sábado, 17 de diciembre de 2022

El Mundial, gran escaparate del mundo

En pocos lugares podemos observar de forma tan concentrada y cristalina tantos fenómenos del mundo contemporáneo como en ese espectáculo global que es el Mundial de Fútbol. 

Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica

1. Una amiga escribió hace un par de días en su muro de Facebook lo que tal vez es la expresión concentrada y contemporánea de aquello que Marx atribuyó a la religión, ser el opio del pueblo: “Muchachos” -escribió- “ahora que ganó Argentina ¿ya pueden volver a poner atención a la problemática nacional?”. En un paisito centroamericano situado a diez mil kilómetros del Mediterráneo, salgo a la hora en la que Marruecos y Francia se enfrentan en una de las dos semifinales y puedo circular libremente por las calles usualmente atestadas. Pan y circo, Panem et circenses. He aquí el circo. Es el sino del ser humano, la añoranza del desfogue, de las emociones, de la ruptura con la rutina. Los romanos, tan prácticos, lo tenían clarísimo hace más de dos mil años. No hemos cambiado nada, aunque seguimos obnubilados con la idea que progresamos. 
 
2. Las noticias de la mañana se llenan con las imágenes de Messi, la selección argentina y las celebraciones multitudinarias, pero también con una noticia curiosa: la de la pasión de los bangladesíes por la selección argentina. Dice Infobae: “Si hacemos un simple cálculo y tenemos en cuenta que la mitad de los 165 millones de bangladesíes expresan su favoritismo para Argentina, se puede concluir que en Bangladesh hay más fanáticos de la selección argentina que en su propio país”. Bangladesh está a diecisiete mil kilómetros de distancia de Argentina, pero no hay diferencia alguna entre las fanaticadas de ambos países. Ambas vieron el partido seguramente en televisores de pantalla plana de las mismas marcas, usan estrafalarios disfraces similares, gritan y saltan en multitudes enfervorizadas y soplan como desesperados las famosas vuvuzelas que alguna vez fueron patrimonio de los aficionados sudafricanos, pero que, precisamente por el Mundial de 2010, adquirieron rango universal. El Mundial es, pues, un fenómeno global, tal vez uno de los ejemplos más precisos de lo que esto significa en el orden de la cultura, de la homogenización de los estilos de vida en uno solo dominante, que tiene al fútbol como una de sus expresiones más evidentes.
 
3. En el Mundial cristalizan otros fenómenos que muchas veces están latentes, agazapados, vivenciados a veces sumisamente o expresados impunemente, pero que con las pasiones exaltadas salen a flote y se expresan. Me estoy refiriendo a las actitudes discriminatorias que evidencian las disparidades de un mundo en el que hay una porción de su población que se siente más que el resto, que ve sobre el hombro a quienes tienen atributos físicos y culturales distintos a los suyos. Vencer a los equipos que representan a esta porción de la humanidad se transforma casi en una vendetta, en una reivindicación agradecida por grupos enteros y multitudinarios que tienen una historia de humillaciones y vejaciones, muchas veces producto del colonialismo, y que hoy son reprimidos en fronteras que se erigen como bastiones que evidencian que, aunque fueron y siguen siendo utilizados para alimentar el estilo y nivel de vida de los poderosos, no son bienvenidos en sus ciudades luminosas y limpias. Por eso Lionel Messi se erige en símbolo no solo de lo que ya era, un jugador excepcional, sino de esos sentimientos de los “agachados”, al decir del genial Rius, que cuántas veces no habrán querido decirle al patrón prepotente “¿Qué mirás, bobo? ¡Anda p´allá!” 
 
4. Me he quedado muy corto y solo he punteado unas cuantas ideas. Basten para evidenciar que pensar que en el Mundial estamos hablando solo de fútbol es una falacia. Es el espectáculo global por excelencia, en el que se concentran y cristalizan muchos fenómenos relevantes del mundo contemporáneo que viven y se expresan como túneles oscuros bajo el verde esmeralda de la cancha.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuántas verdades dichas en este comentario y cuántas más por decir que lo hacen excelente. Felicitaciones a su auto.
José Cevallos, Ecuador.

Francisco Herrera dijo...

Pan y circo globalizado... cierto, pero es claro que en sistemas llamados democráticos, el sistema de control social frente a las desigualdades, y aún en los otros sistemas autoritarios, los deportes y las otras formas de recreación, opiarias, son mecanismos usados o exponenciados, pues se trata de elevar a la décima potencia lo que usualmente surge en la sociedad como una necesidad de recreación. Es otra forma de carnaval, periodo durante el cual, el sistema de poder admite críticas a su imagen, única forma de desahogo que no toca el poder mismo. La alta tecnología de comunicación nos permite ser parte del espectáculo, sea donde sea que estemos, y usar casi los mismos modelos de expresión.