandino. De ahí que en estos momentos de fuertes embestidas implementadas por los sectores más conservadores y reaccionarios, se requiere retomar las palabras del General de Hombres Libres: “La soberanía no se discute, se defiende con las armas en la mano”.

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