sábado, 4 de diciembre de 2021

Pueblos de Nuestra América y el sentido del momento histórico

 El desarrollo social y político -como todo desarrollo- es como una espiral donde hay avances y retrocesos, pero siempre se va en ascenso hacia el ideal emancipatorio de la humanidad. 

Ernesto Wong Maestre* / Para Con Nuestra América

Desde Caracas, Venezuela


Los pueblos están haciendo la revolución, como deber humano con ética y patriotismo antimperialista que significa solidaridad y hermandad entre los pueblos del mundo, y de forma integradora entre los de Nuestra América. Por África avanzan desde la Comunidad de Desarrollo del África Austral (SADC por sus siglas en inglés), por Asia desde la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y por Eurasia con la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y la Unión Económica de Eurasia (UEE). 

 

Meses atrás la mayoría del pueblo de Bolivia retomó el rumbo socialista y aplica la justicia revolucionaria con toda la legalidad y legitimidad necesarias. En Perú, las ideas velasquistas y renovadoras con el maestro Castillo de líder presidente, vencieron al fujimorismo anticomunista. Semanas después, el sandinismo y el chavismo acaban de mostrar sus fortalezas, sus pueblos ratificaron el liderazgo antimperialista y se enfrascan por transformarlos errores en victorias.  En Cuba, el imperio del norte trató -hace solo unas dos semanas atrás- de alterar la paz y entorpecer el proceso de cambios -debatido y acordado colectivamente en sus instituciones orgánicas- y ese pueblo fidelista transformador se arrechó, se embraveció e hizo morder el polvo de la derrota a los grupúsculos de mercenarios pagados por Washington. Hoy acelera el paso de forma integral como nos lo enseñó hacer Fidel para seguir el camino del desarrollo integral con alianzas externas, como esa que anunciaron sus líderes con estructuras integracionistas de Eurasia o en el camino de fortalecer a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. 

 

El pasado domingo, después de una larga jornada electoral, el zelayismo mostró su fortaleza con el convencimiento logrado de la mayoría del pueblo hondureño referente al rumbo social a seguir y logró hacer historia con Xiomara Castro, la primera mujer electa presidenta en Honduras. Ella sabrá conducir a la Nación hacia la verdadera independencia en alianza centroamericana morazanista-sandinista y con el apoyo del ALBA-TCP donde fue miembro hasta el bochornoso y proimperialista golpe de Estado militar del 2009, y volverá a su seno de un momento a otro porque ello fortalecerá a su pueblo en salud, energía, emprendimientos conjuntos, seguridad colectiva y mejores condiciones para el desarrollo integral. 

 

Próximamente la mayoría del pueblo chileno rememorará la gesta de Allende y llevará a Gabriel Boric y esa nueva unidad de izquierda en un frente amplio a obtener el inicial poder político de gobierno para ajustar cuentas a los represores, traficantes financieros en los paraísos fiscales, y corruptos que favorecieron durante años a la oligarquía pinochetista y de otros signos en detrimento de su pueblo. Lula y el PT se preparan con esmero para convencer a las mayorías del pueblo brasileño de dar un salto cualitativo y ganar las próximas elecciones en Brasil para enviar al genocida de Jair Bolsonaro a la cárcel por no defender a la población ante la fatal amenaza pandémica. Por ello, nuestra labor informativa comunicacional en idioma portugués debe acrecentarse pues el imperio lo hace con sus lacayos y trata de confundir a los sectores populares para que evadan el camino emancipador. Por su parte, los pueblos de Uruguay y Paraguay van avanzando al ir comprendiendo mejor y en mayor cantidad de electores que los candidatos de las burguesías son puro cuento de hadas, demagogia y no hacen lo que deben hacer. Los frentes amplios de izquierda en esos países sureños derrotarán a los gobiernos entreguistas y proyanquis de Paraguay y Uruguay. Mientras, en Argentina, Cristina con mejor salud reagrupa y rectifica procedimientos en las fuerzas peronistas de izquierda que son mayorías para cambiar lo que tiene que ser cambiado y volver a hacer próspero al país que el macriismo endeudó. 

 

En México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) recibe de su pueblo la mayor bendición con más del setenta por ciento de aprobación y las fuerzas políticas y económicas de su partido Morena seguirán transformando con talento y audacia cardenista a la segunda potencia de Nuestra América. Sin dudas, su significado se extenderá por la Guatemala maya y, con más educación y participación, ese pueblo de mayoría indígena vencerá y rememorará a Jacobo Arbenz, a Turcios Lima, a Guillermo Torriello, y ajustará cuentas a los corruptos, racistas y criminales del gobierno actual. 

 

La espiral del desarrollo apuntará como un cono con su punta hacia el ansiado futuro, dirigiéndose entre obstáculos y vítores hacia un mundo mejor que solo será con la victoria hacia el socialismo en las condiciones de ese país.  El sentido del momento histórico para cambiar lo que tiene que ser cambiado lo sigue consolidando, en aras de abrir las grandes alamedas, esa gran mayoría de cada pueblo que viene interpretando más independientemente el verdadero curso de la historia, así como el presente de luchas y de victorias. Ya los veremos avanzar ante el Covid-19, el Omicrón y el decrépito monstruo imperialista, y para tener más poder en alianzas pluricontinentales o multipolares.

 

(*) El autor es de nacionalidad cubana con ciudadanía venezolana; politólogo UH e internacionalista ISRI; magister en ciencias sociales FLACSO y doctor en Seguridad de la Nación UMBV; analista internacional y nacional; profesor de postgrados en la UBV, UMBV, IAEDPG y seminario en la EEII-UCV; coordina asuntos internacionales en la TSS y dirige al CEEP de la UBV.

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