sábado, 30 de abril de 2022

Entre la espada y la pared

 Lejos del teatro de operaciones, los hechos de la guerra en Ucrania nos ponen entre la espada y la pared, sobre todo a los países latinoamericanos que no tenemos vela en este entierro y que aún enfrentamos las secuelas dejadas por la pandemia.

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina


La guerra de Ucrania alteró el sistema geopolítico y afectó a la economía mundial, generando crisis energética y alimentaria. Hecho que disparó precios e inflación a nivel global. Distante de América Latina, la guerra alteró su economía por sus relaciones comerciales con los países en conflicto, pero sobre todo con China – el enemigo encubierto de la OTAN, la nueva máscara del Tío Sam – pero con la que nadie quiere ni puede romper ni resentir relaciones, dado que concentra el 70% del comercio mundial, mientras EEUU se repliega de manera inexorable frente al gigante asiático que acumula los bonos de la deuda yanqui.

 

La advertencia del impacto bélico viene de Naciones Unidas; el organismo prevé una disminución en el crecimiento mundial para este año y el próximo, fijando las proyecciones en un 3,6% y el riesgo inflacionario inminente por el alza de precios de los alimentos y de los combustibles que afectará a los consumidores con menores ingresos en todas las regiones del mundo.[1]

 

Dato que la Comisión Económica para América Latina CEPAL corrobora para la región a través de su Secretario Ejecutivo, Mario Cimoli, el que estima un crecimiento promedio de 1,8%, menor al 2,1% proyectado en enero de 2022.[2]

 

Seguramente, la preocupación sobre la continuidad de la guerra, lo ha llevado estos días a su Secretario General, Antonio Guterres a visitar a Vladimir Putín en el Kremlin y con posterioridad al presidente de Ucrania, Volodímir Zalenski para plantearle la ineficacia del Consejo de Seguridad del organismo en frenar el conflicto, como también a observar la devastación en el propio terreno bombardeado, instando a la cooperación de los países bajo su férula para con los afectados. 

 

Este miércoles 27 de abril también ha llegado a la capital de Ucrania el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel con el propósito de brindar el apoyo de la Comunidad al gobierno ante la invasión rusa, mientras que Turquía – también aliada a la OTAN – impidió a la flota ruta atravesar el Bósforo, obedeciendo un tratado de 1936 de la Convención de Montreaux.

 

Lejos del teatro de operaciones, estos hechos nos ponen entre la espada y la pared, sobre todo a los países latinoamericanos que no tenemos vela en este entierro y que aún enfrentamos las secuelas dejadas por la pandemia.

 

A las consecuencias económicas deben sumarse los efectos políticos. La polarización global en estos momentos profundiza diferencias internas, esto puede advertirse claramente en el comportamiento de las derechas regionales que, instintivamente reaccionan a favor del bloque estadunidense, exigiendo que los gobiernos se sometan a los designios de Washington, aunque desde luego la reacción del amo no se corresponda con el entusiasmo de los lacayos. Esta vocación colonial seguirá sembrando dificultades en las relaciones de los países de la región cuyas economías están cada vez más integradas a las asiáticas.[3]

 

Instintivamente también reaccionaron los medios hegemónicos occidentales a las declaraciones del presidente Alberto Fernández con motivo del encuentro en la capital argentina con su par ecuatoriano, Guillermo Lasso en donde acordaron lanzar un Programa de fraternidad en América Latina y el Caribe a través de la CELAC. Allí el presidente argentino insistió con volver a vincularse a pleno diplomáticamente con Venezuela, lo que causó urticaria en algunas organizaciones y medios, algunos de los cuales volvían a mostrar la imagen del autoproclamado presidente Juan Guaidó, desconociendo a Nicolás Maduro.

 

Más allá de estos dimes y diretes, los problemas reales de la población más afectada se ciñen sobre el desbocado precio de los alimentos que siguen el ritmo de los comodities, el que se situó, según el índice de precios de los alimentos de la FAO, en marzo de 2022 en un promedio de 159,3 puntos, 17,9 puntos más que en febrero; un 12,6%, el más elevado desde su creación en 1990. El aumento obedece a los nuevos máximos históricos de los subíndices de los aceites vegetales, los cereales y la carne, mientras que también subieron notablemente los del azúcar y los productos lácteos.[4]

 

Este dato escapa a las mundanas y retorcidas especulaciones derechistas que siempre se han beneficiado con el negocio porque forman parte del conglomerado productor, desentendiéndose si los que pagan son propios o ajenos, sólo les importa que paguen.

 

Pero el ritmo de crecimiento de las economías también afecta a las obligaciones contraídas con los organismos financieros internacionales, como el FMI, el que debería ser ¿sensible? a esta particular situación.

 

No obstante, el Fondo no puede rebatir el tema inflacionario regional, dado que éste estima que la variación interanual rondará el 10% para toda la región a final de año, aunque las mayores rondarán los siguientes valores: Brasil, 11,3%; Chile, 9,4%; México, 7,4%; Uruguay, 9,4%; Perú, 6,8%; Ecuador, 2,6%; y las estratosféricas cifras de Venezuela, 284,4% y Argentina, 55%, muy lejos de Bolivia, 0,77% en marzo de 2022.[5]

Mientras estos índices están lejos de reflejar el día día de la gente de a pie que descuenta que mañana será todo más caro, pero menos que pasado, el establishment argentino, el poder real, está reunido estos días en el emblemático hotel Llao Llao de Bariloche para debatir y discutir proactivamente acerca del futuro del país. 

 

Este Foro se reúne desde 2012, de la mano de Eduardo Elsztain, dueño de IRSA y Banco Hipotecario. Este año se sumarán a las discusiones: el ex presidente Mauricio Macri, el ministro de Economía, Martín Guzmán, el jefe de gobierno de la CABA, Horacio Rodríguez Larreta y el diputado libertario, Javier Milei. La agenda fue pensada para que ninguno de los “pesos pesados” de la política se crucen en la fría Bariloche. Además, llegaron casi cien empresarios que manejan los resortes de la economía nacional, ansiosos porque hacía mucho tiempo que no se veían las caras. Allí se debatirán tres de los casos empresarios de mayor éxito en los principales sectores destacados: Minería, Agroindustria y Energía; sectores alcanzados por el impuesto a la “renta inesperada” que propone crear el ministro Guzmán, tema sensible para el insensible bolsillo de los allí presentes.[6]

 

Un tire y afloje entre los deseos del gobierno y los que cortan el bacalao, cuyo resultado nos tendrá como siempre entre la espada y la pared, como diría el célebre cómico Minguito Tinguitela, ¡Mamita querida, la que se viene! 



[1] Naciones Unidas, Asuntos Económicos, 19 de abril de 2022.

[2] CEPAL, 22 de abril de 2022.

[3] Eduardo Crespo, El fin del orden económico mundial, Le Monde diplomatique, abril de 2022. Pág.5

[4] FAO, Situación alimentaria mundial, Informe publicado en 8 de abril de 2022.

[5] Guillermo D. Olmo, Cómo se ha librado Bolivia de la inflación que recorre América Latina (y porque no es tan buena noticia como parece), Corresponsal de BBC Mundo en Perú, 25 de abril de 2022.

[6] Sebastián Catalano, Cumbre del círculo rojo en Bariloche: Macri, Larreta, Milei y Guzmán le hablarán al “grupo charrúa” y a otros poderosos empresarios, Infobae, 28 de abril de 2022.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Cómo que "no tenemos vela en este entierro? La NATO está en las islasMalvinas y otras bases en Nuestra América? Contra la misma NATO interviene Rusia en este conflicto.